Política

Poder territorial para un liderazgo nacional

Casado aparece como un líder consistente ante los votantes también porque el poder territorial se ha manifestado con la lealtad que la inteligencia y el interés general reclaman

El Partido Popular ha exhibido su poder territorial en la recta final de su convención nacional. Los barones coparon el protagonismo como símbolo de un proyecto alternativo a la izquierda gobernante que se impone con éxito en las comunidades autónomas más pujantes. Son datos. Territorios como Madrid, Andalucía, Galicia, Castilla y León o la Región de Murcia encabezan hoy los parámetros de recuperación económica y sus estándares de protección social y estado de bienestar sobresalen de la media nacional. Es un modelo político radicalmente discrepante con el desarrollado desde La Moncloa, que es también el que ejecutan las regiones socialistas o en las que cohabitan con populistas y separatistas. El de los barones populares es un discurso también al servicio de un proyecto nacional, en el que todos se reconocen en sus líneas maestras y por el que todos son reconocidos por esos electores que los han respaldado con mayorías absolutas o suficientes, y que se ven refrendados por el estado de opinión que recogen periódicamente las encuestas. Con sus diferencias y matices, propios y normales por los rasgos personales y autónomos del gobernante de turno y la peculiar idiosincrasia de las sociedades que gestionan, sus proyectos, con aciertos y errores, conforman una idea de España común que pivota sobre la idea de la libertad en contraposición con la que Pedro Sánchez y sus aliados abanderan. El PP tiene en ellos un notable caudal político al que aferrarse y sobre el que sostenerse en su aspiración de ganar las próximas elecciones generales y gobernar. Es un potencial en torno a un liderazgo nacional, que es el de Pablo Casado. En las organizaciones partidarias, y el PP tiene demasiados años de bagaje y toda clases de experiencias en su mochila, es esencial sumar cada día con políticas y conductas en positivo. Es el sendero más directo y seguro para generar confianza y crédito suficientes en un electorado que siempre responde con intolerancia y desapego a los desencuentros, las polémicas o las cuitas internas de los partidos que se obsesionan con mirarse el ombligo y no centrarse en los problemas reales del ciudadano. Resulta relativamente sencillo perderse en el ruido que suele rodear ese mundo. Y es por ello esencial que nada distorsione las convicciones y los compromisos. Casado aparece hoy como un líder consistente ante los votantes también porque ese poder territorial se ha manifestado con la lealtad que la inteligencia y el interés general reclaman. Esos gobiernos regionales y sus presidentes son un escaparate que promociona la marca PP que personifica el líder nacional y candidato a la Presidencia del Gobierno. España atraviesa una crisis política, institucional y económica bajo un proyecto de ruina y deslealtad. Casado y el PP son alternativa y en ello deben volcarse con la firmeza de los valores en los que una mayoría de españoles se identifica.