Conflicto diplomático

La maldición de “Ben Batouche” que ha caído sobre el Gobierno español

Desde Marruecos se sigue con expectación el proceso judicial por la entrada irregular del jefe polisario en nuestro país, asunto en el que Podemos ha quedado al margen de toda responsabilidad

Arancha Gonzalez Laya REUTERS/Juan Medina/File Photo/File Photo
Arancha Gonzalez Laya REUTERS/Juan Medina/File Photo/File PhotoJuan MedinaREUTERS

La maldición de “Ben Batouche”. Así denominan algunos medios de comunicación marroquíes a la investigación judicial que se desarrolla en España por la acogida del jefe del Frente Polisario, Brahim Ghali, y que ha alcanzado ya a la ex ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya. Ese nombre fue el utilizado por el saharaui para inscribirse en el hospital de Logroño donde fue tratado de coronavirus.

Desde que el pasado mes de abril, LA RAZÓN desvelara la presencia de Ghali en España y las consecuencias que iba conllevar para las relaciones diplomáticas con Marruecos, la prensa magrebí y los medios políticos han seguido con inusitado interés las peripecias judiciales del caso; en concreto, las derivadas de la presunta entrada ilegal en nuestro país de esta persona. LA RAZÓN se ha convertido en un medio de referencia por las informaciones que desde el primer momento ha facilitado sobre este asunto.

Poco a poco la madeja de ha ido deshilvanando y ahora es González Laya la que tiene que decidir si se “come” ella la maldición de “Ben Battouch” o dispara hacia arriba, en un asunto que podría llegar a la presidencia del Gobierno.

Sin embargo, llama la atención de que en ningún momento ser cita en este caso al ex vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, de Podemos, partido que mantiene unas fluidas relaciones con el Frente Polisario y que, por lógica, debería haber estado enterado (o consultado) sobre la acogida de Ghali en España. Parece a salvo de cualquier implicación. No existe ningún dato que le implique, es cierto, pero en un tema tan querido por el partido morado... Iglesias se mantiene en la sombra después de que uno de sus comentarios sobre el Sáhara fuera, de hecho, el inicio de el conflicto con Marruecos, que después estalló con la llegada del polisario.

La celebración de las recientes elecciones en Marruecos, han retrasado la anunciada normalización de relaciones diplomáticas y la vuelta de la embajadora de Rabat a Madrid. Es cuestión de tiempo, según fuentes diplomáticas consultadas por LA RAZÓN.

Mientras, el proceso judicial y la citada “maldición” que ha caído sobre el Gobierno español es seguido con expectación en el vecino país, que ve cómo la Justicia española (de la que se quejaron cuándo dejó que Ghali volviera a Argelia) cumple con su cometido de investigar los asuntos hasta sus últimas consecuencias.

Al final, las quejas diplomáticas formuladas desde Rabat se demostraron ajustadas ya que, en definitiva, España había acogido en su territorio al “enemigo público número 1″ del país, por la guerra que mantiene en el Sáhara Occidental.