Apple

¿Por qué el discurso de graduación de Steve Jobs es el más visto de la historia?

El difunto fundador de Apple pronunció unas inspiradoras palabras que aún hoy permanecen en la memoria de millones de personas y que pueden servir de inspiración para muchos emprendedores

¿Por qué Steve Jobs cambiaba siempre de coche cada medio año?
¿Por qué Steve Jobs cambiaba siempre de coche cada medio año?larazon

“Sigue hambriento. Sigue alocado”. Estas fueron las últimas palabras del famoso discurso de Standford, que Steve Jobs pronunció en la universidad estadounidense en 2005 como parte del acto de graduación de cientos de estudiantes. Palabras que, aún hoy, siguen resonando en la mente de millones de personas que siguen viendo este discurso en plataformas como YouTube.

Pero ¿qué hace tan especial este discurso? Pues, en resumen, que es uno de los más inspiradores para seguir nuestro propio camino y dar el salto a crear algo realmente único para el resto de las personas. Estas son algunas de las claves de sus palabras y cómo hoy, casi 20 años después, siguen siendo relevantes.

Conectar los puntos

Una de las cosas más interesantes de este discurso, desde el punto de vista dialéctico, es que está estructurado en tres partes. Cada una cuenta una historia personal, con principio y final, lo que lo hace muy fácil de seguir y también de recordar.

La primera parte del discurso de Stanford tiene que ver con “conectar los puntos”. Una idea que anima a los estudiantes, o emprendedores, a darse cuenta de que, de algún modo, todos los pasos que se dan hasta llegar al objetivo son importantes y que disfrutar del camino es casi tan importante como lograr resultados.

En esta parte, Jobs explica que dejó la universidad poco después de entrar en ella, porque no le veía mucho sentido. “No sabía que quería hacer con mi vida”, comentó, sin embargo, siguió “vagando por allí otros 18 meses, más o menos”. Su idea era dejar las clases obligatorias que no le interesaban para ir a las que sí y según cuenta “muchas cosas con las que me fui topando al seguir mi curiosidad e intuición resultaron no tener precio más adelante”.

Sobre todo, en cuanto a la forma de implementar las tipografías en los ordenadores de Apple: “diseñamos el Mac con eso en su esencia y fue el primer ordenador con tipografías bellas. Si nunca me hubiera dejado caer por aquel curso concreto en la universidad, el Mac jamás habría tenido múltiples tipografías y como Windows no hizo más que copiar el Mac, es probable que ningún ordenador personal los tuviera ahora”.

“Por supuesto, era imposible conectar los puntos mirando hacia el futuro cuando estaba en clase, pero fue muy, muy claro al mirar atrás diez años más tarde”, sentencia. “Tenéis que confiar en que los puntos se conectarán alguna vez en el futuro. Tienes que confiar en algo, tu instinto, el destino, la vida, el karma, lo que sea”.

El amor y la pérdida

En la segunda parte de su discurso, el fundador de Apple cuenta cómo logró crear la compañía en un garaje junto a su amigo Steve Wozniak. También, uno de los puntos más importantes de su vida, cuando fue despedido de la empresa que él mismo había fundado.

La historia es curiosa, porque Jobs decidió contratar a una persona para que se encargara de dirigir la compañía y, cuando las cosas fueron mal, la junta directiva de la empresa lo eligió a él en lugar de a Jobs. Este hecho, que le ocurrió con 30 años, no lo desanimó en absoluto.

En lugar de eso, explica que le liberó para “entrar en uno de los periodos más creativos de mi vida”. “Durante los siguientes cinco años, creé una empresa llamada NeXT, otra llamada Pixar, y me enamoré de una mujer asombrosa que se convertiría después en mi esposa. Estoy bastante seguro de que nada de esto habría ocurrido si no me hubieran echado de Apple. Creo que fue una medicina horrible, pero supongo que el paciente la necesitaba. A veces, la vida te da en la cabeza con un ladrillo. No perdáis la fe”.

La historia sobre la muerte

Por último, Jobs habla de la muerte con una broma (algo que funciona muy bien en cualquier discurso). “Cuando tenía 17 años, leí una cita que decía algo como: “Si vives cada día como si fuera el último, algún día tendrás razón”. Me marcó, y desde entonces, durante los últimos 33 años, cada mañana me he mirado en el espejo y me he preguntado: “Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy?” Y si la respuesta era “No” durante demasiados días seguidos, sabía que necesitaba cambiar algo”.

Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy?

“Recordar que voy a morir pronto es la herramienta más importante que haya encontrado para ayudarme a tomar las grandes decisiones de mi vida. Porque prácticamente todo, las expectativas de los demás, el orgullo, el miedo al ridículo o al fracaso se desvanece frente a la muerte, dejando sólo lo que es verdaderamente importante.

Aunque quizá la parte más emotiva y recordada es, precisamente, la última, en la que habla sin pudor de la enfermedad que años más tarde acabaría con su vida. “Hace casi un año me diagnosticaron cáncer. Me operaron, y ahora estoy bien. La muerte es el destino que todos compartimos. Nadie ha escapado de ella. Y así tiene que ser, porque la Muerte es posiblemente el mejor invento de la Vida. Es el agente de cambio de la Vida. Retira lo viejo para hacer sitio a lo nuevo”.

Finalmente, sus palabras más conocidas “Sigue hambriento. Sigue alocado”, las sacó de una publicación a la que era aficionado: el The Whole Earth Catalog, “era como Google con tapas de cartulina, 35 años de que llegara Google”. “En la contraportada de su último número había una fotografía de una carretera por el campo a primera hora de la mañana y bajo ella estaban las palabras: “Sigue hambriento. Sigue alocado”. Y siempre he deseado eso para mí. “Y ahora, cuando os graduáis para comenzar de nuevo, os deseo eso a vosotros”.