Ejército de Tierra

Necesidades de las Fuerzas Armadas en el escenario post Covid: Ejército de Tierra

Radios para los soldados, buques de transporte de material y lanzacohetes son algunas de las prioridades de la Fuerza Terrestre

Carro de combate Leopardo del Ejército de Tierra en Letonia
Carro de combate Leopardo del Ejército de Tierra en LetoniaEmad

La crisis económica derivada de la pandemia del coronavirus ha irrumpido en un momento en el que las Fuerzas Armadas españolas empezaban a recibir financiación para sacar adelante programas de modernización aplazados durante una década de recortes en el Ministerio de Defensa, precisamente, como consecuencia del impacto de otra crisis, la financiera de 2008.

Después de dos años de nuevas inversiones, la sombra de los recortes aparece de nuevo, sin embargo, el escenario es distinto. No parece que el Ejército de Tierra, el Ejército del Aire y la Armada puedan resistir de nuevo un periodo de estrecheces económicas, sin renunciar por el camino a capacidades que han conseguido mantener a base de exprimir cada euro de sus ajustadas cuentas. La anterior crisis ya provocó la pérdida de algunas capacidades y obligó a estirar la vida de gran parte del material en servicio, a la espera de tiempos mejores. Ahora, el margen de maniobra es mínimo.

En el caso del El Ejército de Tierra, acaba de ver como por fin sale adelante el contrato para el suministro de una primera serie de 348 Vehículos de Combate sobre Ruedas (VCR) 8x8 Dragón por un importe de 2.083 millones de euros. Este programa, que ocupaba el puesto número en la lista de prioridades, permitirá dar de baja vehículos obsoletos hace años como los BMR (Blindado Medio sobre Ruedas) o los TOA (Transporte Oruga Acorazado). También está en marcha la modernización de los helicópteros Chinook y la compra de un nuevo lote de helicópteros NH90. Pero las necesidades no terminan aquí. El Ejército cuenta con una amplia lista de programas, prácticamente todos pendientes de financiación desde hace años, que deberían hacerse realidad en los próximos años. A continuación, desgranamos las principales necesidades:

-Radios del combatiente. La tecnología avanza a un ritmo vertiginoso en el campo de las comunicaciones, un área clave, hoy más que nunca, en los escenarios de conflicto. El éxito de una misión depende, en gran medida, de unas conexiones robustas y seguras. Por ello, el Ejército considera urgente la adquisición de equipos de transmisiones de última generación para los vehículos y para los soldados que están en primera línea, con el objetivo de incrementar la capacidad para transferir tanto video y como datos en apenas segundos. El Ministerio de Defensa ha dado un primer paso en esta línea con el lanzamiento de un contrato de 5,4 millones para la compra de radios del combatiente.

Militares del Ejército de Tierra utilizan sus radios en un ejercicio
Militares del Ejército de Tierra utilizan sus radios en un ejercicioEjército de Tierra

-Buques logísticos. Hasta el año pasado, el Ejército contaba con dos buques, “El Camino Español” y el “Martin Posadillo”, para el traslado de material a las ciudades de Ceuta y Melilla, a los archipiélagos de Canarias y Baleares, y las misiones en el exterior. Ambos, operados por la Armada española. Sin embargo, “El Camino Español” causó baja a finales de 2019 y el “Martin Posadillo”, aunque continúa activo, es un buque antiguo, botado allá por el año 1973. Lo que no era una urgencia ahora si lo es. La situación ha obligado a buscar soluciones para mantener una capacidad vital. Una opción que está sobre la mesa es la compra al astillero Navantia de su nuevo Transporte Logístico Ecológico y Trivalente (TLET). La otra posibilidad es adquirir mercantes de segunda mano y proceder a su reconversión.

-Fuerza 2035. Desde principios de 2018, el Ejército trabaja en un ambicioso proyecto bautizado como Fuerza 2035 que busca transformar su organización y adquirir nuevos materiales a la vanguardia tecnológica para hacer frente a los desafíos futuros. Esta iniciativa, la gran apuesta del actual jefe del Ejército, general Francisco Javier Varela Salas, implica una importante inversión para trasladar los estudios realizados a las brigadas que componen el Ejército. Las estimaciones indican que el coste de la modernización una brigada rondaría los 800 millones de euros. En 2024, el Ejército pretende que dos de sus brigadas, en principio, la Legión y la Brilat, hayan completado el proceso de transformación.

-Base logística. La construcción de una gran base que agrupe todos los centros logísticos repartidos por las provincias Córdoba, Madrid, Guadalajara, Segovia y Valladolid es una reclamación del Ejército desde hace más de una década. Este proyecto, explica Tierra, tendría múltiples ventajas: permitiría reducir los costes del mantenimiento de la flota de vehículos, facilitaría la contratación de repuestos y disminuiría los stocks. Candidatos no faltan, ciudades como Segovia, Toledo o Jaén se han postulado para acoger el nuevo acuartelamiento. La financiación es el problema de nuevo. El proyecto está valorado en más de 300 millones de euros y el Ministerio de Defensa, por el momento, no tiene ese dinero.

Vehículo de cadenas Pizarro
Vehículo de cadenas Pizarrolarazon

-Lanzacohetes. El Ejército de Tierra dio de baja sus lanzacohetes de fabricación nacional Teruel en 2011. La idea era adquirir a la mayor brevedad un nuevo lanzacohetes, pero los recortes de entonces congelaron el proyecto. Casi una década después las unidades de artillería continúan esperando la llegada de un sustituto. La recuperación de esta capacidad es además una de las peticiones de la OTAN, tras las lecciones aprendidas de los recientes combates en Ucrania. El Ejército, a falta de presupuesto, ha explorado las opciones que ofrecen fabricantes de lanzacohetes en EE UU, Brasil e Israel. La intención es comprar un sistema con un alcance de entre 100 y 120 kilómetros para la futura Fuerza 2035.

-”Leopardo” y el carro de combate europeo. Los objetivos a medio plazo del Ministerio de Defensa incluyen la modernización en la primera mitad de la década de 2020 de la flota de carros de combate “Leopardo” del Ejército para prolongar su vida y dotarlos de nuevas tecnologías. De cara a un futuro más lejano, Defensa estudia su entrada en el programa lanzado en mayo de este mismo año por Francia y Alemania para el desarrollo del futuro carro de combate europeo. El Ejército de Tierra, por su parte, ha trasladado su interés en que este proyecto pueda reemplazar a los “Leopardo”.

-”Pizarro”. Los mandos del Ejército también han insistido en los últimos años en la necesidad de continuar con el programa “Pizarro”, recortado en parte durante la última crisis. La Fase I supuso la compra de 144 vehículos blindados de cadenas para infantería y caballería, mientras que la Fase II incluía en un principio la compra de 212 vehículos que al final se quedaron en 117 -83 de infantería y caballería, ya entregados, y 36 para zapadores, por entregar aún-. El plan del Ejército es recuperar el programa y adquirir un nuevo lote con mejoras derivadas del uso de las dos fases ya en servicio. Si el presupuesto no llega, otra opción es modernizar la Fase I.

Obús autopropulsado M109
Obús autopropulsado M109Ejército de Tierra

-Obús autopropulsado M109. Uno de los materiales con más años del Ejército de Tierra son los obuses autopropulsados M109 de 155 mm de fabricación estadounidense. Los primeros llegaron a España en 1978 y, aunque han sido modernizados, están al final de su vida operativa. A falta de financiación para un reemplazo, Tierra ha lanzado recientemente un proyecto para extender su vida al menos durante una década más con tubos de segunda mano procedentes del material excedente del US Army. Esta no deja de ser una solución transitoria, frente a la imposibilidad de llevar a cabo la sustitución definitiva del equipo que tendrá que realizarse, tarde o temprano.

Completan la lista otras necesidades como la adquisición de un nuevo lote de misiles “Mistral” de la versión más avanzada, en este caso, junto con el Ejército del Aire y la Armada; la sustitución de sus veteranos drones “Searcher”, utilizados en Afganistán; o la compra de morteros instalados sobre vehículos.