España

Ex dirigentes del PSOE piden a Sánchez no ser «rehén de ERC»

Manifiesto de «La España que reúne» Alertan de los riesgos de la Mesa con el independentismo y llaman a pactos con constitucionalistas

César Antonio Molina, Fernando S. Costa, Nicolás Redondo, Elisa de la Nuez, Aurora Nacarino-Bravo José Rdez de la Borbolla y Francesc de Carreras presentaron su manifiesto frente al independentismo en la Fundación Diario Madrid
César Antonio Molina, Fernando S. Costa, Nicolás Redondo, Elisa de la Nuez, Aurora Nacarino-Bravo José Rdez de la Borbolla y Francesc de Carreras presentaron su manifiesto frente al independentismo en la Fundación Diario MadridJesus G. FeriaLa razon

Alzar la voz, no ya para tratar de que el PSOE cambie de postura frente a sus pactos con los independentistas. Hay algo más importante; llegar a esa sociedad reformista que no quiere «volver al pasado». No es la primera vez que ex cargos socialistas y de la socialdemocracia, bajo la plataforma «La España que Reúne» se pronuncian en contra del rumbo que ha decidido tomar Pedro Sánchez. Ayer volvieron a hacerse visibles sus reclamaciones con fuerza con la intención de frenar la mesa de diálogo entre el Estado y la Generalitat para evitar el «radicalismo» de las fuerzas independentistas con el beneplácito del Ejecutivo central.

Referentes del socialismo y del constitucionalismo presentaron en Madrid el manifiesto «Sobre España decidimos todos». Precisamente se produce a escasos días de que la coalición cumpla dos meses, un periodo de tiempo en el que el Gobierno también ha anunciado una reforma del Código Penal para rebajar los delitos de sedición y rebelión, por los que cumplen condena los líderes del «procés».

Los principales impulsores del manifiesto en conversación con LA RAZÓN destacan las consecuencias del diálogo abierto entre el Gobierno y la Generalitat, cargan contra la política de bloques y defienden que el único espacio de diálogo posible se encuentra en las Cortes Generales. «Es una parafernalia y un error», argumenta el ex ministro socialista, César Antonio Molina, que, esgrime, «abandona» a la comunidad catalana no independentista.

El manifiesto expresa la preocupación de sus firmantes porque «el Congreso ceda su protagonismo –por decisión del bloque gubernamental– a mesas políticas extrañas a nuestra estructura institucional». En palabras del ex ministro, la mesa supone «suplantar al Congreso y Senado», lo que, subraya, «es ilegal, ilegítimo e inmoral» por «tratar a una parte de España como si fuera un país extranjero». En la misma línea se expresa el ex dirigente socialista José María Múgica, que ve en las reuniones que se celebrarán mensualmente una «quiebra de los principios constitucionales elementales». A su juicio, el Govern catalán debería abordar una mesa entre catalanes. Critica que la actual obedece «a la desdichada necesidad que tiene el gobierno central de necesitar todo tipo de apoyos». Múgica pide a Sánchez «no ser rehén de las fuerzas independentistas», porque, añade, « no nos garantiza nada bueno».

El socialismo también pone en cuestión los cambios en el Código Penal con los que el Gobierno pretende rebajar las penas de sedición y rebelión. El ex secretario general del PSE, Nicolás Redondo Terrero considera este hecho como una «afrenta a la Constitución y la democracia». Frente a la mesa entre gobiernos propone llegar a un «diagnóstico compartido con el PP sobre lo que ocurre en Cataluña», donde ambos «deberán perder parte de sus posiciones iniciales pero servirá para que los nacionalistas sepan que, gobierne quien gobierne, no cambiaremos la política». No augura un futuro con un horizonte positivo en las relaciones que está explorando Sánchez con la Generalitat: «Aunque lleguen a un acuerdo, con los independentistas no habrá solución. Será engaño o frustración». Se explica, «engaño a los españoles o a los independentistas y frustración a los españoles o a los independentistas», vaticina. Redondo echa la mirada atrás y pide recuperar al PSOE «de la transición y al moderado», confiesa que llegó a recuperar «la ilusión en Sánchez cuando se opuso a acuerdos con Podemos». «Me frustre», lamenta el socialista, para zanjar que el PSOE no debe depender de extremos; ni de Podemos, ni de nacionalistas, pero tampoco de Vox».