21A

Los socialistas vascos lo tienen claro: Sánchez es un lastre en campaña

El PSE mide en sus estudios que la «injerencia» del presidente del Gobierno les penaliza por Bildu. Moncloa impone que esté en el mitin de cierre

Spain's Prime Minister Pedro Sanchez arrives for an EU summit in Brussels, Wednesday, April 17, 2024.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ayer en BruselasVirginia MayoAgencia AP

En las elecciones generales Vox fue el gran vector que ayudó al PSOE a obtener los buenos resultados que cosechó en el País Vasco. Las tornas cambian en clave autonómica, y al PSE, y a su candidato, Eneko Andueza, la ola nacional y la figura del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no les cae bien en campaña, o al menos no les suma tanto como creen, o dicen, en Moncloa. A no ser que el PSE, con más pie en la tierra vasca, esté equivocado en sus análisis.

El efecto Bildu y el blanqueamiento que el PSOE ha hecho en el Congreso de los Diputados de los herederos de Batasuna incomoda a los socialistas vascos, tanto como los acuerdos firmados en Navarra o la entrega del Ayuntamiento de Pamplona a Bildu, en la última cesión previa a la campaña del 21A y que colocó al líder de los socialistas en una posición más que incómoda. Teniendo que verse obligado a dar su palabra de que ese pacto en la Comunidad Foral, incomprensible para la mayoría de sus votantes, no se repetiría jamás en el País Vasco, pero con el lastre de la falta de credibilidad que arrastra sobre su compromiso las contradicciones del PSOE en su política en Madrid.

Por eso cuando estalló de nuevo la polémica por la negativa de Bildu a condenar el terrorismo de ETA, desde el PSE comentaban con contrariedad ya este pasado miércoles la «imposición» de Moncloa de que Sánchez protagonice la jornada del cierre de campaña.

La nacionalización de la campaña creen que no les conviene, una idea que puede resultar paradójica en el País Vasco, donde el presidente del Gobierno cosechó uno de sus mejores resultados en las generales, además de en Cataluña. El problema es que ese resultado, que ayudó al PSOE a aguantar desde su debilidad para poder formar gobierno con los votos de Carles Puigdemont, el PSE no lo explica en el efecto Sánchez, sino en el efecto Vox, por eso ahora son recelosos de la participación del jefe del Ejecutivo y del efecto de sus mensajes y de su política a nivel nacional. La misma posición, por cierto, que tenían el resto de barones socialistas en las últimas autonómicas y municipales.

Esta campaña vasca se acerca a su final dejando un balance de situaciones impensables si se toman como referencia anteriores procesos electorales. Es el caso de la estrategia de imitación del PNV que está siguiendo con insistencia EH Bildu. Su campaña, por algunas señales de marketing que se han visto, deja la impresión de que tiene manufactura de fuera del País Vasco, pero su base se sostiene en copiar los mensajes, el modelo de actos, la elección de la ubicación de estos, y hasta la estética y la indumentaria del PNV.

De eso se quejaba el candidato peneuvista, Imanol Pradales, en el debate del miércoles por la noche. Pero es que ha resultado muy llamativo cómo los abertzales están siguiendo, por detrás, el guion del PNV, rentabilizándolo con su capacidad de presentarse como una fuerza transversal, capaz de hacer una doble o triple campaña, la que se dirige al votante que tiene una mayor conexión con ETA, la que busca a los que consideran a la banda terrorista como un elemento de un pasado casi prehistórico, y hasta la que se dirige a sacar provecho del desgaste de gobierno del PNV.

[[QUOTE:PULL|||Bildu copia los mensajes, el modelo de actos 
y hasta la estética del PNV]]

La clave que decidirá las elecciones del domingo será la participación. Los sondeos que siguen llegando a los partidos continúan dejando en situación de empate técnico a PNV y a EH Bildu. A los votantes de Pradales les está costando despertar, y, según los cálculos de esta formación, tienen unos cien mil votantes, de esos de toda la vida, que están molestos o contrariados con algunos aspectos de la gestión de estos últimos años, sobre todo hay una obsesión principal con el funcionamiento de la Sanidad.

No se puede pasar por alto la utilización que la izquierda abertzale ha hecho de sus sindicatos para crear un clima de conflictividad y generar tensión social contra la Lendakaritza durante estos últimos años, con presencia constante en la calle. El desgaste del ejercicio del poder, que pesa en contra del PNV, tiene enfrente el mensaje que apela al votante vasco con la amenaza de que la victoria de Bildu rompa la estabilidad institucional. El domingo se comprobará si esto ha sido suficiente como para frenar una victoria histórica de los abertzales en unas autonómicas.

Es un hecho. que se ha visto muy bien en estas últimas semanas, que el partido de Arnaldo Otegi juega con otras claves y en un terreno que no es el tradicional: su candidato, Pello Otxandiano, llegó a remitirse durante el debate televisivo del miércoles a su página web cuando se le preguntó por políticas concretas de su programa, sin dar más detalles. Un gesto inconcebible en la política tradicional. Por cierto, un programa que parece que ha contado en su redacción con la ayuda, en buena parte, de la Inteligencia Artificial.

Los datos que manejan los partidos a estas alturas coinciden en confirmar la decapitación de Podemos en estas elecciones, y las bajísimas opciones que tiene Sumar de entrar en la Cámara vasca. En la derecha, la pelea está en los votos que pueden resultar inútiles si Vox no consigue representación, la opción más previsible de acuerdo, al menos, con las estimaciones demoscópicas que se han publicado.

El País Vasco es una burbuja en la que la política nacional tiene un efecto mucho más reducido que en otras comunidades autónomas. Aun así, los dos principales partidos no han hecho ahorro de pirotecnia para poner el punto final a esta batalla por el voto. Pero no está claro que esto vaya a concretarse en una mejoría en las urnas.