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Moncloa
Sumar cruzó ayer una línea dentro del Gobierno de coalición de la que es complicado regresar. Aunque con la boca muy pequeña, el socio minoritario del Ejecutivo pidió la dimisión de la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, por lo que consideran una patente falta de acción ante la crisis que vive el sector. A pesar de que en los últimos meses las tensiones han crecido dentro del Consejo de Ministros, se trata de la primera vez que la facción liderada por Yolanda Díaz pide la dimisión de alguien del ala socialista del Gobierno.
La decisión de dar ese paso ahonda aún más la intención de Sumar de buscar un perfil propio dentro del Gobierno. Desde hace semanas, Díaz y los suyos intentan que se vea cómo son ellos los que tiran del PSOE en medidas sociales o contra la corrupción. Pero ahora han pasado directamente a desacreditar a un ministro, para así evitar que los problemas que tiene el Ejecutivo con este asunto no termine de lastrar a Sumar también.
Verónica Martínez, portavoz de Sumar en el Congreso, dijo ayer en la sala de ruedas de prensa que "en materia de vivienda, necesitamos medidas serias, innovadoras y valientes" y que, si la ministra no está por la labor, debería "dejar paso a quien sí está dispuesto a hacerlo". Cuando se le preguntó directamente si se estaba pidiendo la dimisión, se limitó a responder que tanto a su partido como a la ciudadanía "se nos ha acabado la paciencia" con la ministra.
Este gesto viene justo una semana después de que Yolanda Díaz presentase su propio plan de vivienda con medidas que van más allá de lo que el PSOE quiere abordar, con la intervención del mercado. Díaz presentó el plan que podría ser aprobado vía real decreto, sin la necesidad del Congreso, y lo hizo dos días antes de que la propia Rodríguez presentara su plan de vivienda en la Cámara Baja. Verónica Martínez también ridiculizó este plan de Rodríguez, asegurando que se limitaba a crear "un teléfono de la esperanza", en referencia al número de teléfono que la ministra anunció la semana pasada para atender consultas ciudadanas en materia de vivienda.
Ayer por la tarde, para evitar que la polémica fuera a más, Yolanda Díaz no quiso hablar de la petición de dimisión. Pero tampoco desacreditó a Martínez ni respaldó a Rodríguez. Es más, insistió en la presión sobre el PSOE y pidió que, "por el bien del país", los socialistas se abriesen a negociar ese decreto presentado por Sumar la semana pasada, para poder llevarlo al Consejo de Ministros.
La petición del socio pequeño de la coalición dio alas al PP, que se quiso apuntar a la polémica. Su vicesecretario de Hacienda, Juan Bravo, publicó en la red social X que, "sin que sirva de precedente, Sumar tiene razón" y aprovechó para pedir la dimisión del máximo responsable de la crisis de vivienda: Pedro Sánchez.
A pesar del evidente choque, en el ala socialista del Ejecutivo han intentado rebajar las tensiones. La propia Rodríguez dijo en el Senado que "los grupos tienen que hacer su trabajo para llamar la atención", encasillando la estrategia en una mera intención de captar titulares. La portavoz, Pilar Alegría, también intentó quitar hierro en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros y defendió la labor que está haciendo el Gobierno para paliar la crisis.
Sin embargo, a nadie se le escapa que la relación entre los dos socios de coalición está cada vez más desgastada. En el PSOE no confían en que Yolanda Díaz sea capaz de aglutinar bajo sus siglas a todo el espacio a su izquierda, algo que necesitan de cara a las próximas elecciones si quieren tener opciones de revalidar un Gobierno como el actual. En Sumar, sin embargo, se resisten a dar esta batalla por perdida y buscan reivindicarse constantemente. Ya se vio durante el debate sobre la corrupción en el PSOE, donde se congratularon porque los socialistas incluyeran sus medidas, y también durante el debate político en torno a Palestina y la flotilla.
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