El desafío independentista

ERC y JxCat se retan a un adelanto electoral

Los republicanos apuestan por las urnas mientras los neoconvergentes tienen ahora un escenario más propicio para convocar elecciones.

Quim Torra, a las puertas del TSJC, ayer, acompañado por su mujer, Carola Miró; y sus abogados, Gonzalo Boye e Isabel Elbal
Quim Torra, a las puertas del TSJC, ayer, acompañado por su mujer, Carola Miró; y sus abogados, Gonzalo Boye e Isabel Elballarazon

Los republicanos apuestan por las urnas mientras los neoconvergentes tienen ahora un escenario más propicio para convocar elecciones.

Quim Torra ha enterrado prácticamente toda posibilidad de esquivar las consecuencias penales tras el juicio de ayer. El presidente de la Generalitat se autoinculpó y asumió que había desobedecido las órdenes de la Junta Electoral Central al no retirar los lazos amarillos de los edificios públicos durante el periodo electoral, una circunstancia que allana aún más el camino hacia las elecciones catalanas, en el horizonte desde hace tiempo. La cuenta atrás hacia los comicios ha abierto una nueva pugna entre JxCat y ERC, que han asumido que la legislatura está agotada –en condiciones normales debería de terminar en diciembre de 2021– y ahora miden los tiempos para encarar las urnas con las mejores perspectivas posibles.

Por el momento, dos circunstancias pueden empujar a Cataluña a unas elecciones. Por un lado y, hasta ahora el escenario más previsible, es que Torra sea inhabilitado y el vicepresidente económico, Pere Aragonès, tome el timón de la Generalitat provisionalmente –no podría estar más de 10 días en el cargo por Ley– y se convoquen comicios. Por otro, que Torra se anticipe a su presumible condena –prevista para verano, teniendo en cuenta que recurrirá al Tribunal Supremo después del fallo del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña– y active por iniciativa propia las elecciones.

Esta posibilidad apenas tenía margen semanas atrás, pero ahora puede empezar a abrirse hueco por interés de JxCat. Los neoconvergentes se habían mostrado siempre muy resistentes a un avance electoral –porque las encuestas siempre han sido poco favorables–, pero el impulso que ha dado el 10-N al partido de Carles Puigdemont, que ha mejorado sus resultados con respecto a abril mientras ERC ha retrocedido, puede alimentar sus esperanzas de remontada. En JxCat, de momento, contemporizan, se muestran prudentes y evitan mirar lejos a pesar de que las perspectivas son cada vez mejores.

Sin embargo, ahora ya no descartan de manera rotunda el adelanto electoral. El calendario en los próximos meses, en este sentido, es muy propicio, teniendo en cuenta que la sentencia del «procés», muy reciente todavía, ha creado un clima beneficioso para las opciones más radicales –de hecho, el 10-N se ha podido constatar que el electorado independentista ha basculado hacia formaciones que abanderan la confrontación, con un crecimiento de JxCat y la CUP, en detrimento de ERC–. En esa línea, JxCat, además de tener mayor capacidad para capitalizar la indignación que ha causado el fallo del «procés», también tiene dos citas que le pueden espolear y reforzar esa tendencia al alza: por un lado, el juicio de ayer a Torra, que tiene todavía, como mínimo, dos capítulos más –la sentencia del TSJC, probablemente en unas semanas, y el recurso en el TS, meses más tarde–; y la vista oral de Puigdemont en Bruselas –16 de diciembre–, donde se dirimirá si es extraditado a España, algo que, en función del resultado, puede convertirse en un nuevo golpe de efecto para JxCat. También está por ver si el Tribunal de Justicia de la Unión Europea resuelve que Oriol Junqueras o Carles Puigdemont tienen inmunidad al ser elegidos eurodiputados –en ese extremo, Puigdemont podría regresar a España como eurodiputado sin ser detenido–.

En este sentido, en ERC inquieta que la resolución de la orden de extradición de Puigdemont pueda catapultarle. De hecho, el ex president podría ser candidato mientras no sea condenado ni eurodiputado. No así Torra, que una vez sea condenado ya no podrá aspirar a la presidencia de la Generalitat. Si bien, el repertorio de candidatos alternativos neoconvergentes es amplio: en función de cuando se convoquen las elecciones, Artur Mas podría quedar rehabilitado –a partir del 23 de febrero–, mientras que la carta de Laura Borràs, que ha conseguido vencer a las malas encuestas en las elecciones generales, también se contempla. En todo caso, más allá de esa amenaza y a pesar del susto de las elecciones generales, en las filas republicanas no temen a un adelanto electoral y lo acogen con optimismo.

Bien es cierto que solo Torra tiene facultad para convocar elecciones y, por tanto, JxCat dispone más margen para marcar el paso hacia las urnas. Si bien, ERC tiene también sus cartas, entre las cuales están los presupuestos de la Generalitat –parece que enfilan su aprobación, tras dos años de prórroga, pero si no lograran la luz verde abocaría a elecciones– y la inhabilitación del presidente del gobierno catalán. De ser inhabilitado, Aragonès asumiría la presidencia de la Generalitat mientras se busca un candidato alternativo de JxCat, que requeriría de los apoyos de la CUP.