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Moncloa se inhibe en la vuelta de Juan Carlos I
Traslada la presión a Casa Real: «No compete al Gobierno», zanjan, pero reafirman que el padre del Rey debe dar explicaciones
La inminente vuelta de Don Juan Carlos a España para acudir a las regatas de vela en Pontevedra y para visitar a su hijo el Rey Felipe VI, se sigue de cerca en Moncloa, al igual que se hizo cuando junto a Zarzuela organizaron su salida de España hace dos años. Pero en esta ocasión, el Ejecutivo trata de inhibirse públicamente de esta cuestión para evitar verse contaminados por el desgaste de la crisis reputacional que arrastra la figura del padre del Rey y que los socios del Gobierno aprovechan para erosionar la imagen de la institución monárquica. Así, en cuanto al regreso de Juan Carlos I, en el Ejecutivo se limitan a subrayar que es «una decisión que no compete al Gobierno» y derivan las explicaciones pertinentes a la Casa Real. «El Gobierno no va a pronunciarse, es una decisión que atañe a la Casa Real», señalan en Moncloa.
El Ejecutivo ha contribuido a proteger la figura de Felipe VI y crear un cortafuegos en torno a la Monarquía, pero hace tiempo que marca distancias respecto a las polémicas que rodean a su padre. En concreto, el propio Sánchez las definió como «inquietantes» y «perturbadoras» y conminó a Don Juan Carlos a «dar explicaciones» a los españoles. «Unas consideraciones que tienen hoy la misma vigencia que ayer», precisó la portavoz gubernamental Isabel Rodríguez y que se vislumbraron tímidamente en la carta en la que el que fuera monarca hasta 2014 dijo «lamentar» las repercusiones públicas que habían tenido sus actividades. La opinión que en público defienden los ministros socialistas es la misma. La titular de Sanidad se pronunció horas antes en el mismo sentido, vinculando su vuelta al pronunciamiento de la Casa Real, quien, hoy por hoy, solo ha confirmado esa cita entre padre e hijo. «Es un tema que va a querer dilucidarse en el ámbito de la Casa Real y ahí es donde tiene que corresponder el pronunciamiento», señaló la ministra.
En el Ejecutivo también reivindican el ejercicio de transparencia que hizo la Casa Real hace unas semanas y que se vehiculó a través de un real decreto para que, entre otras cuestiones, las finanzas se fiscalicen por el Tribunal de Cuentas en el futuro. Si bien el Gobierno trata así de aislarse de esta circunstancia, la vuelta del Rey reabre una vieja herida tanto en Moncloa como en el Congreso de los Diputados. Unidas Podemos, socio minoritario del PSOE, ya se soliviantó al conocer que un reducido núcleo de confianza del presidente del Gobierno había participado en la operación que impulsó la salida del anterior Monarca a Abu Dabi, sin que los morados hubiesen sido informados.
Conscientes de que sus críticas molestan en Moncloa y ante el riesgo de quedar relegados en las decisiones que se llevan a cabo con la máxima discreción, los ministros de Unidas Podemos limitaron sus críticas y dejaron que fueran sus portavoces en el partido quienes elevaran la voz. Y es que cuando Moncloa y Zarzuela pactaron una nueva hoja de ruta para dotar de transparencia a la Monarquía, la cuota morada fue excluida de la negociación. Así, solo la ministra de Igualdad, Irene Montero, se pronunció para poner el foco en el debate entre Monarquía y República.
En el ámbito parlamentario, sus portavoces mostraron su malestar y aprovecharon para reforzar su ofensiva contra la Casa Real. El portavoz Pablo Echenique adosó a la institución monárquica la imagen de la corrupción, al ser consciente de que no pueden evitar el regreso de Juan Carlos I a España. A su juicio, España se encuentra «cada vez más cerca» de la República y la Monarquía «es una institución diseñada para delinquir». Precisamente los morados apoyaron este fin de semana una consulta popular no vinculante entre Monarquía y República. «Aunque no haya un reproche judicial, si entendemos que hay un reproche social», dijo. Echenique tachó como «humillante» su regreso y arremetió contra el principio de inviolabilidad del monarca, recogido en la Constitución.
El portavoz del PNV, Aitor Esteban, criticó que fuera adecuado que reaparezca en una regata y desde Bildu, Mertxe Aizpurua, tildó de «operación de blanqueo» su visita a España. Misma opinión en Más País. Íñigo Errejón lo tachó de «absolutamente bochornoso». En ERC, la secretaria general adjunta y portavoz de ERC, Marta Vilalta, instó a Juan Carlos I a ponerse a disposición de la justicia de inmediato si regresa a España y a asumir «todas las responsabilidades» que sean necesarias.
Ante la censura de los socios, el PSOE se alejó de ellos y llamó a «respetar» la decisión del padre del Rey. Según el portavoz socialista en Congreso de los Diputados, Héctor Gómez, no hay «impedimento» para que regrese. Además, quiso remarcar que la Fiscalía ya se había pronunciado sobre sus causas judiciales y las había archivado, por lo que incidió que el PSOE «no tiene nada que objetar» a su presencia en España. «Máximo respeto, todo el respaldo a la institución y valoración de la labor de Felipe VI», dijo, para después mandar un mensaje a sus aliados en el Gobierno y en el Parlamento. «La Monarquía garantiza una democracia plena», zanjó tras destacar su «papel importante» en España.
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