Radiografía
El retrato robot del votante del PP: de mediana edad y preocupado por el paro y la economía
El nuevo presidente de los populares tiene poco más de un año para ampliar su nicho de votantes
El Partido Popular se encomienda al que fuera presidente de la Xunta y conseguidor de cuatro mayorías absolutas, Alberto Núñez Feijóo, para resurgir tras la crisis orgánica desatada en el partido a raíz del choque entre Pablo Casado y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, así como los vaivenes ideológicos protagonizados por la antigua dirección.
Las formaciones de derecha –Partido Popular, Ciudadanos y Vox– libran una encarnizada batalla por el voto conservador, con distinto resultado. El desembarco de Feijóo en la dirección nacional llega con un objetivo claro: recuperar la Moncloa en las próximas elecciones generales. Ante este escenario cabe preguntarse cómo es el votante de derechas que elige al PP en las elecciones y cuáles son sus preocupaciones.
En las elecciones generales del 10 de noviembre, el bloque de izquierdas ganó al de derechas por solo seis escaños y 130.000 votos al de derechas. PP, Vox, Ciudadanos y Navarra Suma (NA+) obtuvieron 152 escaños, con 10.295.226 votos frente a los 10.425.669 votos de la izquierda. En el caso del PP, los de Casado convencieron a más de cinco millones de ciudadanos que se tradujeron en 89 escaños en la Cámara Baja. Con Casado al frente, los populares lograron su peor resultado, muy lejos de los históricos 183 que logró José María Aznar en el año 2000 cuando su estrategia de aglutinar a toda la derecha, le dio su mejor resultado a los populares.
Si algo caracteriza al votante del PP es el respeto a la soberanía nacional y la economía, es decir, el interés por la unidad nacional y todo lo relacionado con la creación de empleo, la presión fiscal y las libertades económicas. Prueba de ello es que, según los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), los votantes del PP sitúan al paro como el principal problema de España, con un 36,3% de menciones. Le siguen los políticos y partidos con un 27,7% y en tercer lugar están los problemas de índole económica con un 7,8%. Cierra la lista, la independencia de Cataluña, con un 5,3%. Precisamente, respecto al órdago soberanista de Cataluña cabe subrayar que muchos analista señalaron que la falta de contundencia del PP durante la época del procés precipitó la el desgaste del partido así como la huida de varios votantes hacia otras formaciones como el Ciudadanos y Vox con un discurso más rotundo respecto a la cuestión catalana.
Junto a estas dos constantes –soberanía nacional y economía– en el votante del PP se han ido difuminando las cuestiones religiosas, muy relevantes durante la Transición. No en vano, preguntados por cómo se definen, los votantes populares, la mayoría, un 44% se define como conservador mientras que un 13,6% lo hace como liberal y un 11,6% como demócrata cristiano. Es decir, los votantes del PP, al igual que los del PSOE –los dos principales partidos del espectro político español desde la Democracia– evolucionan a la par que lo hace la sociedad española.
El votante del PP es un votante maduro. Le votan más personas de entre 40 y 50 años que los jóvenes, situación que también está relacionada con el envejecimiento de la sociedad. Según los datos del CIS, el porcentaje de votantes de entre 18 y 24 años que en las elecciones generales del 10 de noviembre dio su voto al PP fue solo del 6,1%, el más bajo entre todos los espectros de edad analizados. En el lado opuesto, los mayores de 65 años representan el 20,3% del electorado. Les sigue, el nicho que abarca de entre 55 a 64 años, que fueron el 14,2% de los votantes, y en tercera posición están los que se mueven entre la horquilla de edad que va entre los 45 y 54 años que representaron el 12,2% de los votos en las últimas generales. Por lo tanto, los votantes mayores de 45 años representaron el 46,7 por ciento del electorado durante el pasado 10 de noviembre de 2019. Precisamente, tanto el perfil el más joven como el más conservador es donde Vox está disputando con éxito el granero de votos a los populares.
Respecto a la clase subjetiva en la que se sitúan los propios votantes. El CIS apunta que el 24,4% se identifica como clase alta media; el 14,7% como clase media, un 10,7% como media baja. Sirva como ejemplo que en las últimas elecciones generales, con Pablo Casado como candidato, en cuatro de los cinco barrios madrileños más pudientes del país, el PP se consolidó como la fuerza más votada. El primer bastión «popular» –y el más rico, con 25.957 euros anuales de renta per cápita de media– es Pozuelo de Alarcón, el PP acaparó el 40,11% de los votos. Por otro lado, en Boadilla del Monte, la segunda ciudad más rica de España donde la renta media alcanza los 19.702 por cabeza, fue la fuerza más votada con el 25,93%.
Precisamente, la clase socioeconómica del votante es otra las variables que diferencia a los votantes del PP y Vox, y que por lo tanto, lastran apoyo a los azules. Siguiendo con el mismo ejemplo anterior, de cruzar el voto con la renta, los de Abascal se alzaron con la victoria en Nijar, la ciudad más pobre de España con una renta media neta anual de 6.253 euros por habitante y con algo más de 30.000 habitantes.
Estudios y distribución geográfica
En este sentido, la mayoría, el 17,5% tienen estudios primarios y el 15,8% no tienen estudios. Aunque apenas hay diferencia en los seguidores populares en cuanto al sexo, son las mujeres quien más escogen la papeleta azul: un 12% frente al 11,5% de hombres. Según los expertos la fidelidad del voto femenino se explica porque el género masculino es mas activo en nuevas iniciativas mientras que las mujeres son más conservadores y menos proclives al cambio.
En las zonas rurales y en la España vaciada también predominan los votantes populares. Eso sí, tradicionalmente en el norte prefieren al PP y en el sur al PSOE. Sin embargo, este esquema estaría variándose a tenor del buen resultado que cosechó en las elecciones municipales el andaluz Juan Manuel Moreno, que apoyado en Cs y Vox, consiguió desalojar de la Junta de Andalucía a los socialistas tras casi cuatro décadas de gobierno.
Por otro lado, entre las 52 circunscripciones electorales destacan siete en las que la primera fuerza fue siempre conservadora. Lugo, Ourense, Pontevedra, Burgos, Soria, Segovia y Ávila han apostado mayoritariamente por la derecha. Aunque no siempre votaron azul, otras 17 provincias se decantaron de forma abrumadora por el flanco derecho en las elecciones de 2019 fueron Guadalajara, Zamora, La Rioja, Madrid, Melilla, Navarra, Palencia, Salamanca, Valladolid o A Coruña. En este sentido, los votantes del PP residen en su mayoría en pequeños municipios (menos de 2.000 habitantes), grandes ciudades (400.000 a un 1.000.000 de habitantes) y urbes medias (de 50.000 a 100.000).
En definitiva, Feijóo toma las riendas del partido con el objetivo de convertirse en la alternativa al presidente Pedro Sánchez y convencer a los desencantados que hace unos años apostaron por Ciudadanos y Vox. Incluso gracias a su perfil moderador y de gestión podría atraer a los votantes del PSOE que están decepcionados con los socios de la coalición. Por delante, el nuevo presidente del PP tiene poco más e un año antes de enfrentarse a las urnas.
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