Opinión

En el PP o te declaras huérfano o vives en el más absoluto celibato

Y aun así, no te libras de protagonizar un Gran Hermano

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, interviene en el acto institucional de entrega de los Reconocimientos 8 de Marzo, este viernes.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, interviene en el acto institucional de entrega de los Reconocimientos 8 de Marzo, este viernes. Borja Sanchez-TrilloAgencia EFE

Todos tenemos una vida pública, una privada y una secreta, pero cuando el afectado es del Partido Popular, no hay privado ni secreto, toda su vida es pública. ¿Por qué? No se sabe. Es más, cuando se trata de la presidenta de la Comunidad de Madrid y los datos dependen de la administración estatal, Sánchez, Montero y Bolaños ponen en marcha focos, cámaras y micrófonos que ya quisieran tener los productores de Gran Hermano.

Si la pareja de Ayuso hubiese conseguido una cátedra, sin ostentar la condición de catedrático y si, además, una vez conseguida la cátedra, esa Universidad hubiera recibido fondos públicos, el Watergate de Nixon, hubiera sido una broma.

Si el novio de Ayuso se hubiera reunido con empresarios de una empresa que posteriormente hubiese sido rescatada por el gobierno, estando en esa reunión el cabecilla de la trama Koldo, el escándalo hubiese sido mayúsculo, mucho más que el de la FIFA.

Si la prensa francesa dejara caer que la pareja de Ayuso hubiera sido una figura clave en el cambio de postura de España con Marruecos, no se crearía una comisión de investigación, se crearían varias comisiones de investigación. Si el padre de Ayuso hubiese retirado 2,5 millones de euros de su empresa de plásticos y hubiese regularizado las finanzas de sus compañías en el Registro Mercantil, después de dos años sin hacerlo, el rodea al PP, el rodea la Asamblea serían constantes. Si el suegro de Ayuso fuese el propietario de las saunas gais Adán y Azul, el movimiento feminista no tendría los pies doloridos de tanto manifestarse y pisar la calle, los tendría en carne viva.

En el PP o te declaras huérfano o vives en el más absoluto celibato y, aun así, no te libras de protagonizar un Gran Hermano, aunque su familia no toque dinero público.