Organización criminal
Así era Sergio, el pintor que escondía el mayor laboratorio de anabolizantes de Europa en un piso de Valdepeñas
Ha sido detenido con otras 20 personas en una operación de la Policía Nacional en la que se han incautado de más de 3 millones de dosis
Cada ciclo de dopaje le costaba entre 180 y 500 euros así que pensó que podía ser una buena idea suministrarlos él mismo. No tenía ni idea de química, ninguna formación en medicina, ni siquiera en musculación. Simplemente vio un nicho de mercado y se lanzó de lleno. Sergio no llega a la treintena, trabajaba como pintor en Valdepeñas (Ciudad Real) aunque últimamente ya cogía poco la brocha porque la realidad es que se estaba haciendo de oro desde hacía unos tres años. Según reconoce Juan José Castro, el inspector jefe de la sección de Consumo, Medio Ambiente y Dopaje de la Policía Nacional que ha dado al traste con el negocio de este joven, Sergio es autodidacta: él solito, vía internet, se informó de los principios activos que debía comprar en Asia a través de internet para poder mezclarlos aquí y suministrar a gran ritmo a pastillas y viales de anabolizantes y hormonas que daban a todo aquel que deseara verse más musculado sin matarse en el gimnasio. Tal era su volumen de negocio que la “empresa” se fue diversificando y ya tenía ramificaciones en varias provincias. La “operación Melot”, según ha explicado en rueda de prensa esta mañana el comisario principal de la UDEV, Tomás González de la Oliva -quien ha comenzado su intervención con unas sentidas palabras hacia los periodistas asesinados en Burkina Faso, David Beriain y Roberto Fraile- se ha saldado con una veintena de detenidos por delitos contra la salud pública, otros tantos registros en domicilios en Ciudad Real, Cádiz, Almería, Castellón y Málaga. Además los agentes se han incautado de tres millones de dosis intervenidas y 65 kilos de principio activo de distintos medicamentos con el que podrían fabricar, según la Policía, otros 38 millones de dosis.
Y es que la producción del negocio de Sergio era de una tonelada al año. Él y las células que había creado se dedicaban al negocio de forma transversal: controlaban desde la producción hasta el almacenaje y la distribución, por eso también han sido imputados por un delito de organización criminal. Él mismo fabricaba sin parar: primero en una cochera hasta que sospechó que las autoridades le pisaban los talones (estaba en lo cierto) y bajó un poco el ritmo y cambió de espacio. Cogió un pequeño piso de la localidad, distinto a donde residía, y trabajaba día y noche dando salida a las pastillas y las “pócimas” y “combos” que luego suministrarían a los musculados. Se había convertido en el laboratorio clandestino de hormonas y péptidos más activo de Europa, según la Policía.
Desmayos en consulta
Había inventado dos marcas propias (”Beta-farmacéutica”, una de ellas), tenía más de 30 tipos de productos y logró distribuir en varias tiendas de productos dietéticos y gimnasios, donde captaban clientes. Allí mismo les recomendaban dónde ir si querían que les prepararan un ciclo a medida e incluso lo suministraban allí mismo una practicante. Se trata de una mujer que trabajaba en la Línea de la Concepción (Cádiz) que inyectaba los viales de hormonas sin ningún tipo de conocimiento en la materia. Se les habían mareado a incluso desmayado algún paciente; incluso alguno pudo relacionar algún problema real, lo que no les hizo plantearse el negocio. Esta mujer tenía contactos en el hospital de la Línea, desde donde enfermeros compinchados le sacaban productos como viales y calmantes. Fue en la localidad gaditana precisamente donde comenzó la investigación a finales de 2018 tras descubrir la Policía 500 cajas de anabolizantes de la misma marca. Tras las comprobaciones oportunas, constataron que no existía ningún laboratorio con ese nombre e iniciaron unas pesquisas que les llevaron a Valdepeñas porque la organización distribuía en mano o a través de empresas de paquetería ordinarias.
Así llegaron a Sergio que trabajaba ya a tal ritmo que había comprado hasta maquinaria propia. Su fortuna amasada a base de pastilla y jeringuilla la invertía en criptomoneda, un rastro muy difícil de seguir para los investigadores. Tampoco hacía alarde de un elevado tren de vida y seguía viviendo en casa de su madre, donde fue detenido. Los investigadores, que ya han desmantelado nueve laboratorios de este tipo, constataron que el “emprendedor” barajaba mudarse a Portugal, donde al parecer hay cierta facilidad para adquirir este tipo de productos.
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