Encuesta NC Report
Más de 400.000 votos socialistas para Yolanda Díaz
Solo la inclusión de Podemos permitiría a Sumar tener un potencial de voto superior al de Vox
El conglomerado de la izquierda a la izquierda del PSOE (exceptuando a EH Bildu, ERC y BNG) se reordena. Los tres grandes protagonistas de las elecciones de 2019, Podemos, Izquierda Unida y Errejón cambian de socios. Por un lado Podemos ve cómo sus confluencias en Cataluña y Galicia se le alejan y se acercan a Yolanda Díaz. Por otra, ahora debe competir en todas las demás circunscripciones con su anterior aliado, Izquierda Unida. Circunstancia que no se daba en las anteriores elecciones generales en donde la coalición de Podemos (y sus confluencias) e Izquierda Unida era prácticamente la única lista realmente de la izquierda en cada circunscripción. Con la excepción de un puñado de provincias en donde se presentaban Errejón y sus socios (Más País, Compromís, Més, CHA y Equo).
Es este escenario de enfrentamiento en todas las circunscripciones el que hace que la suma actual de las izquierdas radicales pase de 3,7 a 4,1 millones de votos y sin embargo en escaños obtenga menos, de 32 a 34, frente a los 38 de 2019. Díaz podría aspirar 28/30 escaños y Belarra a 3/5 diputados. La ley d´Hondt es implacable.
El éxito de la candidatura de Sumar, es decir, superar a Vox, solo tendrá lugar dando cabida a Podemos. Belarra cuenta con la lealtad de 1,2 millones de votos de la antigua alianza Unidas Podemos, mientras que el amplio abanico de Díaz suma 2.9. Respectivamente tienen el 5,1% y el 11,8% del voto nacional. Mientras que Vox alcanza en la actualidad los 3,4 millones de votantes y el 13,8% del voto.
Solo la inclusión de Podemos permitiría a Sumar tener un potencial de voto, teórico, del 16,9%, y sería solo entonces superior al de Vox, y por lo tanto se redibujaría el mapa de reparto de escaños dificultando que la suma de escaños de PP y Vox llegara a los 176 escaños para la mayoría absoluta.
Esta OPA hostil lanzada contra UP también tiene repercusiones en el PSOE, que ve cómo 458.000 de sus votantes, el 6,6% de su base electoral se pasa al proyecto de Díaz. Dejando al Partido Socialista en la situación más precaria de toda la legislatura, en el 21,9% del voto.
El PSOE venía meses bajando su expectativa de voto por dos razones, la primera la migración de 665.000 votantes al PP y la segunda la desmovilización de 562.000 de sus electores que se unían a la abstención, que representan el 9,8% y el 8,3%, respectivamente de los votos que obtuvo en 2019. Por lo tanto el PSOE pierde ahora de modo significativo votos a su izquierda y a su derecha lo que reduce su expectativa de escaños a 89/91. El experimento auspiciado temerariamente por el PSOE de reforzar a Díaz tiene sus consecuencias. La podemización del PSOE ha llegado a tal extremo que el electorado socialista valora de forma semejante a Sánchez y a Díaz: 6,5 y 6,2, respectivamente.
La suma de diputados de PSOE, Díaz y Belarra oscilaría ahora entre los 120/126, frente a los 158 que tuvo en 2019.
Otro efecto que ha tenido la escenificación de Magariños del 2 de abril es una cierta movilización del votante de la izquierda, la participación se incrementa en 0,5 puntos porcentuales desde marzo, dato positivo, pero que no está a la altura de las expectativas de Sumar. Sólo una única lista de la izquierda a la izquierda del PSOE podría aspirar a 50 diputados y ser tercera fuerza política nacional. Pero en demoscopia sumar siglas no es siempre igual a la adición de cada marca por separado. Entran en juego factores como rechazo o negativa a votar a una coalición por la inclusión de determinada fuerza. Habría que cuantificar cuántos votantes dispuestos a votar a Díaz dejarían de hacerlo si incorpora a su proyecto a Podemos.
Pero de momento Díaz debe conformarse con obtener representación en dieciocho circunscripciones provinciales, mientras que Vox consigue escaños en veinticuatro.
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