Política

País Vasco

ETA hará un comunicado con su «hoja de ruta» tras la visita de los «verificadores»

La Razón
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Los autoproclamados «verificadores» del alto el fuego de ETA y de su posible desarme, cuya cabeza visible es Ram Manikkalingam, anunciarán hoy una «hoja de ruta» para que, de acuerdo con la experiencia acumulada en otros trabajos (remunerados) similares, la banda proceda a destruir y entregar sus arsenales, siempre bajo la supervisión de estos «conflictólogos». Según se ha avanzado, no se tratará de una rueda de prensa sino de una declaración sin preguntas, lo que hace pensar que sea una comparecencia más publicitaria y posibilista que algo relevante.

Expertos antiterroristas, consultados por LA RAZÓN, han señalado que no hay datos que permitan asegurar que Ram Manikkalingam y los suyos hayan tenido en los últimos meses contactos directos con los cabecillas de la banda, entre otras razones por las medidas de seguridad que mantienen estos individuos.

De haberse producido contactos, habrían sido indirectos, con lo que ello conlleva de posible manipulación de los que hacen de mensajeros entre unos y otros.

Las citadas fuentes señalan que lo más probable, y que de alguna manera podría estar ya previsto, es que, una vez que los «conflictólogos» hagan pública la citada «hoja de ruta», la banda emitirá un comunicado en el que, subrayan, tampoco está garantizado que vayan a aceptar todo el contenido de la misma.

La visita de los «verificadores- conflictólogos» está impulsada, bajo cuerda, por el Gobierno vasco y el PNV, que les presta infraestructura y ayuda económica. Todo ello está derivado del último comunicado de la banda en el que anunciaba que en breve iba a realizar «aportaciones al proceso», sin precisar su contenido.

Lo de la supuesta «paz» en el País Vasco es algo que quieren patrimonializar los nacionalistas a costa de la propia banda terrorista y la «izquierda abertzale». No se trata de una auténtica paz ni un desarme real, ya que la voluntad de ETA, según manifestó la portavoz de los presos, Soledad Iparraguirre, «Anboto», en la entrevista publicada días pasados en «Gara», quedó clara: si no se les concede la independencia y sólo una salida progresiva de los presos, están dispuestos a «volver a llenar las cárceles» hasta conseguir sus objetivos. Da igual, lo importante es quién se apunta el supuesto «tanto».

Los expertos llaman la atención sobre esta situación, ya que ETA no es amiga de que nadie le quite el protagonismo, sobre todo ahora que se ha hecho con la dirección y el control del «proceso» dentro de la llamada «izquierda abertzale». La presencia de los «conflictólogos» en el País Vasco, propiciada por el Gobierno vasco y el PNV (no por ETA y su entramado) ha generado numerosos rumores y todo tipo de teorías y expectativas. Reconocen, sin embargo, que al tratarse de un asunto en que están los terroristas de por medio no se puede descartar ninguna hipótesis sobre lo que pueda ocurrir hoy. Si los pistoleros han considerado que les conviene a sus intereses, podrían permitir que los «verificadores» protagonicen algún hecho efectista, sea en texto o en imágenes.

Los citados expertos llaman la atención sobre el hecho de que ETA, en su último comunicado, del pasado día 8, valoraba muy positivamente la creación de una Comisión de Seguimiento de las recomendaciones que los conflictólogos internacionales realizaron a finales de mayo de 2013 (el llamado «Foro Social»), la declaración del colectivo de sus presos (EPPK), de finales de diciembre de 2013; la comparecencia pública de los reclusos excarcelados como consecuencia de la derogación de la «doctrina Parot», y la manifestación desarrollada en Bilbao, el 11 de enero, a favor de los reclusos de la banda criminal, con presencia del PNV. Ni una palabra de los «verificadores» de Ram Manikkalingam.

ETA, para los que piensen que lo que puedan anunciar hoy los «verificadores» será algo definitivo y suponga una moderación en sus hasta ahora posiciones intransigentes, dejaba claro que «el Estado español no tiene otra oferta que la amenaza y la violencia para responder a la voluntad de la ciudadanía vasca».

Era en este contexto en el que la banda decía que ella, y no terceros, ofrecería en breve plazo «aportaciones importantes para alimentar el proceso», que, en cualquier caso, condicionaba a «participar en las conversaciones o negociaciones que se puedan organizar con el objetivo de alcanzar la resolución y la paz». En esas conversaciones, según las citadas fuentes, no parecía incluir al Gobierno español, a la que los terroristas han renunciado ante la convicción de que el Ejecutivo de Rajoy no va a negociar con ellos en ningún momento.

Por eso decía que había adoptado medidas unilaterales, cuyo anuncio no parece que se vaya a confiar a los «verificadores». Lo cierto es que ETA está manejando todo este asunto con una lentitud deliberada, creando expectativas, con un afán de protagonismo permanente y, sobre todo, para dejar claro quién es el que ejerce la «dirección política del proceso». El hecho de que se permita calificar la actuación de unos y otros y de que señale los objetivos que se deben seguir es una prueba de ello.