Editorial

Yolanda Díaz, ¿futura militante socialista?

Su proyecto, que apuntaba a éxito y no pasará de ser un efímero paréntesis en la izquierda, acabará siendo fagocitado por el PSOE

VÍDEO: Economía.- Yolanda Díaz asume la derrota de la reducción de jornada en el Congreso y pide movilización
Yolanda DíazEuropa Press

La irredenta negativa del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a adelantar las elecciones generales no hace más que alentar los rumores de que la fecha para una nueva cita en las urnas está cada vez más cerca, ya sea por el calendario judicial que acorrala al entorno del presidente o sea por la cada vez más evidente pérdida de crédito del PSOE entre sus votantes, pese a los esfuerzos de las encuestas del CIS por mantener la rosa socialista enarbolada al frente de los sondeos. Y este ambiente de posicionamiento antes de afrontar la dura subida del último puerto para no verse encerrado –que se dice en el argot ciclista–, empieza a verse entre las distintas fuerzas. Mientras Podemos aprovecha el run run palestino de la Vuelta para hacerse notar y recuperar el protagonismo perdido, en Sumar apuestan por el sálvese quien pueda y, en el PSOE, cambian el paso de su estrategia frente a la izquierda de la izquierda. Si en los últimos comicios Sánchez necesitó mimar y engordar a la vicepresidenta segunda, dándole espacio y peso propio en detrimento de Podemos, ahora han tornado la táctica hacia la «abducción» de Sumar y absorción de sus principales dirigentes en la estructura socialista. Y la primera que quieren atrapar en sus redes es a su líder, Yolanda Díaz, que intenta sacar la cabeza del agua para coger oxígeno después del revolcón sufrido con la reducción de jornada. «Es la operación inversa: no hay que sostener a Sumar, sino borrarles», confirman fuentes socialistas a LA RAZÓN. En los meses previos a las últimas generales, tras los primeros desplantes entre la dirección de Podemos y Yolanda Díaz, en la dirección del partido morado se asumió que Díaz quería volar sola invadiendo el espacio del PSOE y marcando distancia con posicionamientos más radicales. Una táctica que le valió a la ministra de Trabajo «robarle» medio millón de votantes socialistas, que veían con mejores ojos a la vicepresidenta que al propio Sánchez. «Yo no quiero estar a la izquierda del PSOE, le regalo esa esquinita a Podemos», dijo la líder de Sumar en diciembre de 2021, cuando su proyecto estaba aún en pañales y ya era consciente de que por la izquierda no se podía seguir creciendo y que el único camino a seguir era la centralidad desde la izquierda. En la actualidad, ese tablero se mantiene en lo ideológico, pero su posición ante las próximas elecciones, sean adelantadas o cumplan con sus fechas por la tozudez enfermiza del presidente del Gobierno, es más que delicada, con todas las encuestas apuntando a una caída libre con las puertas abiertas y sin frenos. Por eso, su proyecto, que apuntaba a éxito y no pasará de ser un efímero paréntesis en la izquierda, acabará siendo fagocitado por el PSOE. Desde Moncloa necesitan articular un escenario de recomposición de la izquierda. Y Díaz se unirá al tren si no quiere ver cómo pierde el transbordo.