Opinión

Todo está preparado

Las dinastías seculares y todopoderosas de nacionalistas van a ir cediendo el puesto de mando a los que con su lucha cruel limpiaron la tierra de opositores

A cyclist passes electoral posters with candidates Pello Otxandiano for EH Bildu, a coalition of pro-independence and nationalist Basque parties, right, Imanol Pradales fo PNV (Basque nationalist party) and Alba Garcia for Sumar, left, in Otxandio, northern Spain.
Un ciclista pasa delante de carteles electorales en Ochandio, el pueblo natal del candidato de Bildu, Pello OtxandianoAlvaro BarrientosAP

No sentí nada cuando llegaron las 9 y media de la noche del domingo electoral y puse la televisión. De hecho, coincidí con un documental de Nino Bravo en la 2 y lo vi hasta el final. Por fin observé los resultados y solo sentí un poco de frío. Pero nada nuevo, vamos. Otro momento histórico para el ultra nacionalismo. Por enésima vez, Euskadi se vuelve a poner «en marcha».

El nuevo ciclo no le hace gracia del todo a Ortúzar, cuyo sueño –«no deseamos tanto salir de España, como que España salga de Euskadi»–, está prácticamente cumplido. Se quejará, digo yo, de no ser ellos quienes pongan «el lacito» a esta independencia tan trabajada mano a mano con los de las pistolas.

Todo se ha ido preparando para el reinado abertzale. Los asesinos, sus cómplices y sucesores, los olvidadizos de sus crímenes, con la colaboración especial de los que siguen mirando hacia otro lado, ya tienen más que preparado el camino para la sustitución de los grandes amos del país (vasco). Las dinastías seculares y todopoderosas de nacionalistas van a ir cediendo a regañadientes el puesto de mando a los que con su lucha cruel limpiaron la tierra de opositores.

En este primer giro del nuevo ciclo no es necesario que gobierne el abertzalismo, aunque vigilarán a sus mayores, como siempre lo hicieron, desde la sombra y con sus armas en la mano, por si ablandan en sus propósitos.

Todo empezó cuando alguien pronunció por primera vez «el final de ETA no puede tener ni vencedores ni vencidos». Había que protegerles del sentimiento de fracaso, de la posible frustración de que su «trabajo» no hubiera servido para nada.

La irrupción del «buenismo» ayudó a crear otro concepto maravilloso «no se puede dejar fuera del sistema a 200.000 votantes». Esos que creían, y aún, en la «justa» eliminación de quienes constituían un obstáculo para su proyecto de Patria, tienen «todo su derecho» a expresarse en las urnas.

El buenismo emergió entonces como un «estilo», el famoso «talante» (Zapatero, copyright) que hizo furor entre la generalidad y asumió como lo correcto todo lo que se argumentaba con palabras bonitas. Y qué bien sonó aquello de «sin las armas, todas las ideas son defendibles en democracia».

Así sembrada la opinión pública llegó el momento de la paz «gracias a ellos», a los autores de los crímenes. ¿Quién da más? Se les va sacando de las cárceles, les pondremos un piso y les daremos trabajo en cualquier institución, que nadie va a decir nada. «Nueve candidatos de EH Bildu para las elecciones han sido condenados o detenidos por vínculos con ETA». Y cuántos habrá que no han podido ser juzgados, que se llevarán al infierno su vinculación directa en asesinatos. No nos tiremos de los pelos por esto, ya es lo normal, todo se les puso a favor porque no nos opusimos lo suficiente. El daño está hecho.

«¿Ya son estos de fiar?», ha dejado dicho en campaña Ortúzar (cada vez más parecido a Arzallus) refiriéndose a sus hijos putativos. Pues hombre, para ellos sí que fueron de fiar, puesto que mientras el catálogo de asesinables estuvo lleno, ellos no tuvieron por qué preocuparse, mucho menos huir, más bien al contrario, mientras ETA mataba ellos adquirían ventaja política. Y ahora, digan lo que digan o cómo lo digan, siguen compartiendo idéntico proyecto. Pronto se ocuparán juntos de la Memoria histórica vasca y sacarán leyes penando a quien ose decir en público que ETA fue terrorista y mató niños. Retocarán un poco el concepto del Memorial, solo un poco, descolonizando su sesgo españolista. Y los escolares serán llevados en masa a escuchar la verdad de lo ocurrido, a conocer la auténtica versión de los que nos trajeron la Paz. Kubati les explicará por qué fue inevitable responder con violencia a un Estado opresor que torturaba y asesinaba sin piedad a los jóvenes vascos solo por amar a su (auténtico) pueblo.

No había nada que reflexionar el sábado previo a las elecciones. La única tensión palpable ha sido la debida al Athletic, conseguida la copa (aquí no se dice «del Rey»), ahora inquieta la clasificación para la Champions.

Personalmente, desprecio esa invasión de entretenimiento. La sensación de mansedumbre es triste. Por ahí están los vencedores, por aquí los vencidos. La radiografía es clara y todo esto nos concierne y mucho. Pasada la campaña se les bajarán los humos a quienes han señalado el feo pasado de Bildu y vuelta a la normalidad. Ese es el panorama.

Un amigo italiano que no lleva mucho viviendo por aquí, me decía que ha descubierto que la omertá «a la vasca» es idéntica a la de la mafia tradicional.

Muertos, expulsados y silenciados preocupan cada vez menos, a lo que se suma esa esperpéntica tendencia actual de simpatía hacia cualquier tipo de terrorismo de los que asolan el mundo.

Dentro de muy poquito empezará un tiempo mejor. Atmosférico. Y otro tiempo alucinante e imperceptible en el que, dentro del puchero con agua a 2.000 grados, como la rana esa del dicho, ya no sentiremos nada.

No pudieron matarnos a todos, eso siempre seguirá siendo una buena noticia, pero nos dejaron cojos. De decencia.