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Oposición

Feijóo fortalece alianzas con el poder económico

La alternativa a la moción de censura: corrosión prolongada con presión en el Congreso, marcar agenda de medios y mítines

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo Álex ZeaEUROPAPRESS

Alberto Núñez Feijóo volvió a negarse ayer a aceptar el reto del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de que presente una moción de censura. Y las razones son las mismas que viene utilizando desde hace meses: solo serviría para reforzar al jefe del Ejecutivo.

El Partido Popular es consciente de que hay una mayoría de sus votantes que coinciden en exigir que se busquen salidas, pero insisten en que hoy sería un balón de oxígeno para el sanchismo igual que lo fue en su día la que presentó Vox.

Génova cree que Sánchez ha elegido un final agónico y que la secretaría colegiada para limpiar el área de Organización tiene ese formato porque no se fían unos de los otros. Pero que no haya moción de censura no quiere decir que el presidente del PP vaya a quedarse parado. Al contrario. Alberto Núñez Feijóo está multiplicando los contactos con empresarios y otros agentes sociales para reforzar vínculos y generar una red de seguridad ante la posibilidad de que se produzca un cambio de gobierno. El presidente del PP mantendrá también la ofensiva política en las instituciones, si bien no tiene previsto nuevas convocatorias en la calle hasta el próximo otoño. La militancia de los populares desespera al ver que el presidente del Gobierno no solo se mueve de Moncloa, sino que sigue con la cantinela de culpar de todo al PP y a Vox, pese a los «golpes» que está recibiendo. Sin moción de censura, y mientras Sánchez trata de sobrevivir haciéndose un Rajoy, el PP abundará en la estrategia de pedir comparecencias y presionar en el Congreso. Feijóo ya ha solicitado un pleno monográfico. Esto lo reforzarán con su actual plan para marcar la agenda en medios y mítines. La presión sobre los socios es un mantra, pero, en realidad, de escaso recorrido en tanto que estos concedan más importancia a lo que pierden que a lo que ganan.

A Feijóo no le queda más remedio que jugar una partida de desgaste, con un fuerte discurso y limitado en las herramientas parlamentarias. En ese sentido, también aprovechará la narrativa del «escándalo institucional» para alimentar su relato entre votantes, sin apostar por acciones suicidas como la moción de censura fallida, que podría favorecer a Pedro Sánchez. El portavoz del PP, Borja Sémper, compareció ayer, justo después de la rueda de prensa de Sánchez, para reclamar una vez más la disolución de las Cortes Generales. «Insulta a la inteligencia de los españoles». Sobre la estrategia del presidente del Gobierno, refirió que Sánchez ha optado por una agonía lenta, pero que será más dolorosa».

Bajo la sensación generalizada de que el Gobierno y el PP libran su combate final de esta Legislatura, Génova afeó a Sánchez que se haya mostrado ajeno y despectivo ante lo que sucede en la calle. «La única salida es dar la voz a los españoles».

La dirección popular continúa advirtiendo de que todavía queda mucha información por salir y que lo que conocemos es la punta del iceberg. Este temor también existe en el núcleo duro del presidente, donde decae esa confianza unánime que hasta ahora acompañaba a Sánchez.

Al PP no le ha pillado tan de sorpresa la decisión del presidente del Gobierno de escenificar que una vez más se aplica su «manual de resistencia» porque es la que le permite ganar más tiempo. Y de eso es de lo que se trata, de ganar tiempo mientras «el suelo se derrumba a su alrededor». Es la misma estrategia que ya utilizó en la crisis previa a las últimas elecciones generales, recuerdan en el principal partido de la oposición.

Feijóo observa con una tranquilidad asombrosa los movimientos del presidente del Gobierno. Quienes están más cerca de él dan a entender que el jefe de la oposición maneja claves que explican esta tranquilidad.

Sería fruto de que sabe por dónde le pueden venir algunos próximos golpes policiales y judiciales al presidente del Gobierno y que esto asienta su convencimiento de que el declive de Sánchez ha entrado en un proceso del que no hay marcha atrás.

«Hay que dejarle que se cueza en su propia salsa. Lo que se le viene encima acabará abrasándole, a sus socios y a él», apostillan en la dirección del PP.