Disturbios

Un grupo afín a Podemos organiza la violencia callejera

El Movimiento Antirrepresivo convoca una nueva concentración en Madrid

Un manifestante lanza objetos contra la policía durante los disturbios en Barcelona
Un manifestante lanza objetos contra la policía durante los disturbios en BarcelonaEmilio MorenattiAP

El Movimiento Antirrepresivo de Madrid (MAR), un grupo que en sus inicios estuvo vinculado a Podemos, está en el origen de la concentración, no autorizada, que se produjo en la Puerta del Sol de Madrid el miércoles por la tarde y que dio origen a los graves disturbios que se produjeron a continuación.

Según han informado a LA RAZÓN fuentes conocedoras del asunto, este grupo hizo una convocatoria bajo la consigna de que el rapero Pablo Hasel había sido «secuestrado» por el Estado español «y lo llevan a prisión por decir verdades. Que esta injusticia no quede sin respuesta, seamos el ejemplo de solidaridad, de lucha en las calles y de antifascismo».

La concentración, que derivó en los citados altercados y graves daños en tiendas y mobiliario urbano del centro de la capital, respondía en realidad, según las citadas fuentes, al deseo de hacer una demostración de fuerza, a transmitir la capacidad de movilización que se puede desplegar en la calle, en un momento en que los dirigentes de Podemos, en especial su máximo representante y vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, está siendo cuestionado por las manifestaciones que ha realizado en las que ha cuestionado a España como país democrático. Algo así como una «vuelta de tuerca» o «tarjeta de visita» para que no se olvide la capacidad de movilización de la extrema izquierda.

Prueba de ello es que no satisfechos con los altercados generados y los daños producidos, han realizado una nueva convocatoria para mañana sábado, esta vez en la zona de la estación de Atocha.

Entre los organizadores se ha considera que la elección de la Puerta del Sol y aledaños para la concentración del miércoles, no fue la más adecuada y favoreció, de alguna manera, la acción de las unidades antidisturbios de la Policía Nacional. Piensan que la Plaza de Atocha se ajusta más a sus pretensiones.

De hecho, durante los disturbios del miércoles se pudo observar a algunos miembros del MAR que trataban de reconducir la situación ante la evidencia de que el asunto se les había ido de las manos y grupos anarquistas, que se apuntan a todas, se habían adueñado de la situación.

No obstante, habían previsto que se pudieran producir detenciones ya que anunciaron, a través de las redes sociales, los nombres de unos abogados de guardia para atender a los posibles arrestados. Ayer hubo concentraciones para pedir su libertad.

Porque la intención, insisten las mismas fuentes, era, con la disculpa del encarcelamiento de Hasel, hacer esa demostración de fuerza en la calle.

El tuit publicado por Pablo Echenique, en el que animaba a los manifestantes antifascistas y el hecho que desde la formación morada no se condenara la violencia que se produjo durante los disturbios, demuestran, en opinión de los citados medios, que lo ocurrido no disgustó al partido de Pablo Iglesias, aunque no lo organizaran ellos.

En cualquier caso, y antes de que la situación se hiciera incontrolable hasta que intervino la Policía, sorprendieron las actitudes violentas, absolutamente desproporcionados al supuesto fin que se perseguía: la protesta por el encarcelamiento del mencionado rapero.

Elemento de presión

Tanto en Cataluña como en Madrid, según expertos en la materia consultados por LA RAZÓN, las movilizaciones, aunque en ámbitos diferentes, pretenden en estos momentos ser un elemento de presión ante decisiones que deben toman quienes tienen que formar el nuevo Gobierno de la Generalitat y, en el caso de la capital de España, contra el Ejecutivo de Pedro Sánchez.

El apoyo implícito de Podemos (por medio de Echenique) a los manifestantes es un mensaje al inquilino de la Moncloa ante algunos atisbos de marcar diferencias con la estrategia de Pablo Iglesias, que pretende camuflar su evidente pérdida de influencia política con una crítica generalizada a la democracia española y a las instituciones del Estado (Monarquía, Justicia, etcétera).

La calle, como elemento de presión, es algo que saben utilizar perfectamente tanto los extremistas catalanes como los «podemitas», como han demostrado desde su aparición, tras el 15-M. Además, estos disturbios se producen dentro del problema general de la pandemia por coronavirus.