Encuesta

La covid refuerza la imagen de las Fuerzas Armadas

El CIS no pregunta desde hace años por las Fuerzas Armadas pero un estudio las sitúa entre las instituciones mejor consideradas

Personal sanitario y del ejército durante una jornada en el hospital Covid-19 de IFEMA.
Personal sanitario y del ejército durante una jornada en el hospital Covid-19 de IFEMA.Luis DíazLa Razón

Desde hace años, el CIS no pregunta por la valoración de las Fuerzas Armadas. Pero tenemos datos referentes a su estudio 3.298 «Efectos y consecuencias del coronavirus» (I). Las FF AA están entre las que mejor consideración reciben.

En abril de 2010, un estudio del Ministerio de Defensa –«Informe sobre los resultados de la encuesta Defensa nacional y Fuerzas Armadas»– informaba de que los españoles puntuaban con una nota de 6,2 a los militares. En este estudio quedaba patente que la ideología política tenía un gran peso en esa puntuación. Los que se declaran más de izquierdas valoraban, mayoritariamente deficiente (de 0 a 2) las profesiones militares. El colectivo más crítico y que daba menos valoración eran el de votantes de ERC. Los ubicados en el centro y la derecha otorgaban las notas más elevadas.

Las Fuerzas Armadas españolas llevan años sufriendo recortes. El presupuesto para 2021 es de 9.072 millones de euros, 5.700 millones de los cuales van a personal y funcionamiento, quedando poco más de 3.000 para adquisición y sustitución de material y armamento. Con esta cantidad de dinero no es posible mantener unas fuerzas armadas que cumplan con su función de disuasión, fundamental para evitar la guerra. A pocos kilómetros de nuestras costas, Argelia y Marruecos se rearman. Ambos extienden sus aguas territoriales de forma unilateral invadiendo nuestra soberanía. En Libia y Siria potencias extranjeras como Rusia y Turquía campan a sus anchas. El presupuesto de defensa español es del 1,16% del PIB, y debe elevarse al 2,0% en 2024, por acuerdo de la OTAN.

Los presupuestos no son suficientes para que a corto plazo se pueda afrontar la adquisición de material que necesita con urgencia el Ejército de Tierra; artillería autopropulsada, modernización de los carros Centauro y Leopardo, misiles contra carro, antibuque, antiaéreos y antimisil, helicópteros de ataque y de asalto, vehículos 6x6 Dragón, Vamtac, blindados, etc…

En cuanto a la Armada, no puede esperar más tiempo la adquisición de cazabombarderos F35 para la sustitución de los Harrier de dotación en el portaaviones JCI. El número de destructores (F100) es insuficiente y debería duplicarse para ello el número de los proyectados nuevos buques F110 , alcanzando la serie los 10 o 12. Además está por decidir el misil de crucero de ataque a tierra que debería equipar tanto a los navíos F100 como a los F110 y a los submarinos S80. La razón es que sigue vigente el veto de Zapatero a los misiles de largo alcance Tomahawk. Otra deficiencia es la escasez de misiles antibuque en la flota. Otra asignatura pendiente es contar para la fuerza anfibia con un segundo LHD o su versión LHA, e incorporar LCAC.

El Ejército del Aire opera simultáneamente desde hace décadas con aparatos de procedencia estadounidense y europea. Nuestra actual fuerza aérea está compuesta básicamente por el F18 de EE UU y el Eurofighter europeo. No se puede demorar por más tiempo la sustitución de los F18 introducidos en la década de los años ochenta del pasado siglo, y para hacerlo Europa no cuenta todavía con avión de quinta generación, el Eurofighter está a medio camino de la 4ª y 5ª generación. Por lo que no queda más remedio que adquirir el F35 de EE UU, y de este modo seguir operando con dos tipos diferentes de cazas que garantizan mejor la operatividad que un solo modelo. Otra necesidad es la dotarnos con más misiles aire-aire de medio y largo alcance y del misil de ataque a tierra Taurus.

Por otra parte, más allá de nuestras fronteras, y acelerado por el Brexit y especialmente por la política exterior de EE UU puesta ya en marcha con la administración Obama y seguida por Trump, que es la del repliegue hacia el Pacífico, se está limpiando de polvo un viejo proyecto, el Euroejército. La presidenta de la Comisión Europea declaraba poco después de su toma de posesión que «debemos tomar pasos más audaces en los próximos cinco años hacia una genuina Unión Europea de la Defensa». El largo camino hacia la consecución del Ejército Europeo, compatible con la pertenencia a la OTAN, ya ha comenzado, el eje franco-alemán es el impulsor de la creación del fondo europeo para la financiación de la investigación y desarrollo militares que dote a los países de la UE de tecnologías no estadounidenses. Todos los miembros de la UE deben aportar según su PIB. Por otra parte se pretende la unificación de los sistemas de armas; un único modelo de caza, de carro de combate, de fragata, etc…

EE UU se repliega del hemisferio occidental para concentrar su poderío militar en proteger a los países asiáticos de la amenaza china. Y ese hueco lo debe asumir la UE y no está preparada para ello, como lo demuestran los acontecimientos de la última década; avance turco y ruso en el Mediterráneo, Libia y el Sagel.