El personaje

Nicolás Redondo: Un ejemplo de coraje

El exsecretario general del Partido Socialista de Euskadi

Redondo Terreros
Nicolás Redondo TerrerosIlustraciónPlatón

Su expulsión ha sido fulminante y no deja de ser irónica. A pesar de las declaraciones de María Jesús Montero –«En el PSOE quien se mueve sí sale en la foto»–, en un claro dardo a la frase pronunciada en su día por Alfonso Guerra, lo cierto es que Nicolás Redondo Terreros ha sido víctima de una humillante censura que revela los métodos cesaristas y autocráticos de dirigir el partido bajo el «sanchismo». El que fuera histórico dirigente vasco, ejemplo de coraje en la lucha contra ETA en los años duros del plomo y las pistolas, hijo de otro referente político y sindical como fue su padre, Nicolás Redondo Urbieta, había sido muy crítico en los últimos meses contra Pedro Sánchez, la amnistía y la «inmoralidad» de ceder a las exigencias del prófugo Carles Puigdemont y gobernar con el apoyo de separatistas y bildu-etarras, herederos de una banda terrorista a la que él tanto combatió. Acusar a Redondo Terreros de «reiterado menosprecio» a las siglas del partido es una falacia, dado que como bien han denunciado otros dirigentes de la «vieja guardia», el PSOE es hoy una formación intolerante, cerrada a toda crítica, despótica con cualquier disidente bajo el yugo caudillista de Pedro Sánchez.

Dicen que el anuncio de su expulsión se aceleró al llegarle un «soplo» a la dirección de Ferraz sobre el almuerzo que mantenía Nicolás con el ex presidente José María Aznar y el también histórico socialista fulminado por sus duras críticas al «sanchismo» Joaquín Leguina. Las furias del gran líder se desataron y el comunicado de Ferraz fue inminente, así como la cascada de reacciones. La más contundente la de Felipe González, quien recordó la huelga general que el padre de Terreros, entonces secretario general de UGT, le montó a propósito de las pensiones. «Con una huelga general y jamás se me ocurrió echarle del partido», afirmo el ex presidente socialista. Otros como Alfonso Guerra, Ramón Jáuregui, Joaquín Almunia o Juan José Laborda, advierten sobre la «deriva peligrosa» en la que se encuentra el PSOE, rehén de un fugitivo de la Justicia, separatistas y filo-etarras para que Pedro Sánchez mantenga el poder a toda costa. «El partido se desangra por sus raíces», opinan estos dirigentes que ven una situación de ruptura constitucional. Rotundo fue también Joaquín Leguina, al denunciar la «cacicada» contra Nicolás y reconocer que había votado a Alberto Núñez Feijóo «porque estoy a favor de la Constitución».

Lamentable fue la reacción de Patxi López, en su estilo más brusco, tosco y tabernario. Cabe recordar que Nicolás Redondo Terreros y Patxi López crecieron juntos, casi como hermanos.

Ambos eran hijos de los dos históricos dirigentes sindicales de UGT en el País Vasco, Nicolás Redondo Urbieta y Eduardo López Albizu, «Lalo», en los años duros del terrorismo etarra. Redondo Terreros sucedió a Ramón Jaúregui en la secretaría general del Partido Socialista de Euskadi- Euskadiko Ezkerra (PSE-EE) entre 1997 y 2002. Al acabar su mandato sería el propio Patxi López quien asumiera el puesto. Pero ahora, el actual portavoz del grupo socialista en el Congreso parece haber olvidado por completo tantos años de compañerismo y amistad, subyugado por el poder omnímodo de Pedro Sánchez. Ni una palabra hacia con quien tantas cosas compartió en Euskadi. El poder y la obediencia al gran líder hacen que la memoria tenga las patas muy cortas.

Hijo de Nicolás Redondo Urbieta, histórico y veterano secretario general de la UGT, y nieto de otro dirigente socialista en el País Vasco, Nicolás Redondo Blanco, nació en Portugalete (Vizcaya) y a los ocho años se trasladó con su hermana pequeña, Idoia, a Las Hurdes donde su padre había sido desterrado. De regreso a Euskadi estudió Derecho en la Universidad de Deusto y se afilió a las Juventudes Socialistas en 1975. Toda su carrera política estuvo vinculada al País Vasco, dónde plantó cara al terrorismo etarra y a las veleidades nacionalistas del PNV. Redondo Terreros era muy crítico en los últimos tiempos con la deriva del PSOE bajo el «sanchismo», en especial con sus pactos con EH Bildu, herederos de aquella Herri Batasuna que él tanto combatió y defensores de los crímenes de ETA que segaron muchas vidas de socialistas en el País Vasco. En 2021 ya fue expedientado, junto a Joaquín Leguina, bajo la acusación de haber pedido el voto para Isabel Díaz Ayuso, pero más tarde la causa fue archivada ante las alegaciones presentadas por Redondo. No así la de Leguina, cuya expulsión siguió adelante.

Ahora, Nicolás no tiene ninguna intención de recurrir la humillante decisión y se va con la tristeza de dejar atrás cuarenta años de militancia en el partido que le vio nacer. Con él se cierra también una saga de históricos socialistas, pues su padre fue quien dio un paso atrás en el Congreso socialista de Suresnes, en París, que permitió la llegada a la dirección del PSOE del clan de los «sevillanos», liderados por Felipe González y Alfonso Guerra, que lo llevarían a sus mayores cotas de poder en octubre de 1982, con una histórica mayoría absoluta. Hoy, la nueva generación de «sanchistas» no admiten una sola crítica, ni una voz discordante. En efecto, tras haber sido un referente ético y político, Nicolás Redondo Terreros se aleja ya de la foto y deja un partido, también en frase de Alfonso Guerra, que no lo conoce «ni la madre que lo parió».