Convención PP
Casado promete traer a Puigdemont ante el Supremo “aunque tenga que viajar al último país de Europa”
El líder del PP sitúa al partido como la única alternativa y reivindica el voto de la esperanza y el reformismo. Avanza que cuando llegue a Moncloa creará el Museo Nacional de Historia de España
Pablo Casado entró en la plaza de toros de Valencia, donde el partido cerró la convención del PP, dando la vuelta al ruedo desde el burladero. Su secretario general, Teodoro García Egea le seguía unos metros por detrás, pero le perdió de vista, porque no dejaba de saludar al tendido que le reclamaba selfis.
Muchos no pudieron entrar por la limitación de aforo, pero los populares la volvieron a “montar” y llenaron en uno de los territorios que durante años fue hegemónico para el partido y donde, según las encuestas, la renovación de sus líderes con Carlos Mazón y María José Catalá -de quien el líder del PP dijo que será la próxima Rita Barberá valenciana-, les da la vuelta a recuperar el poder.
La plaza aclamó al líder del PP: ¡Presidente, presidente! antes de que comenzara a hablar y tuvo que dar las gracias por tres veces. “Oa, oa, oa, Pablo a La Moncloa”, continuaba el tendido. “Cómo no te voy a querer, Valencia, si de aquí es lo que más quiero, mi mujer, Isabel”, confesó.
Casado reconoció sentirse emocionado por todos los que se habían quedado a las puertas de la plaza y les prometió que volvería a salir. Pronunció sus primeras palabras en griego, y luego en inglés: “Tu ejemplo, es el ejemplo de lo que venimos demostrando en España”, le dijo al primer ministro de Grecia, Kyriakos Mitsotakis donde aseguró que había mostrado que se puede vencer a los partidos populistas “sin ceder a las presiones” que reclamaban al partido moderado que le dieran el gobierno. “Pablo, aguanta”, recordó que le dijo Mitsotakis cuando quería Sánchez que el PP le diera el gobierno con una abstención.
Partido unido
Casado ha asegurado ante los simpatizantes de su partido que el PP está “unido como una piña, fuertes como una roca”, y que salen dispuestos a echarse el país a las espaldas y “salvar a los compatriotas de la ruina”.
El líder de los populares aseguró que no quiere el voto del rechazo, sino el de la “esperanza” y el “reformismo”.“No he venido a hablar del aún inquilino de La Moncloa; él es el pasado, aunque aún no lo sepa”, ha exclamado tras recordar que “los españoles no recuperaremos el empleo hasta que el presidente del Gobierno no pierda el suyo”.
Tres años después de que cogiera el relevo del PP, reconoció que ha tenido que recorrer una “travesía del desierto”, uniendo el partido, los territorios y el centro-liberal. Casado llamó a los afiliados a “quitarse de encima a este gobierno”, a sacar a la España de los balcones, a las plazas para recuperar su futuro. “No somos recambio de nada, ni remplazo de nadie. Salimos a por todas”, les dijo. Arengó a sus militantes convencido de que “el cambio ya está aquí, estamos preparados, tenemos un plan preparado, no defraudaremos” y, en su credo afirmó que creía en un PP “amplio, ancho, que salga a ganar”, para devolver el poder a los españoles.
El Plan de Casado
El líder del PP fue desmontando los “mantras” que los socialistas reivindican como suyos. Recordó que al partido no le puede dar ni “una lección de sostenibilidad” quien se pasea con el coche blindado, que “somos el partido que paró el Plan Ibarretxe y el Plan Puigdemont” o el partido que derrotó a ETA:” El partido de Miguel Ángel, Goyo, Alberto...” y prometió que no pasará ni una “a la manada que mantiene a respiración asistida al señor de La Moncloa”. “Ni una lección de libertad”.
Casado presentó su plan: Resetear el desastre provocado por el Gobierno, desfibrilar España, con urgencia, “sin que nadie le tiemblen las piernas”, con los mejores al frente, con un equipo transversal.
Anunció que, cuando llegue al Gobierno lanzará una estrategia de refuerzo constitucional, aprobarán una ley que dejará sin efecto la de Memoria Histórica para evitar la propaganda devisiva, modificará la norma para que los jueces elijan a la mayoría del Consejo y despolitizaremos el CNI o la televisión pública.
También prometió que, cuando llegue a La Moncloa “haremos delitos la convocatoria de referéndum ilegal, recuperaremos la competencia de prisiones en Cataluña y País Vasco, cortaremos la financiación pública a partidos y asociaciones que promuevan la violencia o cerraremos sus falsas embajadas”.
Además, impulsarán una ley de símbolos para ir contra las humillaciones al Rey o a España y promoverán la defensa de nuestra lengua. En cuanto a cultura se refiere anunció que creará el Museo Nacional de Historia de España en el actual ministerio de Agricultura porque “estamos orgullosos de nuestra historia” y advirtió de que “España no tiene pedir perdón a nadie, nos tienen que dar las gracias por nuestra contribución a la Hispanidad”.
Cataluña “libre”
Reivindicó una Cataluña libre porque “es española y lo seguirá siendo a pesar de los indultos y mesas de la vergüenza”. Ahora, que se cumplen cuatro años del 1-O, Casado aseguró que entonces “hicimos lo que teníamos que hacer y haremos lo que tengamos que hacer en el futuro si lo vuelven a hacer”.
Además, si llega a La Moncloa prometió que “traeremos a Puigdemont al Tribunal Supremo, aunque tengamos que viajar hasta el último país de Europa para exigir el respeto a nuestra Justicia. Ya está bien de impunidad con los golpistas”. Estas palabras provocaron una tremenda ovación en todo el tendido.
Medidas
Casado aseguró que por mucho que les presionen no van a ceder con la reforma del CGPJ porque, insistió, que el PP seguirá apostando para que los jueces elijan a los jueces. “El bloqueo lo ponen desde el Gobierno”. Denunció el rodillo parlamentario y la “granja Orwelliana” en la que dijo, “quieren convertir nuestras vidas” al tiempo que reivindicó la libertad y cargó contra todas las dictaduras: “Que valientes con dictadores muertos y qué cobardes con dictadores vivos”, dijo mientras los asistentes gritaban ¡libertad, libertad!
El líder del PP defendió la cultura de la vida “con ayudas y sin castigos” porque las instituciones tienen que estar siempre “a favor de la vida”, apostó porque pongan recursos para ello y que, “si se equivocan, que lo hagan a favor de la vida”.
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