El rostro de Onalia es un habitual de los informativos en los últimos meses. Sus denuncias tanto en los medios de comunicación como en los juzgados destaparon la situación inhumana en la que estaban hacinados los inmigrantes en el muelle de Arguineguín el pasado verano que obligó al Ejecutivo a reaccionar y trasladarles a un antiguo fortín militar. En una entrevista telefónica con LA RAZÓN, reconoce que «más del 70%» de su servicio al Ayuntamiento de Mogán –donde se ubica el muelle– se lo dedica al drama de la inmigración. «Cada día hay algo nuevo, la presión de los vecinos y de los empresarios esta ahí. Los altercados, la improvisación del Gobierno...».
En las últimas semanas se han incrementado los incidentes en esta localidad de poco más de 19.000 habitantes y en el vecino San Bartolomé de Tirajana (53.000), municipios en los que se ubican los hoteles turísticos que acogen a miles de inmigrantes desde el mes de marzo del año pasado. A los incidentes protagonizados por las personas que llegan de manera ilegal al archipiélago hay que sumar el hartazgo de los vecinos, preocupados por el aumento creciente de la tensión y preocupados porque el turismo, principal motor económico de las Islas, no despega debido a la crisis sanitaria, principalmente, pero también lastrados por la imagen que se proyecta de las Islas. «No son incidencias ni aisladas ni puntuales, ya son incidencias de diferente nivel todos los días», lamenta la alcaldesa de Mogán que reclama más medios policiales para «persuadir».
–La monumental pelea protagonizada por un grupo de inmigrantes en un aparcamiento del sur de la Isla se viralizó rápidamente y destapó el creciente clímax de tensión. ¿Están desbordados?
–La situación cada vez se va desbordando más porque no están disponibles los campamentos que el Gobierno de España se comprometió a que estuvieran preparados con fecha de 31 de diciembre. A día de hoy no están. Y seguimos alojando a los inmigrantes en el municipio de Mogán. Pasan las semanas y pasan los días y el nivel de incidencia es cada vez mayor. Pedimos al Gobierno que mantenga el Grupo de Reserva de Seguridad (CRS) en Mogán mientras que los inmigrantes sigan alojados en los hoteles turísticos porque su presencia persuade a los inmigrantes que quieren delinquir.
–¿Hay episodios de violencia en los hoteles?
–En los hoteles turísticos están alojados de 200 a 300 migrantes y gran parte de los altercados violentos de las últimas semanas son entre ellos. El personal de las ONG que está a cargo de su custodia son, precisamente, los que llaman en auxilio a través del 112 para que se activen las fuerzas de seguridad del Estado. Aquellos inmigrantes que se comportan mal en los hoteles son expulsados a la calle y están en el municipio sin comida, sin un lugar en el que alojarse y sin nada. Un problema que ha generado el Gobierno de España y que no son capaces de solucionar.
–¿Cuántos inmigrantes hay ahora mismo en la calle?
–Estamos hablando de alrededor de 10 a 15 personas. Los tenemos localizados en estos momentos y sabemos dónde duermen. Lo hacen en casetas de campaña, duermen a lo mejor en algún complejo que está sin terminar. Son aquellos que también se escapan. Hay una falta de control y seguridad absoluta.
–A final del año pasado, usted envió un ultimátum para que se vacíen estos hoteles pero, a día de hoy, continúan alojando inmigrantes, ¿qué le dicen desde Migraciones?
–Les he dicho que están incumpliendo la Ley de Renovación Turística de Canarias, donde dice que los hoteles son exclusivamente para los turistas. Y también la Ley de Suelo por la sencilla razón de que yo cuando te doy una licencia de obra te la doy para un objeto definido, y el objeto definido es un hotel, y los hoteles lo que albergan son turistas. Y los inmigrantes no son turistas.
–Esos contratos de Migraciones, ¿se han renovado?
–Sí, claro, Algunos hoteleros están encantados porque están ganando más dinero con este tema que con el turismo. Otros, sin embargo, está cabreados. Todos entendíamos en un principio que, ante la falta de previsión del Gobierno, estas personas no podían estar en la calle ya que no había recursos públicos para albergarles. Estábamos todos de acuerdo en arrimar el hombro y que los hoteles diesen cobijo a estas personas. Pero eso fue en agosto. Estamos casi en febrero y todavía están en hoteles con lo que supone para el turismo. Los poco turistas que vienen a las Islas ya no preguntan si hay buena conexión, preguntan si hay inmigrantes.
–¿Qué le dicen los vecinos?
–Los ánimos se están calentado por el tema de los vídeos virales, las trifulcas, los altercados... La población empieza a cansarse y alarmarse porque esto era un tema puntual y se ha convertido en algo definitivo. Aquí no estamos acostumbrado a esto. Con un millón de turistas que llegan todos los años no tenemos este tipo de incidencias, como mucho algún turista se emborracha y se hace una grieta. Hay nerviosismo.
–¿Habría que trasladarlos a la Península?
–Tiene que haber solidaridad entre las comunidades. No tenemos la importancia de Cataluña o País Vasco; somos imprescindibles en el voto pero también somos España. Y la inmigración es una cuestión de Estado.
–¿Ha tenido comunicación directa con Pedro Sánchez?
-No, ninguna. Me encantaría tener la oportunidad de sentarme con Pedro Sánchez y explicarle la situación.
–¿Cómo está viviendo personalmente esta crisis?
–El 70 por ciento de mi día a día está en esto. Y si algo me ha quitado el sueño es esto. Cada día hay algo nuevo y la presión de los vecinos y los empresarios esta ahí.