Andalucía
Amenazas cruzadas tensan los pactos
Aguado rompe el veto a Vox y se reúne con Monasterio para «salvar» la Asamblea de Madrid. Abascal presiona con torpedear a Villacís en la Alcaldía. Rivera responde dejando en el aire Castilla y León y Murcia.
Aguado rompe el veto a Vox y se reúne con Monasterio para «salvar» la Asamblea de Madrid. Abascal presiona con torpedear a Villacís en la Alcaldía. Rivera responde dejando en el aire Castilla y León y Murcia.
Las amenazas cruzadas dentro del bloque del centroderecha marcan el arranque de la semana en la que empiezan a constituirse los Parlamentos autonómicos, el miércoles es el turno de la Comunidad de Madrid, y quedarán a su vez constituidos todos los ayuntamientos, en concreto, el próximo sábado. La tensión crece con «zancadillas» que pueden terminar dando aire al PSOE en algunas de las comunidades autónomas en liza.
El pulso entre Ciudadanos (Cs) y Vox es el que está marcándolo todo en el fondo y el que sirve de justificación para los «coqueteos» puntuales de los de Albert Rivera con el PSOE.
Hoy deben retomarse formalmente las negociaciones entre PP y Ciudadanos, por ejemplo en Madrid, después de que el viernes pasado «estallaran» en el caso del Ayuntamiento, en lo que se interpretó como el primer movimiento del equipo de Begoña Villacís para quedarse con la Alcaldía a cambio de apoyar al PP en la Comunidad.
Ciudadanos dice haberse tomado como una afrenta el pacto del PP con Vox a nivel global para gobernar en todos los ayuntamientos en los que sumen mayoría. Y a su vez, Vox ha empezado a hacer valer sus escaños en las «plazas» más importantes, una vez que se entra en la recta final de la negociación y los de Albert Rivera siguen sin haber aceptado a nivel nacional sentarse en una mesa a tres con ellos para hablar de los gobiernos para los que necesitan de manera obligada los apoyos del partido de Abascal.
Vox ha amenazado con impedir que la Alcaldía de Madrid se la cobre Begoña Villacís, como han empezado a tantear desde Ciudadanos. Pero Vox también amenaza incluso con boicotear el acuerdo para que la Presidencia de la Asamblea de Madrid se la quede también la formación naranja, dentro del pacto que PP y Cs están negociando para repartirse el Gobierno regional. In extremis, Ignacio Aguado, el que fue el candidato de Cs a la Comunidad, se reunió ayer en secreto con Rocío Monasterio para intentar evitar que Vox frene el acuerdo en la Asamblea madrileña.
En Ciudadanos e incluso en el PP han tenido la tentación de pensar que esta negociación seria similar a la de Andalucía, que acabó siendo un «paseo» para estos dos partidos ante la presión de la exigencia del «cambio» andaluz y del calendario electoral, que obligó a Vox a ceder en todo. Pero aunque es cierto que el coste para Vox de entregar gobiernos a la izquierda sería muy alto, lo de repetir el modelo no parece que pueda salir tal cual.
Desde el partido de Abascal han empezado a dejar señales que confirman que reducirlo todo al mantra de que Vox «cederá» puede no ajustarse a la realidad. Los portavoces siguen cuidando sus maneras, pero por detrás los movimientos están evidenciando a las otras dos partes negociadoras que no tragan con ajustarse al papel de comparsas que terminaron por representar en Andalucía. Ni aunque el PP intente buscarles de nuevo el salvavidas de la firma de un acuerdo conjunto, en el que no pueden figurar ninguna de sus principales exigencias, las más polémicas, por cierto, por incompatibilidad con Cs y porque rompen al PP.
En este pulso, Ciudadanos media a su vez con la amenaza de darle al PSOE Castilla y León o incluso Murcia. En el trueque también está Aragón. Pero Murcia tiene un valor añadido porque además de ser uno de los feudos territoriales del PP, es también la circunscripción política del secretario general del partido, Teodoro García Egea, diputado en el Congreso por esta comunidad. La partida se juega en dos dimensiones, la pública y la privada. Pero en los gestos públicos hay síntomas que rebelan por dónde van en estos momentos los «tiros», aunque todo pueda cambiar hasta que no estén encajadas todas las piezas. Ayer Ignacio Aguado, de Cs, que hasta ahora se ha mostrado generosamente colaborador en la negociación para sostener un Gobierno de la Comunidad de Madrid presidido por Isabel Díaz Ayuso, colocó como línea roja uno de los temas más controvertidos en la relación del PP y Ciudadanos con Vox, las políticas contra la violencia machista.
Según declaró, el acuerdo en este punto es condición imprescindible para llegar a pactos con cualquier partido. Evidentemente, el empujón era para los de Vox, que han manifestado sus discrepancias con la legislación vigente, las ayudas y otras cuestiones relacionadas con la violencia de género. Aguado fue más allá y abrió incluso la puerta a la posibilidad de que en Castilla y León el candidato de Cs, Francisco Igea, acabe haciendo lo que realmente quiere hacer desde un primer momento, aunque le embridó la Ejecutiva de su partido, y que es pactar con el PSOE. La excusa, las medidas de regeneración.
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