Tensión parlamentaria

Junts se abre a llegar a pactos en el día a día con el PP

Puigdemont impone el pragmatismo: de Sánchez quiere la amnistía y la consulta, pero no acepta el veto del PNV a Feijóo

Brussels (Belgium), 09/11/2023.- Member of the European Parliament Carles Puigdemont arrives to give a press conference in Brussels, Belgium, 09 November 2023. The Catalan leader spoke about the last negotiations between Spanish Socialist Workers' Party (PSOE) and Junts per Catalunya to try to reach an agreement on the amnesty for Catalan separatists that will allow the investiture of Pedro Sanchez as prime minister. (Bélgica, Bruselas) EFE/EPA/OLIVIER MATTHYS
Carles Puigdemont gives a press conference in BrusselsOLIVIER MATTHYSAgencia EFE

 La entrevista que finalmente mantendrán este viernes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, no cambiará nada del escenario político. Feijóo podría escribir ya hoy el esquema de la comparecencia que celebrará después de la reunión, haciendo un durísimo balance del desacuerdo con Sánchez en los diez puntos que lleva en la agenda. Y Moncloa, tres cuartas partes de lo mismo.

La llave de la legislatura está en los socios y en la gestión que hagan de sus escaños en el día a día parlamentario. En el eje independentista-nacionalista de la derecha hay un matiz importante que separa a PNV y Junts. Está contrastado en las conversaciones con ambas formaciones y en los propios mensajes que salen de boca del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. El PNV está atado a las elecciones vascas y al miedo que tienen al coste de acercarse lo más mínimo al PP en tanto que por medio se crucen las siglas de Vox. Es prácticamente un veto inamovible, aunque esta posición tan contundente que mantienen a día de hoy también puede verse afectada por el resultado de las vascas y por cómo quede el equilibrio entre el PNV, el PSE y la izquierda abertzale.

Sin embargo, referentes en la agenda catalana que mantienen interlocución con Puigdemont confirman que el expresidente no tiene tantos reparos a que en el Congreso se le vea al lado del PP. Al contrario, defiende que Junts tiene que llegar a acuerdos con los populares en materias en las que haya margen de entendimiento, que básicamente estarían en el terreno económico, la política fiscal y otras cuestiones relacionadas con empresas o mercado laboral. A Sánchez le quiere para sacar adelante la amnistía y seguir avanzando en la realidad nacional catalana, no solo en el ámbito de la financiación. Pero no le hará ascos a llegar a pactos que incomoden al secretario general socialista en paralelo a la mesa de Ginebra. Es decir, entiende que el acuerdo de investidura no exige fidelidad en otras materias que no sean las pactadas. Sánchez tiene que cumplir con los compromisos, y en lo demás son partidarios de una relación abierta con el PSOE.

De hecho, con los citados interlocutores con los que habla a menudo Puigdemont, éste incluso sostiene que mantiene canales abiertos con el PP, y que lo que necesita es ayuda para ampliar su «llegada» en Madrid a otros espacios económicos, de modo que a su partido le vuelvan a abrir las puertas en despachos de alto nivel por el peso de sus escaños en el Congreso de los Diputados.

Puigdemont quiere la amnistía, pero también quiere volver a hacer política, en Cataluña y en Madrid. Quien hoy sigue siendo un prófugo del Tribunal Supremo presume ahora de ser un abanderado de la «confrontación inteligente» con el Estado y jugará sus cartas en todos los ámbitos, a la espera de que ERC le fije la fecha de las elecciones catalanas. Esto es competencia de Pere Aragonès, y, si se atiende a lo que cuentan en el entorno de Oriol Junqueras, lo más probable es que estos comicios se celebren en el último trimestre del nuevo año. Las tres partes, PSOE, Junts y ERC, saben que todo depende del resultado de esos comicios, que serán determinantes no solo en la política catalana sino en el desarrollo de la legislatura en España.

En este enrevesado puzle político, quiera lo que quiera Puigdemont, él sabe mejor que nadie que la amnistía y la mesa bilateral de negociación con los socialistas, con un trato especial para Cataluña, da poco margen de salida a su disposición a no cerrar la puerta a llegar a acuerdos con el principal partido de la oposición en Madrid. Para el PP, mientras sigan dominando la agenda estas cuestiones, núcleo del pacto de investidura, la coincidencia con Junts tiene un importante desgaste político, con la presión añadida de Vox por la derecha. Aunque no niegan que pueda haber coincidencias puntuales frente a la política de la coalición.

En Cataluña ya se nota que se ha puesto en marcha la maquinaria electoral. Los de ERC se mantienen en el Ejecutivo catalán con el apoyo de apenas 33 diputados de los 135 del Parlament, y al problema de gobernabilidad se le añaden otros elementos de desgaste como los malos resultados en educación del informe Pisa y los preocupantes efectos de la sequía. Las perspectivas electorales para los de ERC no son buenas, y esto influye en que cada vez haya más voces que apuntan a un adelanto técnico de las elecciones, que tocarían en febrero de 2025.

 El presidente Sánchez y el de la Generalitat se reúnen hoy en Barcelona. Moncloa negocia por separado con Puigdemont y con Aragonès, con la tentación de que el lío de mesas redunde en su favor y acabe dando a Salvador Illa la Presidencia de la Generalitat. Es la gran coartada que Moncloa lleva meses utilizando para justificar sus pactos con Puigdemont y con ERC. El problema que tiene este trío es que para mantener contentas a las dos partes independentistas el presidente del Gobierno tiene que ser capaz de convencer a cada una de ellas de que lo que le ofrece es más de lo que le está sacando la otra, y en un marco electoral no va a serle fácil que le funcione distraer la atención en reuniones y reuniones sin resultados concretos y sin que estos resultados afecten al resto de las comunidades autónomas y al modelo territorial. Sánchez, no obstante, está convencido de que es capaz de surfear esta situación sin problema porque, como ya pasó en la anterior legislatura, dice que sus socios no tienen ninguna salida mejor para sus propios intereses que la de alagar la vida de este gobierno. Sin la presión de una moción de censura ni de elecciones realmente gravosas para sus intereses, el líder socialista «se fuma un puro», según describen en el PSOE andaluz.