Negociación
Los socios avisan a Sánchez de que pueden hacer tambalear la reforma laboral
Bildu y ERC advierten de que se trata de una negociación “descafeinada” por atender a la CEOE y piden más “diálogo político” para dar su ok
La reforma laboral debe estar lista para antes de final de año. Es una de las materias que más quebraderos de cabeza ha causado en el seno del Gobierno por las diferencias constatadas entre PSOE y Unidas Podemos. Fue, además, una foto fija que reflejaba la tensión constante que se vive en Moncloa entre ambos socios. Los morados advirtieron públicamente a los socialistas de que la reforma laboral debía derogarse y que el liderazgo de las conversaciones debía llevarlo el ministerio de Trabajo dirigido por Yolanda Díaz. Denunciaron, incluso, “injerencias” por parte de la vicepresidenta primera Nadia Calviño, en las negociaciones. Tras firmar la paz, la mesa de diálogo social se reúne prácticamente a diario con empresarios y la patronal con el calendario marcado en rojo ante la premura para cumplir con los plazos que demandan en Europa.
En el Gobierno, fuentes gubernamentales son optimistas en cuanto a la negociación en la mesa del diálogo social y apuntan a que llevarán la reforma laboral a Consejo de Ministros antes de que termine el año. Ante este escenario, en el Congreso de los Diputados, los socios que sustentan al Ejecutivo parlamentariamente presionan con ser partícipes de las negociaciones. La reforma laboral es un asunto clave para partidos como Bildu, que incluso arrancaron el compromiso de Moncloa de derogar de forma íntegra la reforma laboral, como contrapartida a las votaciones para prorrogar el estado de alarma en 2020, aunque finalmente el PSOE matizó ese mismo día la propuesta.
Ante la intención del Ejecutivo de un acuerdo “tripartito” -esto es Gobierno- empresarios y sindicatos- Bildu ya ha recordado al Ejecutivo de que necesitan del concurso con las fuerzas políticas de izquierda para aprobar la reforma laboral. “Vemos mucho diálogo social y poco diálogo político”, ha advertido este martes la portavoz Mertxe Aizpirua. El partido critica el “empeño” del Gobierno en conseguir el aval de los empresarios, mientras descuida a las fuerzas de izquierda “que somos quienes tenemos que aprobarla”. Muy gráficamente avisó que “la reforma no se aprueba sola”. Para Bildu, la CEOE “quiere descafeinar su contenido” y pide al Ejecutivo que de a conocer a los grupos parlamentarios cual es la situación concreta en la que se quedarán los trabajadores. “Esperamos que el Gobierno cumpla con su palabra”, ha advertido.
Mismas críticas desde ERC. El portavoz Gabriel Rufián, como en otras ocasiones, ha señalado al Ejecutivo por “no hablar con ERC”, lo que a su juicio es “una mala idea”. Para los republicanos se están “diluyendo aspectos importantes para contar con la CEOE”, como la cuestión de la temporalidad, los convenios colectivos y autonómicos, por ejemplo.
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