A fondo

El acuerdo con Gibraltar, el frente olvidado de Sánchez

Los controles se recrudecen en La Verja mientras que la oposición reclama voz en las negociaciones

Los controles en la Verja han provocado largas colas en los últimos días
Los controles en la Verja han provocado largas colas en los últimos díaslarazon

Han pasado 16 meses desde que vieron la luz «los acuerdos de Nochevieja» que fijaron las líneas maestras de la futura relación del Peñón con España y con el resto de la Unión Europea en el marco de la salida de Reino Unido de la Unión Europea. Desde entonces, se ha mantenido en la Verja de Gibraltar un «statu quo» de buena voluntad por ambas partes para garantizar la fluidez tanto a los gibraltareños como a los trabajadores fronterizos. Sin embargo, desde mediados de abril se están aplicando estrictamente los controles Schengen con las incomodidades que ello supone para el tránsito de personas y mercancías. Significa, por lo tanto, que según la normativa de control de las fronteras, para acceder a España (y la UE) por un periodo de duración inferior a tres meses (turismo, negocios, estudios), los nacionales de terceros países tienen que presentar su pasaporte en vigor y visado en caso necesario. Según varias denuncias, de las que se hizo eco el ministro principal de la colonia, Fabián Picardo, que reprochó a las autoridades españolas que aplicaran los controles que exigen la Ley. «Estamos recibiendo reportes de un cambio en el enfoque de los nacionales de terceros países no gibraltareños que cruzan la frontera con España. Vamos a abordar estas cuestiones con las autoridades del Reino Unido y de España», señaló a través de las redes sociales.

Tras el Brexit, el Reino Unido está sujeto a normas más estrictas al entrar en el espacio Schengen, incluida España. Sin embargo, esas normas se habían flexibilizado mientras los dos países negocian un acuerdo post-Brexit sobre los controles fronterizos que no llegan.

Fuentes diplomáticas españolas confirmaron a LA RAZÓN que se está aplicando Schengen como consecuencia de la salida de Reino Unido de la Unión Europea y porque por el momento no se ha conseguido llegar a ese acuerdo que defina la nueva situación en La Verja. Hasta siete rondas de negociación se han celebrado desde el pasado octubre, una vez que la Unión Europea dio el mandato para iniciar el diálogo, sin embargo, los avances son escasos. «El estallido de la invasión rusa de Ucrania, la covid y la situación en Irlanda del norte» están detrás de este retraso, aseguran estas mismas fuentes.

Este retraso en la firma del acuerdo preocupa en el Campo de Gibraltar. El senador por la provincia de Cádiz y alcalde de la ciudad de Algeciras, José Ignacio Landaluce, en declaraciones a LA RAZÓN, muestra su preocupación ante la falta de avances concretos. «He hecho una petición para que se dé información para el campo de Gibraltar como tiene Peñón», dice en referencia a que Gibraltar sí participa en las rondas de negociación. «Tienen que haber claridad, luz y taquígrafos. Además queremos saber si se están defendiendo los intereses del Campo de Gibraltar. Esa zona de bienestar compartido que solamente, por ahora, es de La Verja», critica el alcalde que denuncia que los gibraltareños tienen «todas» las ventajas porque «están fuera de la Unión Europea pero a la vez bajo el paraguas español». Consciente de que su región se juega mucho porque miles de personas cruzan diariamente La Verja para ir a trabajar al Peñón, Landaluce defiende que el futuro acuerdo «tiene que ser beneficioso para todos», especialmente para los trabajadores que tienen que «estar protegidos y a los que no se puede usar como rehenes». Según explica desde el Ejecutivo sí están recibiendo información, aunque «escasa» y reclaman, ante todo, participar en las negociaciones y aportar dada la relevancia del acuerdo para el Campo de Gibraltar.

Rellenos y buques

Mientras las negociaciones entre la Unión Europea y el Gobierno británico para alcanzar un acuerdo sobre la relación con Gibraltar continúan en «stand by», algunas tensiones recurrentes en la frontera se recrudecen sin apenas consecuencias. Dos sumergibles nucleares –uno de la Royal Navy y otro de la Marina de EE UU– provocaron una protesta del Gobierno de España y la denuncia ecologista. El asunto no es baladí ya que el suceso evoca la polémica del «HMS Tireless», que se marchó de Gibraltar en 2001 tras once meses de estancia reparando su reactor nuclear. Su llegada hizo que se aplicaran los protocolos habituales para que se realizaran las maniobras, sin embargo, el Ejecutivo no puede hacer nada para evitar estas escalas dado que el puerto de Gibraltar, con sus aguas interiores, fue cedido por España al Reino Unido en virtud del Artículo X del Tratado de Utrecht de 1713.

Paralelamente, los terrenos que Gibraltar está ganando al mar continúan siendo un motivo de preocupación. En el punto de mira se sitúa en proyecto urbanístico que las autoridades locales de Gibraltar anunciaron en octubre y que se levantarán sobre unos terrenos por los que España ha protestado en reiteradas ocasiones.

Sin todavía una fecha concreta para el acuerdo y sin que el Ejecutivo parezca mostrar demasiado interés por resolver el asunto, la situación en la frontera preocupa, especialmente, entre quienes residen frente al Peñón. «No se está haciendo nada para resolver el dumping fiscal o lo problemas medioambientales al otro lado de La Verja», concluye Landaluce que critica que «parece que estamos llegando a una acuerdo que será la nada».