Crónica

Colas para ver a la «fashionaria» Yolanda al ritmo de «Girl on fire»

Pese a que Madrid estaba vacía por vacaciones, le marcó «un triple» a Podemos en la cancha en la que jugaba Sánchez

Presentacion de la candidatura de Yolanda Díaz con Sumar. @ Gonzalo Pérez Mata
Presentacion de la candidatura de Yolanda Díaz con Sumar. GONZALO PEREZ MATAFotógrafos

Nunca un mote, que buscaba ser peyorativo, acabó convirtiéndose en un eslogan. Fue el periodista Federico Jiménez Losantos el que en uno de sus editoriales radiofónicos bautizó con el apellido de «fashionaria» a la vicepresidenta Yolanda Díaz, por sus elegantes estilismos. Un «insulto» al que el equipo de Sumar ha sabido sacarle provecho y lo ha acabado vendiendo como un detalle muy positivo. A la entrada del primer mitin electoral de la ministra gallega, el equipo de voluntarios de la plataforma repartía este curioso merchandising. Pegatinas con la cara de Díaz con el nombre de «la fashionaria», unas con el logo de Sumar y otro papel con un código QR que te redireccionaba directamente a la página web de la formación desde donde se pueden hacer donaciones económicas para sufragar el proyecto. Las pegatinas volaron al instante, aunque desde la organización prometen volver a reponerlas tras el éxito obtenido.

No fue el único sobrenombre que la vicepresidenta se llevó a casa. Antes de su intervención, Díaz fue designada por la escritora nicaragüense Gioconda Belli como la «cuidadana», en relación a una de las frases que más repite Díaz cuando surge algún incendio en la coalición. «Voy a cuidar y mimar la coalición». Otro más, «portadora de sueños», porque Díaz siempre habla en sus actos de «hacer valer» los sueños de la gente.

La puesta de largo de Díaz lleva calentándose varios días en redes sociales. Bajo el hashtag de #Yovoy2A, políticos, activistas y ciudadanos confirmaban su asistencia al pabellón de Magariños en Madrid. Cuando los periodistas llegaban sobre las diez de la mañana (después de otra larga jornada con Podemos, el sábado, con la reunión del órgano de decisión política donde aprobaron la decisión de plantar a Díaz), los simpatizantes y curiosos llevaban horas haciendo cola. Y eso que la apertura de puertas estaba prevista para las 11:30. Una marea humana que daba la vuelta al polideportivo, a pesar de que el calendario podía correr en contra.

Era domingo de Ramos, inicio de la Semana Santa y las carreteras llevan colapsadas desde el viernes. No importó y allí acabó cumpliéndose la «entrada triunfal» de Díaz, si se permite el paralelismo con el momento bíblico. Así, acabó aclamada por casi 7.000 personas sin palmas de olivo pero con aplausos. Como en otros actos de su gira, hasta 2.000 personas se quedaron fuera, según datos de la organización. Otros 2.000 tuvieron que seguirlo en un pabellón aledaño al principal, donde instalaron una pantalla para seguir el acto en streaming y 3.000 tuvieron línea directa con la líder de Sumar en el pabellón donde el Club Estudiantes, y hasta el propio Pedro Sánchez, juega al baloncesto, pues estudió en el mismo colegio, el Ramiro de Maetzu. Se puede entender así que Sánchez cedió a Yolanda Díaz el balón para marcar «un triple» a Podemos (broma que la prensa repetía a la espera de la confirmación del anuncio, que llegó al final del discurso de Díaz, nueve meses después desde que anunciara su proceso de escucha: «Quiero ser la primera presidenta de España»). Una frase con la que cerraba su primer mitin y al que la gente la proclamaba bajo el grito de «presidenta, presidenta». Quien no se quedó sin su invitación fue el periodista Jorge Javier Vázquez, que acudió. No desveló, sin embargo, si Díaz le ha convencido y cambiará su voto (PSOE) en diciembre.

Pegatina 'La Fashionaria' repartida en el acto de Yolanda Díaz y Sumar.
Pegatina 'La Fashionaria' repartida en el acto de Yolanda Díaz y Sumar.Twitter

Como colofón, la vicepresidenta volvió a elegir la canción de «Girl on fire» de Alicia Keys para despedir a sus afines. Fue la misma con la que cerró su primer acto en Madrid, el pasado 8 de julio en el Matadero. Al terminar la puesta de largo, el foso fue difícil de desalojar, pero los voluntarios uniformados con un chaleco rosa color sumar –unos 50– lo consiguieron y festejaron su trabajo con una foto al grito de «presidenta». Ahora, se retiran, a la espera de nuevos actos, ya como una opción política real.