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Presupuestos del Estado
Sánchez busca atar el “sí” de ERC antes de presentar los Presupuestos
El Gobierno iniciará una ronda de “reuniones previas”, con los partidos cuyos votos necesitan para sacar las cuentas adelante, antes de iniciar el trámite parlamentario
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No es una novedad. Desde que Pedro Sánchez fuera elegido presidente del Gobierno el pasado 5 de enero gracias a la abstención de ERC, la supervivencia del Gobierno y la viabilidad de la XIV Legislatura penden de la voluntad de los 13 diputados republicanos en el Congreso de los Diputados. Esta situación que ya quedó patente en la investidura –con una ardua negociación con los soberanistas– volverá a reproducirse ahora para la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE), en un contexto de clima preelectoral y de crispación independentista en Cataluña.
Y lo hace cuando se va a cumplir justo un año desde que Sánchez compareciera en Moncloa para anunciar el adelanto de las elecciones –del 28-A–, porque los republicanos habían tumbado su proyecto de Presupuestos para 2019, votando junto a PP y Ciudadanos. Entonces, se utilizó el boicot a las cuentas como un argumento electoral para afianzar el giro al centro. Ahora, 12 meses después, se miden los pasos y se impone el compás de espera hasta que ERC acceda a dar oxígeno al Gobierno con unas cuentas propias. La dependencia de los de Junqueras sigue siendo total a pesar del paso del tiempo.
Moncloa dio ayer el pistoletazo de salida al proceso presupuestario con la aprobación de los objetivos de estabilidad y techo de gasto para 2020 y el nuevo cuadro macroeconómico sobre el que se elaborará el proyecto de PGE. Sin embargo, más allá del baile de previsiones y cifras, la realidad es que en Moncloa no van a poner la maquinaria a funcionar en el Congreso hasta que tengan asegurados los números para su tramitación parlamentaria. Así lo reconoció la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que, acogiéndose a que el Ejecutivo «no tiene mayoría absoluta», anunció el inicio de una suerte de ronda de reuniones preparatorias con aquellos partidos a los que necesitan irremediablemente para sacar adelante las cuentas. Esto es, Pedro Sánchez quiere contar con la garantía previa de que ERC no tumbará por segunda vez los Presupuestos, antes de que éstos «entren en el Congreso».
El Gobierno busca así tener «vía libre» en el trámite antes de iniciarlo y los republicanos vuelven a ser quienes condicionan el futuro inmediato de Sánchez. En conversación informal con los periodistas, Montero no quiso ayer especificar si –en caso de no tener asegurados estos votos– se optará finalmente por no presentar las cuentas. «No contemplo no tener los apoyos», zanjó. Para ello, el Gobierno empezará en el corto plazo a «trabajar el contexto» para lograr –mediante estas reuniones previas– granjearse los votos necesarios para que las enmiendas a la totalidad a las cuentas no prosperen.
De este modo, el Gobierno aplica la estrategia que siguió con la investidura, esto es, no comprometer su posición hasta no tener asegurado un horizonte realizable. El hecho de que las cuentas se tramiten en paralelo a la precampaña catalana y a la mesa de negociación entre gobiernos aporta ciertas dosis de incertidumbre a la ecuación. Sánchez ya ha ido modulando el calendario presupuestario en función de esta realidad y si, en un princio preveía presentar las cuentas en marzo para su aprobación en junio, ahora los plazos se han dilatado y el margen temporal se ha ampliado hasta «antes de que acabe el verano». En Moncloa se muestran prudentes y prefieren no hablar de fechas, hasta testar la predisposición de ERC. En sus últimos pronunciamientos, los republicanos han querido desligar las elecciones en Cataluña de un eventual apoyo a los Presupuestos Generales del Estado que, en todo caso, sí estarán encima de la mesa de diálogo entre gobiernos. «Si la mesa no va bien, las cuentas tampoco», asumen en Moncloa.
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