Los pescadores creen que la llegada de la «Westminster» añade tensión

«Ya se le ve», anunciaba con alegría un gibraltareño en perfecto inglés. Con puntualidad británica, a las 9:00 horas, aparecía la lejana silueta de la fragata «HMS Westminster», que llegó pocos minutos después al puerto militar de Gibraltar en plena escalada de tensión diplomática entre España y Reino Unido para realizar maniobras rutinarias. Llevado al interior del puerto por dos remolcadores, una de las joyas de la Royal Navy hacía su entrada en el Peñón cinco días después de partir desde la base naval de Portsmouth. Y lo hacía pasando del todo desapercibida. Apenas unos cuantos curiosos que paseaban a su perro, montaban en bicicleta o se bajaban del autobús se acercaron a ver al buque en la zona alta del Peñón, atraídos por las cámaras de televisión y los flashes de los fotógrafos. «Esto es lo de siempre, de toda la vida», explicaba una vecina de la colonia. Cuando el Ministerio de Defensa británico anunció la llegada de los tres buques de guerra a Gibraltar aseguró que «la Royal Navy siempre era bienvenida». Pero nada de eso ocurrió ayer. Ni rastro de parafernalia patriótica. Si acaso alguna que otra bandera británica más colgada en las ventanas sumada a las muchas que habitualmente decoran los edificios. Y es que tan sólo una decena de personas se acercaron a la zona de residencia de los militares para recibir a la fragata. Y por supuesto, menos aún a los dos barcos auxiliares que la seguían. Los pescadores de La Línea, por su parte, consideran que la llegada de la fragata en estos momentos sólo aumenta la tensión que ya existe en la zona.