Coronavirus

«Funeral laico»

«Funeral laico»
«Funeral laico»JM CuadradoAgencia AP

Pedro Sánchez ha fijado el 16 de julio para rendir un «homenaje de Estado» a las víctimas del coronavirus y, por extensión, a todos los profesionales que han estado en primera línea en la «guerra» contra la epidemia.

Resulta llamativo dar un homenaje análogo y simultáneo a los muertos y a los vivos, ya que su desigualdad existencial exigiría un tratamiento diferenciado. Si añadimos que los difuntos han sido enterrados casi clandestinamente, el despropósito es inmenso. A este ridículo lleva el laicismo militante de quienes nos «gobiernan».

El Estado español es aconfesional, que significa que es neutral –que no indiferente– ante el hecho religioso, especialmente con la confesión católica por obvias razones, como reconoce la propia Constitución. En España, lo propio es realizar un funeral de Estado por cuestión de religión, cultura, historia y sentido común. Así se ha hecho siempre, como con los atentados terroristas del 11-M o el accidente aéreo de Germanwings.

Negar a miles de muertos la celebración de un funeral de Estado como, sin duda, sus familias y sobre todo ellos –ahora– desearían, es una injusticia y una falta de respeto a su memoria y a la propia CE. Aunque Sánchez e Iglesias no respeten las creencias y sentimientos religiosos, para los «homenajeados» en este momento es lo único importante.

Tras haber ocultado a decenas de miles de ancianos muertos, ahora les organizan un «funeral laico» para darse ellos un «homenaje» a costa de las víctimas de su imprudencia.