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Opinión

Fuera de control

Ábalos se ha estado tragando sapos y no quiere reprimirse más

José Luis Ábalos, en su escaño del Congreso EUROPAPRESS

El momento pánico parece instalando en la bancada del Gobierno. El problema es que la situación está fuera de control. Los disgustos se le multiplican a Sánchez de tal manera que ya no sabe por dónde van a venir. Koldo, Ábalos, Cerdán, García Ortiz, Begoña, Leire, Otegi, y lo que pueda salir. Si se hubiera ido del Gobierno el día en que se retiró a meditar, se habría evitado más de la mitad de los casos que ahora le atosigan. Koldo y Ábalos han aguantado, pero parece que no quieren morderse la lengua más. Koldo dijo en su día que él «había hecho algunos trabajitos para el presidente». Seguro que, entre ellos, el de llevarle como chófer a una reunión con Otegi. Sería para la moción de censura o para garantizarse a futuro el apoyo del ex militante de la banda asesina. Si Koldo dice tener pruebas, es que las tiene, por mucho que Pedro diga que es mentira. La carrera de las mentiras ha empezado. También la de los nervios. Ábalos no quiere entrar en la cárcel, y ya veremos qué le dice hoy al juez. De momento le ha mandado un mensaje a Yolanda, después de que ésta la emprendiera contra «todos los golfos que han robado». Dándose por aludido, el exministro le dijo a la vice que «usted nos debería aclarar si la vivienda asignada para los ministros, ministras, y sus familias, puede ser usada por otras personas sin derecho a ello». Torpedo de grueso calibre que deja un aroma de sospechas sobre la lideresa de Sumar. Deberá aclarar a qué se refiere su excompañero de Gabinete. Ábalos se ha estado tragando sapos y no quiere reprimirse más. Si canta, como Aldama, la Fiscalía le beneficiará por colaborar con la Justicia. Tal vez sea eso mejor que la esperanza de un indulto o la rehabilitación por parte del TC. Si Sánchez cae, y acabará cayendo, no habrá indulto ni socorro del Punpifo. En esa tesitura es casi mejor colaborar con Luzón, evitar la prisión preventiva y ganarse una rebaja importante para los 24 años de cárcel que ahora parecen insalvables. Igual que Koldo. El navarro tiene la sensación de ser la parte más débil de la cuerda, que el partido le ha abandonado y que Sánchez le ha traicionado. Ergo igual ha llegado el momento de modificar su estrategia.

Horas de tensión, nervios, incertidumbre y sucesos inexplicables, como el asalto en la sede de nuestros compañeros de «The Objective», robando el ordenador del director.

Es lamentable ver cómo el presidente del Gobierno insiste sostener una situación que cada vez está más descontrolada. Sin apoyo parlamentario, sin presupuestos, sin leyes que aprobar, asediado cada día por un nuevo escándalo y sometiendo al país a una tensión frentista imperdonable. Ahora con esta campaña golpista contra la Justicia por la condena al fiscal general del Estado. La culpa de lo ocurrido en este caso es de Álvaro García Ortiz, que nunca debió aceptar una presión que le llevara a vulnerar la ley, como presumimos que dice el fallo que hizo. Pero Sánchez es el promotor de una guerra de insultos y pedradas que traslada al exterior la peor imagen de España.

Cuando no se dan las circunstancias para gobernar, lo que procede es apagar la luz y convocar elecciones anticipadas. Si no lo hace es porque teme que, perdiendo el poder, pueda acabar el mismo en los tribunales, como su familia, su fiscal y sus principales colaboradores. Solo que cada día que pasa es peor. Son más los casos y más abultados los delitos. La huida hacia adelante nunca fue buena solución.