ETA

Lo que ETA no pudo destruir

Lo que ETA no pudo destruir
Lo que ETA no pudo destruirlarazon

Se ha cumplido el decimoséptimo aniversario del asesinato a manos de ETA de Alberto Jiménez Becerril y Ascensión García Ortiz. Tras su muerte, la madre de Alberto se ocupó los tres niños pequeños que quedaron huérfanos. Juntos lograron salir adelante.

El 30 de enero de 1998, el matrimonio formado por Alberto Jiménez Becerril y Ascensión García Ortiz fue asesinado por la banda terrorista ETA cuando volvían de cenar con unos amigos. Les dispararon por la espalda, en una céntrica calle sevillana. Cada terrorista llevaba una pistola y, como se supo posteriormente en el juicio, acordaron que uno de ellos dispararía contra el edil y el otro contra su mujer para evitar que sus gritos alertaran al vecindario. Dejaron huérfanos a tres niños pequeños.

Su hermana Teresa Jiménez Becerril, hoy eurodiputada del PP recuerda que su hermano era un “crack” en lo laboral y en lo personal. “Muy brillante desde niño, muy inteligente, guapo tela, y con un don de gente enorme”. Tenía un genio con toque anárquico y su horóscopo era Leo “sin duda, un líder”. Su hermana no recuerda qué quería ser de pequeño, eso sí, el deporte no era lo suyo, se le daban mejor los libros, la conversación, tratar gente. “Apuntaba ya maneras a lo que sería después”.

Alberto estudió en Los Jesuitas en Sevilla y una vez, cuando él ya estaba fuera del colegio, se encontró a un Padre jesuita de su época de estudiante y le preguntó: "Hombre Alberto, que alegría verte. ¿Sigues siendo tan polémico?” Y Alberto respondió: "Si padre, pero ahora me pagan". Ese era Alberto. Entró en AP con 17 años y se pasaba el día trabajando para el partido y para la gente, descuidando algo sus estudios de Derecho, que sacó sin problemas, porque le sobraba capacidad.

“Desde chico, hay mil anécdotas de él”, recuerda Jiménez Becerril y aún su madre se pasa el día diciendo eso de: “Las cosas de Alberto..."Todos lo querían, tenía esa cercanía que sólo los grandes tienen. No le gustaba levantarse temprano, pero trabajaba hasta entrada la madrugada. Y a veces eso le creaba problemas, porque él no entendía que le impusieran nada. Una vez hubo alguien que le recrimino: ¡anda que horas” por llegar a las 10 al Ayuntamiento y el concejal sevillano le contestó entonces: "Mira, lo que yo hago en un día tú no eres capaz de hacerlo en una semana”. Pero aunque lo parezca, "no había un punto de arrogancia en él", cuenta su hermana. Soledad Becerril, de la que el era su teniente alcalde, siempre alababa su “espíritu conciliador”.

Dicen que entró en política para ayudar a los sevillanos, a los que sirvió hasta que lo asesinaron, como concejal de sanidad, de Hacienda o alcalde de Triana. Conoció a su mujer, Ascen, en la Universidad y se hicieron novios en un viaje universitario. “No se despegaban nunca el uno del otro. Se adoraban”, destaca Teresa Jiménez Becerril.

Teresa vivía en Italia cuando asesinaron a su hermano. Aún no olvida el sonido de ese “maldito teléfono”, así es como se enteró, de madrugada. “No lo creí, no quieres creerlo y me fui a Sevilla, corriendo, con una niña de un año en brazos y sin parar de temblar. Ahora le pido a Dios que si no me libra de los males, al menos intente evitarme esas tragedias en plena noche, ante las que uno no es capaz de reaccionar. Creo que desde entonces no soporto llamadas, ni de colegios, ni de familia, que no empiecen, por "todo bien". Me inquieta ese lapsus de tiempo en el que no sé lo que me van a decir”.

Fue la madre de Teresa quien se hizo cargo de los hijos del matrimonio asesinado: Ascen, Alberto y Clara de 4, 7 y 8 años. Ella sola. “Mi padre murió joven y no vio lo de Alberto. Nosotros dividimos la vida en antes y después de "lo de Alberto y Ascen". Fue su madre quien crió a los niños ayudada por su hija Teresa. “Ascen vivió conmigo y fue al cole en Italia un tiempo. Alberto, durante más de 8 veranos hacía cursos de fútbol en los Alpes, al lado de donde yo vivía, Turín. Y Clara también estaba mucho”.

Fue su madre la que desde el primer día no tuvo tiempo “ni para llorar”, tenía que “preparar los colocaos y arreglar armarios”. Se volcó en lo que sus hijos llaman “el sentido práctico de la vida”.

“Mi madre tiene mucha casta”. Tuvo que tirar para adelante, no había lugar para el dolor, donde tres chiquillos te miraban con los ojos abiertos. A Dios gracias, Alberto y Ascen se los dejaban mucho a mi madre y estaban allí, donde los niños quisieron y eligieron estar. Y gracias a Dios funcionó. Son tres personas maravillosas que estudian y que son felices. ETA hizo mucho daño, pero ése, el de acabar con la vida de todos nosotros no, ese gusto no se lo hemos dado a estos...

En casa han tratado de borrar el recuerdo de cómo acontecieron los hechos, porque se juntó más de una tragedia. Los pequeños era como si hubieran hecho también un pacto de cuidarse mutuamente y no solían hablar de ese día. El pequeño Alberto, pidió esconder un periódico que en su portada llevaba un atentado años después “para que su abuela no sufriera”. A quien más le costó todo fue a la niña mayor, muy unida al concejal del PP, su padre.

Teresa Jiménez Becerril nunca pensó entrar en política. Periodista, le encanta escribir, y es lo que hace a parte de su trabajo. Recuerda que su hermano solía pedirle le firmara cosas del partido, y ella le decía: "Que me dejes, que a mí la política no me interesa". Él solía replicarle: "No digas tonterías niña, la política es la vida, como no te va a interesar", y “llevaba razón”. Hoy para ella la política es “la vida” y defender la causa de las víctimas del terrorismo “mi misión”.

Ni la familia ni los hijos del matrimonio Jiménez Becerril no han vuelto a pasar “ni de lejos” por el lugar donde fueron asesinados, pero los 30 de enero tienen que ir a la ofrenda floral. “Es durísimo, yo no logro entrar porque desde allí se ve su casa y me parece escuchar la risa de mi hermano y lo pasos de los hijos de Satanás que lo mataron, a él y a Ascen”. Mi madre no ha ido jamás, mi sobrina Ascen tampoco”.

Este año la Fundación Alberto Jiménez- Becerril, que ahora ella preside, ha otorgado el Premio a Dignidad y Justicia, a Dani Portero, por su gran labor en la denuncia de los delitos terroristas y esclarecimiento de los crímenes sin resolver. “Comparto sus ideas, tenemos el mismo objetivo”, destaca.

Cree que el verdadero olvido hacia las víctimas del terrorismo se lo llevaron las de los años 80 e incluso parte de los 90. Con el asesinato de Miguel Ángel y el de Alberto y Ascen, las cosas cambiaron. “Nosotros siempre nos hemos sentido amparados. Aunque ha habido momentos duros y los seguirá habiendo. Para nosotros es muy difícil compartir decisiones que no entendemos”.

Ante el nuevo distanciamiento que parece haber entre las víctimas, Jiménez Becerril destaca que “es necesaria la unidad”, porque en lo fundamental “estamos de acuerdo: memoria, dignidad y justicia”: Luego habrá diferencias en cómo cada persona lleva su camino de dolor, “pero sigo creyendo que lo que nos une es más que lo que nos separa”. Asegura que nunca estaría en un partido que traicione a las víctimas. “El partido en el que estoy es en el que mi hermano trabajó desde niño, creo que desde arriba dirá , ¡Jo Tere, que recorrido has hecho!. Creo que estaría orgulloso. El PP, o al menos en mi caso, siempre me ha tratado con mucho respeto y mi libertad está intacta, eso es lo mas importante”.

Pero como a todos hay cosas que no le han gustado. “La doctrina Parot no debió llegar hasta ese final” y considera que habría que haber cambiado el Código Penal, cosa que nunca permitió el Partido Socialista, los mismos que ha día de hoy de hoy ven con malos ojos la condena perpetua revisable. “Yo hice en Europa lo que estaba en mi mano, que era poco. Pero comprendo la frustración de las víctimas. Yo sentiría lo mismo y la siento por ellas”.

No entiende por qué tantas veces las decisiones judiciales dan la espalda a las victimas. “La ley es igual para todos, pero que no beneficie sin sentido a terroristas y criminales. Eso no responde a la idea de justicia que tenemos la mayoría de las personas de bien. Afortunadamente el Supremo lo ha enmendado”.

Becerril, ve lamentable que ahora, el alcalde de San Sebastián, de Bildu acuse al PP de recibir a tiros a los inmigrantes. “¡Se ve que este regidor esta muy familiarizado con los tiros! Es una vergüenza, se tiene que retractar. La Guardia Civil salva vidas a diario, que vaya a la frontera y luego hable”.

Dice que una posible alianza entre Bildu y Podemos no tiene que preocuparle a ella sino a los de Podemos. “No creo que los españoles entiendan ese acercamiento con los cómplices de ETA y quienes los amparan. Yo no me sentiría cómoda votando a Podemos junto con un alcalde de Bildu que por ejemplo no hace mucho permitió en su pueblo de Navarra homenajear al asesino de Alberto y Ascen, llegando a brindar con champán. Malos compañeros de viaje para Podemos, pero ellos sabrán. Yo donde quiero a Bildu es fuera de las instituciones y pactando con su pasado”, destaca. .

Ahora, Jiménez Becerril es eurodiputada en el Parlamento miembro de la comisión de Libertades civiles, Justicia e Interior. También en la Derechos Humanos, Igualdad y Desarrollo y cooperación. Dice que debe ser porque le han visto cara de “currante”. En su comisión los temas de Interior, de terrorismo, de delitos son muy importantes y destaca que ha hecho dos leyes sobre protección de derechos y apoyo de las víctimas de delitos; terrorismo, crimen organizado, etc. Además de haber impulsado la EPO, orden europea de protección de víctimas.

Ahora, en la eurocámara ha vuelto a la mesa el tema del terrorismo y protección de los ciudadanos tras los atentados de París, “pero en cuanto pase la onda emocional, veremos”, destaca. Asegura que hay mucha “hipocresía” en la partidos de izquierda. En su día rechazaron el PNR (listados de pasajeros), socialistas incluidos. “Nosotros lo votamos a favor pero no lo conseguimos. Ahora esperamos que sean mas responsable, los ciudadanos necesitan sentirse protegidos, la seguridad no está reñida con la libertad”. Ve correcto el pacto antiterrorista entre PP y PSOE y se pregunta “¿cuándo se van a enterar de que la seguridad no es de derechas ni de izquierdas?

Jiménez Becerril también cuenta como miembro del PP andaluz. Dice que Susana Díaz sólo piensa en sus intereses personales. “Lo ve un niño, es el juego de la silla”. Como andaluza siente tristeza de comprobar el saqueo de su región durante años, la desidia y la falta de reacción de quienes puede cambiarlo, los andaluces, pero es cuestión de tiempo. Por eso, confía en la Juanma Moreno, “en su saber, en su voluntad de cambiar y en su dedicación a su tierra Andalucía” y “puede contar conmigo” para hacer llegar sus ideas y proyectos para que Andalucía sea importante en España y en Europa.