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Jorge Vilches

¿PP pagafantas?

La ocasión nunca ha sido tan propicia para que muestre su madurez el partido de la derecha. No va a tener otra igual

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen Mariscal EFE

El PP tiene una oportunidad para conseguir dos triunfos a cambio de apoyar a Sánchez en el aumento del gasto militar que exige Europa. Uno sería lograr un pacto de Estado en alguna materia sensible a la que se ha negado Sánchez hasta ahora. Estaría bien congelar las estructuras de Estado concedidas a Cataluña, o conseguir una ley de independencia judicial. Otro éxito, derivado del anterior, sería resquebrajar la coalición Frankenstein mostrando la inconveniencia del «muro» contra media España.

Si el PP consigue un buen acuerdo con Sánchez, introducirá una cuña en este Gobierno disfuncional, que tiene elementos favorables a Putin. En este sentido, resulta inapropiado que estén en el Consejo de Ministros y en conocimiento de secretos de Estado aquellos que no son partidarios de las decisiones imperiosas de Europa. Si es cierta la amenaza de una extensión de la guerra a otros territorios, no deberían estar en el Gobierno quienes creen que Rusia tiene razón en la agresión a Ucrania, o que habría que salir de la OTAN y echar a EE UU de España.

Es ahora cuando es evidente el ridículo de haber formado una mayoría y un Gobierno con semejantes socios, que son impresentables en Europa, y solo admisibles en el circo del Grupo de Puebla. Yolanda Díaz, Belarra, Montero, Mónica García y compañía son las Greta Thunberg de la política. Sus grupos no sirven para la resolución de los grandes problemas de Estado. Escucharlos es como ver un programa de «Informe Semanal» de los 80. No solo no han aprendido nada, tampoco quieren saber.

Estas incompetencias y contradicciones deberían ser aprovechadas por el PP para hacer un servicio a España y a Europa usando algo tan legítimo como su victoria electoral en 2023. Los populares de Feijóo pueden demostrar que no son tan pánfilos como para tragar con la apelación al «sentido de Estado», y que pueden hacer algo más que vídeos con IA para desmontar el «sanchismo».

La ocasión nunca ha sido tan propicia para que muestre su madurez el partido de la derecha. No va a tener otra igual. El mundo está cambiando a una enorme velocidad a golpe de la diplomacia de la fuerza. Trump y Putin han hecho una pinza sobre Europa, tanto militar como económica. Ahora da igual lo que ocurrió en el pasado, y si el Estado de Bienestar se forjó bajo el paraguas militar norteamericano. Lo importante es estar a la altura ahora para el futuro. Y eso pasa por la independencia militar europea.

La inversión es inevitable, tanto como la unidad de los gobiernos y de los grandes partidos continentales, incluido el PP, que es la filial española del Partido Popular Europeo. Sánchez no puede dejar fuera a Feijóo. No lo entenderían Macron, Starmer, Von der Leyen, el alemán Friedrich Merz, o la danesa Frederiksen, que está dispuesta a enviar soldados a Ucrania. Este paso es una política de Estado, y el PP es imprescindible. Pero es Sánchez, y el apoyo no puede ser gratis. Si el discurso para convencer al PP es la responsabilidad con la nación y los compromisos europeos, ese mismo argumento es válido para cualquier medida que asegure la independencia del poder judicial, por ejemplo, o la igualdad entre españoles aunque vivan en territorios diferentes.

En caso contrario, si el PP es un pagafantas asumiendo el papel que Sánchez quiera darle, habrá perdido una baza importante para reflotar la democracia española, y para consolidarse como alternativa creíble y deseable. Está bien contratar a gurús de las campañas electorales que diseñan guiones para las redes sociales, pero es el momento de personas con una perspectiva más larga y profunda, que vayan más allá de rascar un porcentaje en una circunscripción. Un partido con sentido de Estado no debería olvidar que también se ganan las elecciones haciendo cosas para el país y Europa de las que sentirse orgulloso.