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PGE

¿Qué más tiene que pasar para que pase algo?

Tenemos Presupuestos Generales del Estado, pero a base de prorrogas, porque en esta legislatura no se han aprobado. Se trata de un incumplimiento flagrante de la Constitución

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez Alberto R. Roldán La Razón.

Una pregunta. ¿Qué más tiene que pasar para que pase algo? A continuación, algunos ejemplos. Del lado del Gobierno se acaban de cumplir dos años de las elecciones y, para celebrarlo, en el Congreso se ha registrado una nueva derrota gubernamental. Además, tenemos Presupuestos Generales del Estado, pero a base de prorrogas, porque en esta legislatura no se han aprobado; es más, ni siquiera han llegado a presentarse los proyectos correspondientes. Pero, suma y sigue, porque cuando falta poco más de un mes hábil –no cuento agosto– para que finalice el plazo de presentación de los papeles del ejercicio 2026, las previsiones son de seguir en la misma línea. Se trata de un incumplimiento flagrante, no de una ley cualquiera, sino de la Constitución, hecho que se repite una y otra vez y no pasa nada. Parece como si no le importase a nadie. Se trata, ni más ni menos, que de establecer cuánto dinero nos quitan vía impuestos y tasas diversas, y de que nos digan en qué y cómo se lo gastan.

Del lado popular ha estallado el «caso de Montoro» y su banda. Lo de la presunta corrupción a través de la empresa Equipo Económico pasa a un segundo plano. Lo que me parece más grave es la utilización que el ministro de Hacienda y su equipo más directo, entre ellos el director general de la Agencia Tributaria, Santiago Menéndez, hicieron de la información fiscal de una serie de contribuyentes (Rato, Esperanza Aguirre, el tenista Rafa Nadal, Carmen Cervera y muchos más que no conocemos), que debe ser sagrada, de acuerdo con la legislación vigente, y, sin embargo, estaba en danza, según se pone de manifiesto en los correos que se cruzaron los miembros de la banda. Y tampoco pasa nada. Y eso nos lleva a otro hecho grave: el PP llegó al poder prometiendo bajadas de impuestos y Montoro, con permiso de sus jefes, hizo lo contrario y, además, se reía mientras anunciaba los subidones. A fecha de hoy, y mira que han pasado años, no consta que desde el PP se haya pedido perdón a los ciudadanos. Y no solo eso, sino que la designación de Alberto Nadal –estrecho colaborador de Montoro– como miembro del equipo de Feijóo es como volver a reírse de los ciudadanos. Y no pasa nada.