Entrevista a Miriam González, abogada y fundadora de Inspiring Girls

Miriam González: “Volvemos a depender de la caridad de Europa”

Alerta de la falta de controles: «En Francia, Italia o Grecia hacen consultas públicas sobre los proyectos para distribuir los fondos de reconstrucción europeos»

A Miriam González Durántez (Olmedo, 1968) siempre le concierne lo que ocurre en España. Ejerce como abogada especializada en comercio internacional en Silicon Valley, desde donde conversa con LA RAZÓN sobre los muchos cambios que trae 2020 y sus planes de futuro. Formará parte de la Fundación Propósito, que se constituirá en los próximos meses y tendrá como ejes principales el desarrollo sostenible y el crecimiento económico para impulsar reformas «imprescindibles» en nuestro país. «Estamos anquilosados en algunas ideas desde hace quince años. Hay que hacer cambios y no aceptar la manera en la que hemos hecho las cosas hasta ahora». Y matiza: «No son ideas para ningún partido político. Se trata de plantear propuestas. Por el placer de pensarlas».

-La pandemia ha puesto a nuestra sociedad frente a un espejo. ¿Qué se ve?

-Veo la posibilidad de cambio. Soy de esa generación a la que decían que era imposible cambiar las cosas. Y de repente, por una causa terrible, todos hemos cambiado. Hemos empezado a hacer cosas de otra manera. No es algo positivo porque viene de una pandemia, pero sí son lecciones que tenemos que tomar.

-¿Empieza una nueva era?

-No me gustan mucho esas manifestaciones de que todo va a cambiar. Tiendo a estar más a favor de aquellos que dicen que se van a acelerar procesos que ya existían. La hiperdigitalización se ha acelerado mucho este año. Y no tanto los avances tecnológicos, que también, sino la parte en la que se aplica la tecnología a la vida real. Por ejemplo, en la educación.

-Sí está siendo un año de cambios. Trump ha perdido las elecciones...

-Es un cambio importantísimo. Importantísimo. Aunque veremos las consecuencias en 2021, ya se ha lanzado un mensaje. A pesar de que la sociedad en Estados Unidos está dividida, como muchas otras, incluida la nuestra. El mensaje de que se puede dar la vuelta, de que esta ola de populismo puede parar, es muy relevante. Con la bajada de estándares del Estado de derecho parecía que no había manera de pararlo, que iba a ir cayendo un país detrás de otro. Es un hito histórico darle la vuelta a esto. Tan pronto. En pocos años.

-Apunta que la sociedad española también está dividida...

-En España hemos dejado caer los estándares del sistema y nos encontramos con las consecuencias de lo que no hemos hecho durante dos o tres décadas. Ahora es muy difícil. Lo normal es que haya división de opiniones y yo prefiero ver polarización a ver silencio. Lo que me preocupa de verdad es que la parte moderada del país caiga en la apatía. El reto es unir al país. Cualquier gobierno exitoso, va a tener que llevar a gran parte del país detrás. Ilusionar es una función del presidente del Gobierno.

-¿Y lo hace?

-No es un Gobierno que intente unir a un país. Me preocupa mucho cuando el presidente o los ministros acusan a los que discrepan de deslealtad. Es parte del sistema democrático y es sano. La función del Gobierno debe ser intentar que la sociedad vaya detrás. Es un proyecto difícil porque en España han caído mucho los niveles política y económicamente. Volvemos a depender de la caridad de Europa.

-El Congreso ha dado esta semana el primer paso para aprobar otra ley de Educación.

-A ver qué país en plena pandemia decide cambiar el sistema educativo. Si hay un momento en que no tienes que hacer ninguna reforma en la educación es éste. Lo que ocurrirá con la ley es que llegarán otros y le darán la vuelta: la historia de la educación en España. Vamos a ver una gran revolución educativa, en lo tecnológico y en la mejora del nivel. Los políticos deberían observar para ser los primeros: nos jugamos que haya dos clases de países.

-¿Entiende el acercamiento del Gobierno a Bildu?

-A nivel conceptual entiendo que para acabar con el terrorismo la sociedad debe ceder. Si me hablas de Colombia, te diría que los partidos próximos a las FARC tienen que estar en el Parlamento. Ahora, si me preguntas a mí, Miriam González, si estaría en un gobierno en el que dependes de los votos de ese tipo de partido cuando tienes una alternativa, te digo que es imposible. Me parece que todo tiene su tiempo, que tienen que demostrar que se integran ellos en el sistema político. Hay una cuestión personal. El asesinato de Miguel Ángel Blanco marcó mi juventud.

-Es muy crítica con la concentración de poder de los políticos en España.

-Tenemos una deriva que nos queda de lo que no se hizo en la Transición. No se detallaron los controles. Nuestro sistema concentra muchísimo poder en los políticos. No rinden cuentas y tienen poco contacto con los electores. Hay medidas de control independiente en muchos países vecinos. No sé porqué en España nos conformamos con este nivel de hiperconcentración política y que no nos rindan cuentas.

-¿En qué por ejemplo?

-Respecto a los sistemas de distribución de los fondos europeos de reconstrucción. Francia o, incluso, Italia y Grecia, están haciendo consultas públicas sobre los proyectos. Hay países como el Reino Unido en que si no haces una consulta pública, las leyes pueden ser suspendidas en los tribunales. No sé porqué hemos aceptado que esto no ocurra en nuestro país. No es necesaria una reforma de la Constitución, bastaría con cambios sencillos en el sistema. ¿Por qué los italianos o los griegos van a tener más derechos que nosotros? Somos tan democracia como ellos.

-¿La causa es histórica?

-Hay un legado de la Transición española. En un determinado momento lo importante era que no descarrilase. Por eso, la Constitución daba tanto poder a los políticos, que en ese momento era muy acertado. Después debería haberse empezado a devolver más poder a los ciudadanos, pero eso no ha pasado. La prueba fehaciente del control de los políticos es la elección del CGPJ. El Consejo de Europa nos dice todos los años que es vergonzoso que ocurra y ni siquiera así logramos darle la vuelta.

-Las encuestas reflejan que los ciudadanos consideran a los políticos cada vez más un problema que una solución. ¿Hay riesgo de caer en la antipolítica y el populismo?

-En España hay mucho ejemplo de haber tolerado los abusos políticos con silencio. Hay casos flagrantes en los que todo el sistema miraba hacia otro lado. Y así hemos llegado hasta donde hemos llegado. La solución no es ni romper el sistema ni seguir diciendo que hay que mirar a otro lado. Es empezar a hacer reformas con sentido común intentando que toda la parte moderada del país vaya en una determinada dirección. Los españoles siempre han dado ejemplo de que se unen en las dificultades. La solución no es ser antisistema ni dejar que las cosas sigan como hasta ahora.

-Defiende una reforma liberal…

-Yo hablo de cómo veo la sociedad. Me interesa mucho el anclaje ideológico en la política porque cuando llegas a dilemas importantes y decisiones que son difíciles de tomar nunca tienes la solución fácil y la difícil. Tienes tres o cuatro soluciones y todas son malas. El anclaje ideológico te ayuda a tomar decisiones. Yo veo soluciones desde un punto de vista liberal, pero hay una parte del partido conservador y otra parte moderada socialista que no piensan de una manera muy distinta. La única forma para España de salir adelante, que va a ser muy difícil, será lograr que toda esta parte moderada se una. Al margen de diferencias en políticas concretas y menores, hay que lograr acuerdos en lo fundamental para ir encarrilando al país.

-¿Una segunda Transición?

-No lo veo tanto como otra Transición, pero sí puede ser la parte que no se hizo. Lo veo más como una modernización, una puesta a punto. Lo hacen otros países. No inventamos nada nuevo. Hay que modernizarse.

-Va a incorporarse a una nueva fundación, la Fundación Propósito. ¿En qué consiste?

-Aún puedo contar poco porque está en un nivel embrionario. La presidirá Juan Costa y es una fundación con un claro punto de vista internacional y de sostenibilidad. Unir el medio ambiente con el comercio internacional, que es mi área. Hay que seguir pensando aunque haya cuestiones que no se puedan poner en marcha. No son ideas para un partido determinado, no hay una lectura política. No es así en ninguna de las fundaciones en las que participo.

-La Unión Europea vive un boicot desde dentro con países como Hungría o Polonia. ¿Podrá controlarlo?

-Si hay algo en política que a veces me quita el sueño es eso. ¿Dónde está la Unión Europea? Nuestro legado es el concepto del multilateralismo, del Estado de derecho. Pocos países defienden esos valores. Es fundamental que la UE y Estados Unidos mantengan sus lazos. Creo a pies juntillas en la alianza transatlántica. El principal problema de Europa es la división con esos países.

-¿Más importante que la división norte-sur?

-Más importante que la división norte-sur. La UE ha ido consintiendo y ahora nos encontramos con que es muy difícil gestionar la relación con Hungría o Polonia. Lo fundamental es respetar la división de poderes. Soy partidaria de que haya países que no puedan ser miembros de la UE. Debería ser posible que te dijesen que no puedes estar.

-¿El Brexit con Biden será diferente para Europa?

-Ya estamos viendo el efecto. Se ha dicho que no va a cambiar mucho la relación con Europa, pero yo no estoy muy de acuerdo. Creo que hay cosas que van a seguir, como el proteccionismo, pero otras muchas no. El aliado natural del pensamiento de Biden es Europa. Claramente. Esto deja a Boris Johnson en el lado incorrecto de esa relación. Sabe que tendrá una relación muy difícil con Europa y también con Estados Unidos.

-Usted trabaja con niñas de todo el mundo para que encuentren referentes en mujeres profesionales. ¿Es Kamala Harris una inspiración?

-Espero que tenga una buena gestión y que sea visible. Lo importante es que las mujeres sean visibles, a todos los niveles, no solo en el poder. Trabajo con muchísimas niñas que nos siguen diciendo que no tienen referentes de mujeres. Me sorprende que haya que celebrar que una mujer llega a la vicepresidencia de Estados Unidos cuando muchísimos países tienen presidentas. Me parece más moderno e innovador que Merkel lleve 15 años al frente de Alemania y con una aprobación del 70 por ciento.