Análisis

La tarea económica del próximo Gobierno

Mejorar la estructura económica, atraer inversión productiva, agilizar el mercado laboral o mejorar la productividad, claves

Trabajadores en un andamio en la plaza de Colón, con la bandera de España, en Madrid
Trabajadores en un andamio en la plaza de Colón, con la bandera de España, en MadridAlberto R RoldanLa Razón

En estos tiempos de elevada volatilidad en la economía internacional y en los que desde hace al menos dos años no contamos con un Gobierno en España que pueda tomar decisiones, cabe recordar, como lo hice en estas páginas hace algunas semanas, la necesidad de realizar importantes reformas estructurales en la economía. El Gobierno de Sánchez puede durar dos años más, pero está políticamente muerto, pues nada puede sacar adelante ni gestionar, entre su insuficiencia parlamentaria, el pago de las letras a sus socios de Frankenstein y la presunta corrupción que acorrala al Ejecutivo y al PSOE.

Por tanto, de los socialistas, nada se puede esperar y, por eso, cobra especial importancia el congreso del PP que se está celebrando este fin de semana, porque, una vez más, le tocará al PP enderezar la economía, pues, no nos engañemos, pese a mantenerse en el corto plazo por la anestesia del gasto público, su componente es insano y se está deteriorando su estructura económica.

De ahí que el próximo Gobierno tenga una ingente tarea económica que realizar –aparte de en otros muchos ámbitos, pues Sánchez ha dinamitado la convivencia social, la concordia del 78, ha violentado la propia Constitución con la amnistía y ha debilitado a España–, para mejorar la estructura económica, atraer de nuevo inversión productiva, mejorar el poder adquisitivo de los agentes económicos, agilizar el mercado laboral y mejorar la productividad y competitividad de la economía. Tarea que, a grandes rasgos, se resume, como recordaba hace unas semanas, en los siguientes puntos:

1. Flexibilizar el mercado laboral. Es imprescindible contar con un mercado laboral dinámico, que elimine trabas a la contratación, que la incentive sin elevar costes que disuadan a las empresas de realizar dichas contrataciones.

2. Es esencial, dentro de una reforma amplia del sistema tributario, de la Seguridad Social y del sistema de pensiones, que garantice su sostenibilidad, contando a los españoles la verdad de su situación, retornando, como punto de partida, a la reforma de, presidente Rajoy, y también rebajar la carga de cotizaciones sociales, para lograr, así, incentivar la contratación y el aumento del empleo, y disminuir los impuestos, para aligerar costes, eliminando paralelamente el gasto no esencial.

3. Del mismo modo, hay que abandonar toda tentación de reducir la jornada laboral semanal sin ganancias de productividad, porque sólo destruiría empleo por un aumento de costes laborales, que serían inasumibles para muchas empresas, especialmente para las pymes.

4. Es necesario ajustar el gasto público a lo necesario y conseguir equilibrar el presupuesto e incluso alcanzar superávit para reducir la deuda en valores absolutos, ya que dichos niveles de endeudamiento son insostenibles sin el respaldo del BCE y generan un claro efecto expulsión de la economía.

5. Hay que modernizar la función pública, como palanca de ganancias de productividad en su sector, que tanto lastra la productividad media de la economía española, con retribuciones por objetivos rigurosos, al tiempo que, garantizando los derechos y condiciones de los empleados públicos que tienen ya ganada una plaza, pueda reformarse, para las nuevas incorporaciones en el futuro, el sistema de función pública, dejando reservadas las actuales condiciones para las nuevas incorporaciones a los cuerpos que administran soberanía.

6. Hay que llevar a cabo un cambio normativo para garantizar una verdadera unidad de mercado que impulse la eficiencia y que acabe con el proceloso mundo burocrático de distintas licencias, autorizaciones y permisos para una misma actividad según se esté en una región de España o en otra. Con la unidad de mercado se podrá ayudar a la generación de economías de escala y, con ello, a las ganancias de competitividad.

7. Hay que crear un clima de confianza para la inversión, tanto nacional como extranjera, con refuerzo de la seguridad jurídica. La economía española necesita inversión y la inseguridad jurídica actual y las numerosas trabas y elevados costes derivados de impuestos y burocracia improductiva, así como la presunta corrupción que acorrala al Gobierno, están ahuyentando la generación de inversión, tanto nacional como extranjera, que ha caído de manera intensa.

8. Y hay que estar preparados para el profundo cambio que supone y que supondrá el desarrollo de la inteligencia artificial, para lograr adecuar nuestra estructura económica para que dicha inteligencia artificial nos sirva para impulsar la economía y el empleo con mejoras de productividad y competitividad.

Con dichas medidas, pueden desarrollarse y profundizarse muchas otras más derivadas, pero las anteriormente descritas constituyen la columna vertebral que necesita la economía española para ser competitiva y aumentar su crecimiento potencial en el largo plazo. Sánchez no lo hará; la socialdemocracia, tampoco. El reto, de nuevo, recae en el PP, desde una propuesta liberal-conservadora, para devolver el brío estructural a la economía española y sacarla de su empobrecimiento per cápita. Ojalá lo consiga.