Política

Cataluña

CDC: en busca del nombre perdido

Un motín de las bases y hasta una acusación de plagio marcan su cambio de denominación. Hoy votan entre Junts per Catalunya, Partit Demòcrata Català y Partit Nacional Català.

Carles Puigdemont y Artur Mas (d) durante la sesión matutina de la segunda jornada del XVIII Congreso de refundación de CDC
Carles Puigdemont y Artur Mas (d) durante la sesión matutina de la segunda jornada del XVIII Congreso de refundación de CDClarazon

Un motín de las bases y hasta una acusación de plagio marcan su cambio de denominación. Hoy votan entre Junts per Catalunya, Partit Demòcrata Català y Partit Nacional Català.

Un día después del tormentoso inicio del congreso fundacional de la formación que sustituirá a Convergència, los ánimos de las bases soberanistas estaban más serenos. Tras la rebelión del viernes contra la propuesta de dirección de bautizar a la criatura como «Més Catalunya» o «Catalans Convergents», el congreso puso en marcha una comisión para decidir el nombre del nuevo partido. Después de someter a votación más de 300 propuestas, tres nombres pasaron el rasero del 60 por ciento: Junts per Catalunya (el más votado), Partit Demòcrata Català y Partit Nacional Català.

El favorito de la dirección de CDC es Junts per Catalunya, pero esto no es garantía de éxito, puesto que el cónclave soberanista está funcionando como una asamblea y hay dirigentes que se atrevían ayer a pronosticar que habrá más sorpresas y que la cúpula convergente va a tener que hacer un verdadero esfuerzo de aproximación a las bases para no salir mal parada.

Dirigentes no oficialistas como Santi Vila, Carles Campuzano y Marc Guerrero apostaron por Partit Demòcrata de Catalunya, lo cual acabó provocando el enfado de la escisión soberanista de Unió, ya que su nombre es Demòcrates de Catalunya. «Lo lamento, no puede ser. El nombre ya es nuestro», manifestó la ex presidenta del Parlament Núria de Gispert desde su cuenta de Twitter. El congreso fundacional, en cambio, no está provocando grandes disputas en el terreno ideológico, puesto que la gran mayoría de asociados ve con buenos ojos que el nuevo partido haga referencias explícitas al objetivo de la independencia de Cataluña y a la República como futura forma de Estado. Tampoco hay grandes pulsos en el eje izquierda-derecha porque la nueva CDC seguirá siendo un partido de «centro amplio», es decir, que no basculará hacia ningún extremo.

El gran caballo de batalla está siendo el modelo organizativo. Aquí la lucha está siendo a brazo partido porque la mayor parte de las bases no está dispuesta a que Artur Mas y su círculo de confianza endose a la militancia una propuesta de doce cargos para la dirección con un consenso fabricado en los despachos. Las incompatabilidades (entre cargos de partido y responsabilidades de gobierno) centraban al cierre de esta edición el congreso soberanista. Este punto es crucial porque, en función de cómo se resuelva, la propuesta de Artur Mas de su tándem presidencial junto a Neus Munté (que es consellera de la Generalitat) podría frustarse. Hoy se producirá el desenlace del congreso refundacional y se verá finalmente la ascendencia de la dirección sobre las bases.