OPA de Génova
El PP quiere absorber a Ciudadanos para que no esté en las urnas
Negocia integrar a todos sus referentes territoriales, incluida Villacís, para no perder escaños. Génova está ofreciendo la integración, sin fotos, pero en la que las dos partes salgan ganando
Ciudadanos (Cs) se ha quedado sin equipo con el que presentarse a las próximas citas electorales en Andalucía. Con discreción, sin fotos de por medio, el partido que presideJuan Manuel Morenoha ido tejiendo la red alrededor de la estructura de los «naranjas» hasta poner la guinda con Juan Marín, el vicepresidente de la Junta en la anterior legislatura, y al que ahora han recuperado para que vuelva al gobierno y presida el Consejo Económico y Social.
Juan Marín es el final de un amplio proceso de captación del «talento» que le quedaba a Cs en la comunidad andaluza. Son más de una treintena de caras vinculadas a Cs en Andalucía, que han dado el salto, y que dejan así al partido que fundó Albert Rivera sin equipo con el que competir electoralmente.
Este es el objetivo de Génova, que tiene su ensayo en Andalucía, pero que responde a una estrategia a nivel nacional que Alberto Núñez Feijóo ha hablado con Juan Manuel Moreno, y en la que ya trabajan en la dirección nacional y en las otras direcciones territoriales.
La etapa de las coaliciones y de la suma de siglas la deja atrás esta nueva cúpula del PP. Feijóo ya se opuso en su día, como presidente del partido en Galicia, al modelo que Pablo Casado impuso en el País Vasco en las últimas autonómicas, con alianza y listas compartidas. Lo que Génova está ofreciendo ahora a la dirección naranja, y le consta a Inés Arrimadas, y también a la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, es la absorción, sin fotos, pero en la que las dos partes salgan ganando.
De momento, en Andalucía, la política de Juanma Moreno ha anulado a los dos sectores de Cs, al que representaba la consejera de Igualdad, integrada en el equipo del PP, y al de Marín. En Madrid, por poner otro ejemplo, desde la dirección popular ya han trasladado discretamente a Villacís el mensaje de que, si se presenta, no sacará nada, y la otra opción es que vaya como dos o tres de la lista del hoy alcalde, José Luis Martínez-Almeida. Los cálculos están hechos, y en el PP dan por descontado que esta operación garantizaría la mayoría absoluta a Almeida, y blindaría, a su vez, el futuro político de Villacís.
En estos movimientos que están ya articulándose pesa el análisis demoscópico de que el voto que se vaya a Cs en las elecciones es voto perdido para el bloque del centroderecha, porque no será suficiente para que Cs sume escaños o concejales. Mientras que si va directamente a la bolsa de los populares, puede representar un puñado de diputados o de concejales.
En Génova se malician que Arrimadas está en la operación de intentar captar a Cayetana Álvarez de Toledo, en un último golpe de efecto para aguantar hasta las elecciones generales. Pero también creen, por lo que conocen a la ex portavoz parlamentaria, que Álvarez de Toledo no se prestará porque «no va a dar el salto para ser ella la que baje la persiana».
Cuaje o no esta operación, en la dirección popular tienen ya decidido prescindir de Álvarez de Toledo en sus listas electorales. Sostienen que «no se está portando bien con Feijóo» y la acusan de «enredar en la sombra» y de «hablar mal» del político gallego.
Las últimas encuestas también están dando lugar a que se asiente la idea de que el voto de Vox es el más impredecible en estos momentos. Dentro de una tendencia a la baja, hay mucha diferencia entre el porcentaje de voto que le otorgan unos sondeos y otros, y esta variable entra también en el encaje de piezas que necesita hacer el centroderecha para asegurarse una mayoría sólida.
El equipo de Feijóo cree que de aquí a las elecciones de mayo pueden mejorar su voto consolidado en tres o cuatro puntos, del 32 por ciento actual, que dicen tener, al 36 por ciento. Y de ahí a las generales su plan es seguir absorbiendo apoyo del centroderecha con la aspiración de formar un gobierno en solitario y con apoyos externos. Antes con el PNV, en un programa en clave estrictamente económica, que con Vox.
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