Elecciones generales

El PP, la peor marca de la historia

Génova vivió ayer una noche angustiosa al perder más de la mitad de los escaños que tenía aunque evita el «sorpasso» de Ciudadanos. La cercanía de municipales y autonómicas sirve para mantener el tipo.

Casado, con Suárez Illana y Teodoro García Egea, comparecen ayer en Génova tras conocer los resultados. Foto: Alberto R. Roldán
Casado, con Suárez Illana y Teodoro García Egea, comparecen ayer en Génova tras conocer los resultados. Foto: Alberto R. Roldánlarazon

Génova vivió ayer una noche angustiosa al perder más de la mitad de los escaños que tenía aunque evita el «sorpasso» de Ciudadanos. La cercanía de municipales y autonómicas sirve para mantener el tipo.

El PP vivió ayer una angustiosa noche electoral. Funeral en Génova. Fracasó en el que era su objetivo vital de esta campaña para sobrevivir con dignidad, convencer al electorado del centro derecha sobre los riesgos de no optar por el voto útil a sus siglas, por decepcionados y enfadados que estuvieran con las políticas del pasado, porque no sería posible echar a Pedro Sánchez del Gobierno. El fracaso fue total y el resultado el anunciado. El PP pierde más de la mitad de los escaños que tenía. La evolución electoral lo dice todo. En 2011, el PP consiguió 10.830.693 votos, el 44,62 por ciento. En junio de 2016, se quedó en 7.906.185 papeletas, y el 33,03 por ciento del electorado. Ayer, se quedó en los 4 millones de votos y el 17 por ciento de votos. A menos de un punto de Ciudadanos. «Un desastre», era la reflexión que se escuchaba anoche en el PP.

El peor resultado de su historia. Pablo Casado podrá decir que ha evitado por la mínima el sorpaso de Ciudadanos, al que apuntaban algunos de los sondeos de la etapa final de Mariano Rajoy, pero no hay colchón que pueda amortiguar el golpe que se da el que seguirá siendo el principal partido de la oposición. Con el problema añadido de que esta debacle afectará de manera decisiva al ánimo y a la imagen con el que la organización política afrontará las elecciones que se celebran dentro de un mes y que pueden cambiar el panorama municipal de color de manera radical.

«Estábamos entre la espada y la pared. Poco más se podía hacer». Así lo vendían anoche en Génova. Con el argumento de que a Pablo Casado no se le podía pedir más «con los bueyes» con los que han tenido que trabajar. Por supuesto, aunque en público no se traslade de esta manera, el origen del problema se sitúa «en la herencia de Rajoy». Por su gestión del desafío independentista, su política económica y su falta de pulso político. El «marianismo» no ha traído hasta aquí y esto «no se arregla en menos de un año», argumentan. El poco tiempo con el que ha contado el líder para afrontar unas aelecciones muy complicadas en las que la competencia en las urnas venía de un lado y del otro, es uno de los argumentos que utilizaban en Génova para intentar explicar un resultado que deja en el peor dato de su historia al PP.

Este razonamiento, y la proximidad de las autonómicas, servirán a Casado para aguantar el tirón ante el resultado. Anoche confirmaban que en ningún caso se les pasa por la cabeza dar un paso al lado, y que su intención es seguir al frente del PP, liderando la oposición, y con la aspiración de ser el candidato en unas nuevas elecciones generales. Pero empieza un nuevo partido y la profunda reflexión que está obligado a afrontar el PP tendrá sin duda consecuencias en los próximos meses. Una reflexión sobre el liderazgo y sobre la estrategia.