Opinión
El atasco
Es tal el carajal montado que vamos a necesitar más de un par de remolcadores para volver a poner en marcha el tinglado de país que sufrimos.
En el Canal de Suez se ha quedado varado un megacarguero, el «Ever Given», y no sale ni para atrás ni para adelante. Eso significa que a la economía mundial, y a la postre a la nuestra, se le ha atascado un hueso en la garganta. Atorado el canal en el peor momento, como las averías del vecino, el barco cargado hasta los topes de contenedores, de lado a lado frenado, intriga, pues es una performance que identifica de nuestro tiempo.
La realidad, después de más de un año, es que seguimos enquistados con la pandemia mundial de la Covid sin que la clase política sepa cómo sacarnos de este marasmo vírico y mortal. No lo hacen, y en nuestro patio interior, a falta de un «Ever Given», sufrimos la incapacidad de los políticos para ponerse de acuerdo y solucionar los problemas, que es para lo que se les paga.
Ángel Gabilondo, sosamente, ha reconocido que no quiere saber nada de Pablo Iglesias, que a su vez tampoco se muestra interesado en su compromiso con el Gobierno del que era vicepresidente segundo, porque tiene ya la vista puesta en la Comunidad de Madrid. Como Toni Cantó, da igual dónde esté empadronado, que vuelve a la capital renacido como en su papel en «Siete vidas», parece que para colocarse de independiente en las listas populares de Isabel Díaz Ayuso, que tuvo que convocar unas elecciones anticipadas porque sus socios de Ciudadanos afilaban la guadaña achuchados por Pedro Sánchez.
Es tal el carajal montado que vamos a necesitar más de un par de remolcadores para volver a poner en marcha el tinglado de país que sufrimos. «Ever Given», el megabarco que paró el mundo, es la triste metáfora de este mundo, como también lo es el atasco político del que no salimos, mientras los muertos por el coronavirus y las crisis económicas se amontonan.
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