Concentraciones en Madrid
Asalto a Ayuso de la izquierda radical en Madrid
Un fuerte dispositivo policial trata de evitar una “ciudad en llamas” y los incidentes del pasado mes
El objetivo que subyace en las manifestaciones, no comunicadas, de este fin de semana en Madrid es la de visualizar la presencia de la extrema izquierda en las calles de la capital una vez que la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, decidió convocar elecciones autonómicas para evitar una más que posible moción de censura.
La disculpa. Como ocurrió en Cataluña, es el encarcelamiento del rapero Pablo Hasel, o la situación económica derivada de la pandemia. Los disturbios en Barcelona y en otras ciudades de esa comunidad desaparecieron cuando los independentistas llegaron a un acuerdo parala formación de la mesa del Parlament pese a que también se desarrollaban en favor del citado “artista”. El objetivo real era presionar para lograr un acuerdo entre los secesionistas que condujera a una declaración de independencia.
En Madrid hay dos convocatorias. La de esta tarde, que pretende partir de Atocha y llegar a Cibeles, donde se encuentra la sede la Comunidad de Madrid. Conforme han pasado los días, numerosos grupos antisistema y de extrema izquierda se han sumado a la convocatoria, realizada por el Movimiento Antirrepresivo (MAR) que, en sus inicios, estuvo vinculado a Podemos. Se da por hecho que se sumarán elementos anarquistas.
Fuentes policiales, consultadas por LA RAZÓN, señalan que en la de esta tarde, como ocurrió en la del pasado día 17 de febrero en Sol, se pueden producir graves alteraciones del orden público. Tratan de dar la imagen de que son capaces de ocupar la calle durante el periodo que media hasta las elecciones, Por ello, se ha organizado un fuerte dispositivo de seguridad con el fin de evitar los disturbios que parecen más que probables. De hecho, los organizadores han distribuido en las redes sociales los nombres de los abogados a los que hay que acudir en caso de detenciones.
El objetivo de las movilizaciones es el mantenimiento de un clima de tensión en la calle pueda beneficiar a alguna de extrema izquierda, por la imagen descontento generalizado que se pretende transmitir, cuando sólo es una minoría la que participa en las algaradas.
Es habitual que algunos de los asistentes a este tipo de actos ilegales, como ha quedado demostrado por lo ocurrido en los disturbios del mes pasado, porten mochilas en las que llevan piedra, piquetas para romper las aceras y obtener adoquines, artefactos incendiarios, etcétera, con el fin de hostigar a los agentes antidisturbios. Se va a poner especial atención en detectar a estos individuos con el fin de evitar que puedan materializar sus intenciones.
El MAR, tras el fracaso de la concentración que convocó el 21 de febrero en la Plaza del Callao de Madrid, ha estado celebrando reuniones en casas okupadas con el fin de dinamizar a sus simpatizantes y lograr que manifestación de esta tarde. De hecho. Han logrado la adhesión de los citados grupos. Los expertos policiales estiman una asistencia entre 1.000 y 1.500 personas.
Los convocantes del MAR señalan que “sobran los motivos, demasiado hemos callado ya. Impidamos al estado negarnos nuestros derechos y libertades organizándonos y saliendo a la calle”. Han publicado un manifiesto en el que afirman que “hemos perdido el miedo. No vamos a parar y esta vez no nos conformaremos con falsas promesas. Eso sí, queremos ser muchos”.
Concentraciones del mismo signo que la de Madrid han sido convocadas, también para hoy, en Gijón, Málaga, Gerona, Zaragoza, Lérida, Tarragoza, Cáceres y León, entre otras ciudades.
Por lo que respecta a la manifestación del domingo, en la que no se prevén disturbios, aunque todo puede pasar en función de lo que ocurra hoy, ha sido convocada bajo el lema “Nos están matando” y va contra el “sistema capitalista y el Régimen del 78”. Aseguran que reúnen a 120 colectivos que lucha por los “derechos sociales, servicios públicos y la libertad de expresión”.
El itinerario elegido, entre la Puerta del Sol y la Plaza de Oriente, y la hora, las 12.30 de un domingo, conlleva ciertos riesgos ya que se trata de una zona en la que suele haber, como cualquier día festivo, miles de ciudadanos que pasean o acuden a los establecimientos comerciales.
Los manifestantes se van a mezclar con personas que nada tienen que ver con la convocatoria y no se puede descartar algún incidente entre quienes se sientan molestos por la presencia de unos individuos que, en definitiva, interrumpen lo que es una jornada para pasear y descansar.
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