Un año de la dana en Valencia

Calma tensa con Mazón: Génova le sostiene, pero no aclara si será candidato

Los sondeos internos apuntan a una recuperación tras el hundimiento

El PP valenciano se reivindica tras el aval de Feijóo a Mazón
Núñez Feijóo y Carlos Mazón, en un acto del PPAgencia EFE

El día 28 de octubre de 2024, Carlos Mazón sólo tenía en su mente una cifra: 51. Un año y pico después de su investidura, gobernaba en solitario tras aquella sonora ruptura con Vox en las comunidades y lo hacía con galones. En Madrid, su voz tenía peso. Empezaba a proyectarse como barón de barones. De los que amenazaban con disputar el protagonismo a Isabel Díaz Ayuso y Juanma Moreno, los dos grandes aspirantes en una hipotética y futura sucesión.

Aquella cifra que tenía en mente Mazón, la de la mayoría absoluta del PP en la Comunidad Valenciana, parecía posible: devolvía a la formación el brillo de tiempos pretéritos y afianzaba la recuperación de un fortín clave.

Pero todo cambió en cuestión de horas. En la fatídica jornada del 29 de octubre. Una lluvia torrencial de cientos y cientos de litros de agua en la Horta Sud de Valencia generó un tsunami a la inversa que acabó con la mayor devastación que se recuerda en mucho tiempo en España. Tanto por los daños materiales como por la insoportable pérdida de vidas humanas. Una catástrofe natural que truncó el buen sino del presidente valenciano, desde entonces siempre bajo sospecha ante la opinión pública.

Su ausencia en las horas clave, por una comida de trabajo; la tardanza en enviar una alerta a la población, cuando ya era demasiado tarde; la posterior confusión, cuando su partido pedía un nivel tres de emergencia y él se resistía; en definitiva, la gestión de la dana le valió a Carlos Mazón la reprobación de toda la izquierda y, también, de algunos miembros de su partido. Hasta situarlo en el abismo de una dimisión clamada también en las calles y a la que él nunca ha estado dispuesto.

Inicialmente, la dirección nacional de su partido optó por cargar las culpas sobre el Gobierno por no enviar todos los efectivos a su alcance, por no asumir el mando y por torpedear a la Generalitat. Con el tiempo, Alberto Núñez Feijóo asumió que «se habían podido cometer errores» en el transcurso de la gestión. Después, llegó una comparecencia en las Cortes para la que se generó gran expectación, con un resultado un tanto difuso. El presidente autonómico ligó su futuro a la reconstrucción y consiguió así ganar tiempo.

A pesar de que ha atravesado por momentos en los que todo parecía desmoronarse, ha logrado sobrepasar la meta de un año desde la catástrofe. Pesa sobre él una condena mediática, política y social, fundamentalmente por la izquierda, pero también por algunas terminales de la derecha. En estos doce meses, la marca de su partido ha llegado a estar por los suelos.

Pero... la situación actual no es tan adversa como podía parecer. Porque, según trasladan distintas fuentes populares a LA RAZÓN, la mayoría de sondeos internos vuelven a situar al partido a la cabeza. Lejos del resultado cosechado en 2023, y todavía más lejos de la mayoría absoluta, pero con capacidad de seguir en el poder. El efecto de la dana se traduce en una caída de los dos grandes partidos en detrimento de los extremos. Quienes suben son Vox, que se situaría como tercera fuerza, y Compromís.

Unas cuentas que llevan a Génova a la conclusión de que Mazón debe rematar la tarea de la reconstrucción. Y después, ya se verá. El estado actual es el de una calma tensa. La presencia de Mazón en actos de partido está normalizada, la relación con Feijóo es buena. Y con el nuevo secretario general, , aún mejor. Aunque nadie se atreve a confirmar que será el candidato para las próximas elecciones autonómicas.

Además, hay división interna sobre cuál debe ser su futuro. El núcleo duro de Feijóo cierra filas con él: «Ante una cacería de la izquierda no podemos entregar en bandeja la cabeza de un compañero. En los momentos difíciles es cuando más tenemos que estar». Otras voces de la dirección consideran que «el tiempo está poniendo las cosas en su sitio» y que, conforme avanza la investigación judicial y salen a la luz nuevos datos de lo que ocurrió la jornada de la dana, «se demuestra que si no se tomaron las decisiones oportunas fue también por negligencia de los organismos que dependen del Gobierno». De la misma manera, hay dirigentes que creen que Mazón es un «lastre» para la marca a nivel nacional y que mantenerlo en su cargo todo este tiempo ha sido un error.