Política

El PP ante su carrera electoral más larga

Casado debe marcar de cerca a un Gobierno dispuesto a agotar la legislatura

La demolición de su propio Gabinete llevada a cabo por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con la que, entre otros objetivos, se ha buscado la amortización de una primera parte de la legislatura marcada por la errática gestión de la pandemia del coronavirus y por el pago de un peaje electoral excesivo a la política abiertamente frentista de sus socios de coalición, permite aventurar sin demasiado margen para el error que el inquilino de La Moncloa está dispuesto a agotar el mandato y confía en que los intereses cruzados de sus principales apoyos parlamentarios le permitirán aprobar, al menos, los próximos Presupuestos Generales, condición indispensable para la continuidad de su Ejecutivo. Asimismo, el hecho de que Sánchez haya abordado una remodelación del Gabinete con tres vicepresidencias de carácter económico, reduciendo el peso político del núcleo gubernamental, implica que su idea fuerza para lo que resta de legislatura girará en torno a la estrategia de recuperación, fiada a la llegada en tiempo y forma de los fondos europeos, cuyos criterios de distribución, territoriales y sectoriales, está dispuesto a reservarse. Sin duda, frente a este planteamiento, ciertamente sujeto a serios imponderables, el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, está obligado a articular una estrategia de oposición a más largo plazo, con vistas a disputar lo que todo apunta a una larga carrera electoral de 30 meses, que necesariamente pasa por reforzar los puntos fuertes de la política popular, mucho menos invasiva de la vida de los ciudadanos que los usos de la izquierda, entre los que se encuentra su demostrada capacidad para la gestión pública, que se traduce en la mejora general de la economía y del mercado laboral cada vez que España ha tenido un gobierno alineado con los modernos movimientos conservadores europeos. De ahí, que el líder popular encare el refuerzo de sus equipos, con una especie de «gabinete en la sombra», incorporando a las tareas de fiscalización gubernamental a pesos pesados de la economía, con largas y exitosas trayectorias profesionales, y que busque, también, la potenciación del referente ideológico. En cualquier caso, Casado ha conseguido consolidarse como el referente de un centro derecha liberal, alejado de dogmatismos y capaz de reunificar el voto de una mayoría preocupada por la erosión de las libertades y el futuro de la nación. Será una pugna larga y difícil, pero que se puede ganar.