Opinión

Desesperación

Es posible que estemos ante un presidente con tanto miedo a que la verdad se sepa, que sea capaz de atribuir a la derecha la maquinación de un complo

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a su mujer, Begoña Gómez, en un acto de campaña por el 9J. A 05 de junio de 2024, en Benalmádena, Málaga (Andalucía, España). El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha participado en un acto de campaña por el 9J junto a la cabeza de lista del PSOE al Parlamento Europeo y vicepresidenta tercera del Gobierno, Teresa Ribera, y el secretario general del PSOE-A, Juan Espadas, en el Reci...
Pedro Sánchez y Teresa Ribera participan en un acto de campaña por el 9J en Benalmádena, MálagaÁlex ZeaEuropa Press

No veo, ni nadie en su sano juicio ve, a Feijóo dirigiéndose al Tribunal Superior de Justicia de Madrid para que no impida, como exige la fiscalía, la investigación a Begoña Gómez sobre tráfico de influencias y corrupción. Tampoco veo, ni nadie en su sano juicio ve, a Feijóo llamando al juez para decirle: «Es el momento de citar a declarar a la esposa de Pedro Sánchez»; el juez le conteste: «¿Te viene bien que sea citada para el día 5 de julio?»; «Sí, siempre y cuando lo anuncies hoy».

No lo veo porque, en primer lugar, Alberto Núñez Feijóo es un señor (con todas las letras), y, en segundo lugar, un demócrata que conoce y respeta la división de poderes. Hay que estar muy desesperado, y Pedro Sánchez lo está, para lanzar esas acusaciones contra el Partido Popular y contra su líder Feijóo. Es posible que, como dice Tomas Fuller, «la desesperación infunda valor al cobarde», y estemos ante un presidente de Gobierno tan cobarde, con tanto miedo a que la verdad se sepa, que sea capaz de atribuir a la derecha la maquinación de un complot para tapar el comportamiento nada ético y cero estético de su mujer.

Llevamos un mandato de desesperaciones, la desesperación de no ganar, la desesperación de pactar con quienes no pactaría ni muerto, la desesperación de aprobar aquello que tildó de inconstitucional, la desesperación de los siete votos de Puigdemont, la desesperación de Koldo y José Luis Ábalos y la desesperación judicial de su mujer.

Albert Camus dijo que el hábito de la desesperación es peor que la desesperación misma. Me da igual lo desesperado que se encuentre el presidente, que para estar esperanzado ya cuenta con Tezanos y el CIS a medida, lo que no soporto es que plantee las elecciones europeas como un plebiscito hacia la honorabilidad de su mujer.