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Adolfo Suárez Illana, el valor del consenso

Al segundo hijo, primer varón de Adolfo y Amparo, siempre le atrajo el Derecho, que estudió en la Universidad CEU San Pablo para doctorarse después en Harvard

El presidente del PP, Pablo Casado, conversa con Adolfo Suárez Illana / Efe
El presidente del PP, Pablo Casado, conversa con Adolfo Suárez Illana / Efelarazon

Al segundo hijo, primer varón de Adolfo y Amparo, siempre le atrajo el Derecho, que estudió en la Universidad CEU San Pablo para doctorarse después en Harvard.

De los cinco hijos que tuvo el presidente Adolfo Suárez era el más parecido a su padre, incluso en el físico. Le gustaba jugar, corretear por los jardines de La Moncloa, era inquieto y el gran «ojito derecho» de su madre Amparo, a quien estaba muy unido. Un día, mientras su padre mantenía un encuentro con un grupo de mujeres periodistas, irrumpió en el salón y demostró su poder mediático. «A este le gusta la política», pronosticó el entonces jefe del Gobierno. El tiempo le dio la razón, aunque los duros avatares de la vida templaron mucho su carácter. Las tragedias familiares marcadas por el cáncer, que él mismo superó hace unos años, hicieron de aquel niño extrovertido un chico más templado, reflexivo, enormemente orgulloso del legado del gran presidente de la transición. Recordar y reivindicar su figura ha sido y sigue siendo uno de sus principales retos.

Al segundo hijo, primer varón de Adolfo y Amparo, siempre le atrajo el Derecho, que estudió en la Universidad CEU San Pablo para doctorarse después en Harvard. Trabajó unos años en Estados Unidos y Venezuela, regresó a España y fundó un bufete de abogados bajo el apellido paterno. Allí estaba muy tranquilo cuando en las elecciones de 2003 le llamó José María Aznar y le propuso como candidato en Castilla La-Mancha. Aceptó, perdió y dejó la política, aunque nunca se alejó de la órbita del centro-derecha. Amigo personal de Pablo Casado, el nuevo líder del PP le designó presidente de la Fundación Concordia y Libertad, en aras de ese equilibrio centrista que tan buenos resultados electorales ha dado. Su inclusión como número dos en la lista de Madrid era un secreto a voces por los pasillos de Génova trece, desde que ambos lo acordaran el pasado verano. Pero fue este fin de semana cuando decidieron hacerlo oficial y público.

Adolfito, como siempre le llamaban sus padres, vuelve a la primera fila política, algo que nunca desearon sus otros hermanos: la tristemente fallecida Mariam tras una admirable lucha contra la enfermedad, Sonsoles, Javier y Laura. De profundas convicciones, se casó en la finca castellana de Villahermosa con Isabel Flores, hija del afamado ganadero Samuel Flores. Padre de dos hijos, Adolfo y Pablo, le apasionan el campo y los toros, que lidia con buena maestría. De hecho, el próximo 5 de mayo cumple cincuenta y cinco años y su familia le regalará un nuevo capote. Muy discreto en su vida personal, ha defendido con suma dignidad la figura y el legado de su padre, y ni siquiera pronunció una mala palabra cuando su sobrina Alejandra, hija mayor de Mariam, le arrebató el Ducado de Suárez, título otorgado por el Rey Don Juan Carlos a su fiel colaborador en la transición. El ex presidente quiso que lo llevara su primer varón, pero Alejandra hizo valer su condición de hija de la primogénita para ostentarlo y es ahora su titular.

De exquisita educación, nunca ha aireado interiores familiares. Se define como un liberal de centro, moderado, creyente y dialogante. También como un patriota que observa muy preocupado la deriva de los acontecimientos. «Está en juego el futuro de España como Nación», dice el hombre que será la pareja política de Casado. Autor de una famosa fotografía, la del Rey don Juan Carlos paseando con el brazo sobre el hombro de Adolfo Suárez, cuando este ya era preso del olvido y el Alzheimer, ganó el Premio gráfico Ortega y Gasset y donó su importe a la Fundación Reina Sofía. Curiosamente ahora, su designación en la lista del PP coincide con el quinto aniversario de la muerte de su padre. El destino ha querido que el hijo del aquel hombre artífice de la transición salte al ruedo. Adolfo Suárez Illana tiene claro que con este gran valor se presenta en la arena.