Coronavirus

Gobierno oscurantista

Reunión del Consejo de ministros extraordinario
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Eran los «ilustrados» esos elitistas aristócratas y burgueses del siglo XVIII, inspiradores de la Revolución Francesa, que «disiparon las tinieblas de la ignorancia de la humanidad, mediante las luces del conocimiento y la razón». Así «iluminaron» toda su época, transformándola en el «Siglo de las Luces» frente a los «oscurantistas»: los creyentes, gentes plebeyas sometidas a la ignorancia de la superstición y de la fe en Dios, sustituida por la fe en su nueva divinidad, el progreso. Como herencia de aquella Revolución, cualquier democracia que se precie de serlo, deber tener como cualidad indispensable una «luminosa transparencia».

Además, se fundamenta en un vínculo permanente de confianza entre representantes y representados, entre gobernantes y gobernados. Estos últimos ya no son súbditos ni vasallos, sino ciudadanos titulares de derechos y libertades inalienables, frente a toda tentación absolutista. Por ello sorprende que el actual Gobierno –que no deja de calificarse de «progresista»– esté dirigiendo el país en un completo oscurantismo, suspendiendo el Portal de la Transparencia y negándose a dar a conocer la identidad de esos presuntos sabios que mandan sobre nuestras vidas, cual tiránico «Gobierno en la oscuridad», a los que nadie ha votado. Esta pandemia nos está mostrando el auténtico rostro de los actuales gobernantes –tan ilustrados y progres ellos– que se mueven mejor en la oscuridad de las tinieblas: Con el pueblo confinado, los ancianos muertos ignorados, y los que mandan, desconocidos y ocultados.