Navarra
Cuatro alcaldías de UPN con 60.000 habitantes, en peligro por los pactos PSOE-Bildu
Los cuatro municipios suman un 10% de la población navarra: Otegi solo necesitaría los votos de los socialistas para desbancar al partido constitucionalista
Hasta el pasado miércoles, el PSOE tenía como línea roja entregar alcaldías y gobiernos autonómicos a Bildu, un partido heredero de Batasuna que sigue sin condenar los asesinatos de ETA e incorporó en sus listas en las elecciones municipales de mayo a condenados de la banda terrorista por delitos de sangre. Sin embargo, en contra de sus propias promesas, los socialistas van a entregar la alcaldía de Pamplona a Bildu para quitarle la vara de mando a Cristina Ibarrola (UPN): un paso inédito y un paso que puede acabar extendiéndose a más municipios importantes de Navarra. De hecho, hay cuatro localidades grandes en las que los socialistas y la izquierda abertzale podrían usar la misma fórmula para desbancar a la derecha constitucionalista: Valle de Egüés, Barañáin, Estella y Sangüesa. Entre las cuatro localidades suman 60.191 habitantes, casi un 10% de la población de toda Navarra.
En Valle de Egüés (21.795 habitantes), Barañáin (19.537) y Estella (13.977) gobierna UPN, mientras que en Sangüesa (4.882) hay un partido independiente de la órbita de UPN. Las cuatro localidades son también plazas muy simbólicas porque se encuentran en el «top25» de municipios más poblados de Navarra (hay 272, en total) y en UPN temen que se repliquen los pactos entre el PSN y Bildu pese a que los socialistas lo nieguen: también negaban hasta hace nada que se pudiera dar el escenario que se ha dado en Pamplona y ha acabado ocurriendo.
El PSOE, abonado a los «cambios de opinión», se ha vuelto muy imprevisible en sus pactos y las promesas de Pedro Sánchez parecen ir quedando todas en papel mojado, desmentidas por sus propias acciones. En este sentido, está por ver si el pacto en Pamplona se limita tan solo al «pago oculto» del PSOE a Bildu por su apoyo a la investidura de Sánchez o forma parte de un plan estratégico a más largo plazo para ir «normalizando» los acuerdos entre ambas formaciones en Navarra y el País Vasco. Lo cierto es que ahí el PSOE tendrá que medir también la respuesta del PNV, que también es determinante para la gobernabilidad de España.
También puede encontrarse una explicación electoral al movimiento de Sánchez: el PSN ha sido incapaz de rentabilizar los últimos cuatro años de gobierno en Navarra y ha perdido votos tanto en las municipales (casi 4.000 votos) como en las autonómicas (8.000 votos) celebradas en mayo, mientras Bildu ha crecido ligeramente. Los socialistas navarros también pueden interpretar que su sangría electoral tiene origen en el empuje del partido de Arnaldo Otegi y, como reacción, apuestan por un mayor acercamiento. En todo caso, está por ver qué consecuencias tiene este pacto de los socialistas con Bildu en las próximas elecciones vascas porque puede acabar ahuyentando a una bolsa de electores que tengan intención de coger la papeleta del PSN pensando en evitar que gobierne la izquierda abertzale.
Está por ver también qué continuidad tiene en Navarra el acuerdo entre PSN y Bildu. De entrada, se podría replicar en cuatro municipios: el más poblado de ellos es Valle de Egüés, donde hay 21 concejales y UPN venció logrando seis. Igual que en Pamplona, Bildu quedó en segundo lugar con cuatro ediles y podría cosechar el apoyo del PSN, GBai y Podemos para desalojar a UPN de la alcaldía.
Además del Valle de Egüés, se encuentran en la misma circunstancia Barañáin y Estella: en el primer municipio hay 17 concejales a repartir y Bildu y PSN quedaron como segunda y tercera fuerza y entre ambas suman 10, por lo que también podrían arrebatar la alcaldía al vencedor de las elecciones, que es UPN; y, en el segundo municipio hay también 17 ediles en el Pleno y Bildu y PSN pueden sumar mayoría, junto a GBai y Podemos, para quitarle la vara de mando a UPN. En Estella, UPN y PP se quedaron a un edil de sumar mayoría absoluta.
En Sangüesa, venció la Agrupación Independiente de Sangüesa, un partido de la órbita de UPN: logró ganar con el 47% de los votos, pero se quedó a un concejal de la mayoría absoluta. Bildu quedó en segundo puesto con el 39% de los votos, mientras que el PSN acabó tercero: si los socialistas unen sus fuerzas a la izquierda abertzale, pueden arrebatarle también la alcaldía a un partido constitucionalista.
En el cómputo global, Bildu volvió a ser el partido que mayor número de alcaldías cosechó tras las elecciones de mayo (39), mientras UPN se quedó con más de una veintena. De esta manera, la maniobra del PSN va a contribuir a reforzar todavía más a la izquierda abertzale, que sigue creciendo en Navarra y el País Vasco gracias al protagonismo que ha logrado con sus acuerdos en el Congreso. En paralelo, los socialistas siguen sin levantar cabeza en Navarra y está por ver qué respuesta electoral consiguen en el País Vasco: si el PSE logra reeditar el éxito de las generales, cuando ganaron a PNV y Bildu, Sánchez podrá reivindicar que es un premio a su estrategia de ir «normalizando» gradualmente sus relaciones con el partido de Otegi. Si no lo logra, será un fiasco.
Lo que sí parece evidente es que Navarra se ha convertido en el laboratorio de Sánchez y en el «preludio» de las cesiones que están por venir. De esta manera, el Ayuntamiento de Pamplona puede acabar siendo la punta de lanza de más mociones de censuras en el resto de localidades donde sea posible el acuerdo PSOE-Bildu y, sobre todo, la lupa está puesta en las elecciones vascas. Cabe recordar cómo en Navarra fue donde Sánchez más tajante se mostró en contra de pactar con Bildu (la famosa entrevista en Navarra Televisión en la que negó hasta cinco veces la posibilidad de acuerdos con los de Otegi) y, finalmente, ha sido el primer lugar en el que lo ha hecho para que, en 2019, pudiera gobernar María Chivite. A posteriori han venido los acuerdos en el Congreso entre Bildu y el Gobierno. Solo queda el País Vasco.
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