Pedro Sánchez

Pedro Sánchez: "Los independentistas son conscientes de su fracaso. Lo reconocen en privado"

Presenta hoy la campaña del PSOE en un ambiente marcado por la escalada de tensión en Cataluña. Responsabiliza al soberanismo de provocar «desgracia y dolor» y pide que condene la violencia. Deja claro que el entendimiento con Rivera «es imposible» y avisa a Iglesias de que «un gobierno no es una asamblea».

Fotos: Alberto R. Roldán
Fotos: Alberto R. RoldánlarazonLa Razon

Responsabiliza al soberanismo de provocar «desgracia y dolor» y pide que condene la violencia. Deja claro que el entendimiento con Rivera «es imposible» y avisa a Iglesias de que «un gobierno no es una asamblea».

Pedro Sánchez se lanza desde hoy a la carretera con el objetivo de conseguir el próximo 10-N una mayoría solvente que, esta vez sí, le permita gobernar. Concibe el día después de los comicios como la «hora de la verdad», en la que habrá que decidir entre «más bloqueo o un gobierno progresista».

–¿Qué responsabilidad por la repetición electoral corresponde al PSOE?

–Se ha producido un bloqueo que ha impedido que la fuerza ganadora de las elecciones pudiera formar gobierno. Todo el mundo recuerda lo que dijeron los medios nacionales e internacionales la noche del 28 de abril: victoria del PSOE. Fue muy rotunda. Hasta el punto de que entre el segundo y el tercer partido sumaban los mismos escaños que los socialistas. Creo que ya no es momento de reproches ni de continuar con el cruce de acusaciones. Lo que importa es mirar hacia adelante y decidir si España puede seguir bloqueada o si por fin cuenta con un gobierno estable y coherente. Es así de simple.

–¿Quería el PSOE ir a nuevas elecciones?

–Sería absurdo que quien gana las elecciones apostara por una repetición electoral. Tratamos de formar un gobierno. Es verdad que teníamos un límite: no nos servía un gobierno para un par de meses, un gobierno que superara la investidura y que saltara por los aires al poco tiempo no bastaba. Queríamos formar un gobierno para una legislatura, un gobierno estable y coherente, un gobierno para gobernar y hacer frente a los desafíos que tenemos como país. Lamentablemente, no fue posible. Todos sabemos lo que pasó: seguimos en el bloqueo. Y ahora hay que decidir entre seguir prolongando el bloqueo o ponernos manos a la obra y dar respuesta a los grandes retos que tenemos como país. Me refiero al reto de la emergencia climática, me refiero al reto de la revolución tecnológica; al reto de la igualdad de las mujeres; a la lucha contra la desigualdad social. Y, también, al reto de situar una España cohesionada en cabeza de una Europa.

–Ha señalado que «no dormiría por las noches» si Podemos estuviera en el Gobierno ¿Fue un error, entonces, proponer la coalición?

–Permítanme que les precise. Dije que si hubiera cedido a lo que exigía Unidas Podemos ni yo, ni el 95% de los españoles, dormiría por las noches. Es un modo coloquial de decir que sus exigencias eran incompatibles con el gobierno coherente y estable que necesita España en mi opinión. No cedí a su pretensión de gestionar determinados departamentos para los que no tenían cualificación y no cedí a su demanda de formar una especie de gobierno doble que hubiera nacido condenado al fracaso. Llegué en la flexibilidad al límite de lo que consideraba compatible con un gobierno coherente.

–Si Podemos la hubiera aceptado en julio, ¿tendríamos hoy un gobierno «a cualquier precio»?

–Tal y como les he dicho, llevé la flexibilidad hasta el límite que creía compatible con la necesidad que tiene España de contar con un gobierno coherente y estable. Ir más allá hubiera significado saltarme mis convicciones.

–¿Es tan mala su relación con Iglesias como aparenta? ¿Y con Rivera y Casado?

–Yo me esfuerzo por mantener unas relaciones correctas con los tres dirigentes que ustedes mencionan. Y también con otros que representan partidos de menor tamaño pero que merecen igual respeto. Es mi obligación, porque la educación y el respeto son esenciales en la convivencia. Procuro no recurrir a la descalificación o el insulto. Procuro acudir a los encuentros que me proponen. Más allá de la buena educación y de la simpatía personal que me despierte cada dirigente yo pienso que representa a muchos miles de españoles que le han votado y debo comportarme como su presidente, no como el jefe de una facción.

No merece la pena, en cualquier caso, perder tiempo en lamentos por una victoria que otros malograron; ni sirve de nada entregarse a los reproches hacia quienes lo impidieron. Nosotros no debemos mirar ni hacia atrás ni a los lados. Debemos mirar al frente porque España necesita respuestas y las necesita ahora.

–Con toda seguridad los votos de Podemos serán necesarios tras el 10-N, dado que el PSOE no conseguirá mayoría absoluta. ¿Es posible reconducir esta mala relación? ¿Se recuperaría la coalición si se suma con Iglesias?

–La repetición electoral ha producido contrariedad a mucha gente, también a nosotros que habíamos ganado, aunque me ha parecido que algunos partidos conservadores parecían contentos de tener otra oportunidad. Pero es verdad que las próximas elecciones se producen en unas condiciones distintas de las del 28 de abril.

Para empezar concurren más ofertas electorales. Pero además los ciudadanos tienen más información. Y lo más importante que saben es que si quieren un gobierno progresista solo hay una papeleta que lo garantice, la del PSOE. Si quieren seguir con el bloqueo tienen donde elegir. Pero si quieren gobierno, conviene que voten gobierno. Por tanto, si la información es mayor y los concurrentes son distintos el resultado puede ser diferente. Y queremos que el apoyo a un gobierno progresista sea más amplio para que no haya bloqueo.

–El equilibrio de fuerzas tras el 10-N puede ser similar, escaño arriba escaño abajo, ¿estaríamos abocados de nuevo al bloqueo si se niega la coalición y la interlocución con Rivera no es posible?

–No considero un nuevo bloqueo ni siquiera como hipótesis de trabajo. En primer lugar, quiero señalar que lo que los españoles votan no son bloques, sino partidos. Son los partidos quienes pueden tener un comportamiento bloquista, no los ciudadanos. Eso no se corresponde con la realidad de nuestro país. Hay mucha gente que mantiene permanentemente su voto a un partido, pero hay gente que cambia de preferencia. De lo contrario no harían falta elecciones periódicamente. Además, siempre he defendido la importancia de acuerdos transversales en temas de interés nacional. ¿Por qué no podemos pactar asuntos de Estado con partidos de diferente orientación?

–¿El PP le sugirió en algún momento abstenerse para no bloquear el gobierno?

–Desgraciadamente no encontré una colaboración de ese tipo para evitar que el voto de los independentistas fuera decisivo.

–¿Es imposible el entendimiento con Rivera mientras siga al frente de Ciudadanos?

–No es una pregunta que yo pueda responder. Todo el mundo sabe que he convocado a los principales líderes para hablar sobre las posibilidades de formar gobierno y el señor Rivera ha sido el único que en repetidas ocasiones ha rechazado los contactos. Solo ha tenido interés en el último minuto y nada más que para la aplicación preventiva del artículo 155 en Cataluña, ignorando las directrices que se establecen en las sentencias del Tribunal Constitucional. Paso por alto los calificativos que nos dedica. Pero, evidentemente, en esas condiciones, es imposible el entendimiento.

–Los cuatro mismos líderes, proyectos y programas se presentan el 10-N. ¿Por qué los españoles tendrían que votar algo diferente?

–Tal como antes les dije, los ciudadanos tienen mucha más información. Por ejemplo, saben que Cs ha formado bloque con la ultraderecha en toda España y ha puesto un cordón sanitario al PSOE, lo que es una rareza entre los liberales europeos. Saben que UP ha vuelto a impedir la formación de un gobierno progresista, lo que también es excepcional en Europa. Y saben que estamos ante una disyuntiva: o se forma un gobierno progresista o seguimos en el bloqueo. Y los problemas de nuestro país, las amenazas del Brexit duro, del enfriamiento económico o del rebrote de la crisis catalana a consecuencia del juicio del «procés», no se va a evaporar. Los españoles pueden sacar las conclusiones por sí mismos.

–¿Qué impacto puede tener para el PSOE la irrupción de Íñigo Errejón en la arena nacional? La división de la derecha favoreció al PSOE el 28-A, ¿tres partidos en la izquierda no comprometerían su posición?

–Es un fenómeno que sigo con respeto y con distancia porque no acostumbro a inmiscuirme en la vida interna de las demás fuerzas políticas. Creo que se está produciendo una recomposición dentro del espacio de lo que fue hace cinco años Podemos y ahora hay una disputa entre dos vectores encabezados por los dos fundadores por imprimir una orientación u otra a ese espacio. No encontrarán ningún reproche por nuestro lado. Haremos una campaña abierta y en positivo. No obstante, insisto en que el escenario poselectoral lo veremos a partir de la noche del 10 de noviembre, y hasta entonces el PSOE se va a centrar en explicar el programa progresista que tiene para España, con el fin de obtener una mayoría suficiente para dar estabilidad a nuestro país.

–En el PSOE asumen que la campaña será difícil y que tendrán que hacer pedagogía. ¿Temen una fuerte desmovilización?

–En absoluto. A veces preguntan qué tienen de particular estas elecciones del 10-N. Bueno, estamos viendo que cada vez hay más ofertas electorales. Esa es la primera diferencia. Y lo curioso es que cuantos más se presentan más evidente se hace algo: solo hay una opción que garantice un gobierno progresista; solo hay una opción que puede romper el bloqueo y garantice estabilidad y seguridad. Avanzar hacia el futuro. Solo una. Todo el mundo lo sabe, aunque muchos no quieren hablar de ello. El 11-N habrá Gobierno socialista o seguiremos en el bloqueo. Ha llegado la hora de la verdad: o gobierno progresista o más bloqueo. Me parece un argumento de mucho peso.

–¿Se esperan cambios en las listas electorales?

–Las listas electorales serán, en lo sustancial, las de abril.

–Si tras el 10-N el PSOE no puede revalidar el Gobierno, ¿se plantearía asumir responsabilidades?

–Yo asumo todo el tiempo responsabilidades. En abril fuimos el partido más votado. Sumábamos los mismos escaños que el segundo y el tercer partido juntos. El segundo tuvo los peores resultados de su historia; el tercero fracasó en su apuesta de «sorpasso»; y UP perdió el 40% de su representación. Y, sin embargo, no fue posible formar gobierno.

–La vieja política se impondrá a la nueva en estas elecciones. ¿Añora el bipartidismo?

–Cada cual tiene derecho a presentarse porque quien decide son los ciudadanos, no quienes nos presentamos. Suyos son los votos y suya es la decisión. Nosotros somos un partido muy veterano, aunque fuimos los más votados por los jóvenes. Hemos visto nacer y desaparecer a muchos partidos. No hace falta que recuerde todas las siglas que nacieron y se fueron por el mismo camino que vinieron: a la nada. A mí, lo que me preocupa es la gobernabilidad de España. Mi única añoranza es el giro social y la estabilidad que demandan todos los españoles. Los partidos políticos tienen en las democracias una doble función: sirven para canalizar la voluntad popular y, a la vez, son un instrumento fundamental para la participación política, es decir, para conformar gobiernos. Yo quiero tantos partidos como quieran los españoles, pero quiero un gobierno estable y coherente. Un Gobierno no es una asamblea de gente que se reúne una vez por semana. Es un equipo que debe llevar las riendas del país y debe tomar decisiones importantes. Y

para eso debe tener una orientación clara.

–Llevó el traslado de los restos de Franco a la ONU, pero en España se le acusa de remover la historia.

–Es una decisión tomada por el Congreso. La dignidad de nuestra democracia lo exigía. No hay ningún país democrático que rinda homenaje a un dictador. Así lo entendió, además de la ONU, el Legislativo, el Ejecutivo y el Tribunal Supremo. Los tres poderes democráticos de nuestro país.

–La sentencia del juicio del «procés» va a suponer una disrupción en la campaña electoral.

–Superaremos esa crisis. No tengo la menor duda. Y de hecho ya estamos viendo cómo se ha reducido el número de seguidores de los postulados independentistas y vemos también cómo son cada vez más los que en ese sector van comprendiendo que la quiebra unilateral de la ley solo produce dolor y frustración.

Los dirigentes independentistas son conscientes de su fracaso y lo reconocen en privado. Dijeron que no iban a volver al Parlamento español y ahí están, se han puesto los primeros en la cola para presentarse a las elecciones. Ahora quieren venir al Parlamento español hasta los más radicales que nunca se habían presentado antes. Los independentistas saben que han naufragado. Son conscientes de su derrota. Están cada vez más solos, completamente aislados en el mundo y divididos. Pero a medida que aumenta su desesperación no hay que excluir nuevos momentos de tensión. Por eso creo que los dirigentes deberían tener el valor de explicar a sus seguidores la verdad. Es un secreto a voces porque lo han declarado incluso ante los tribunales: les engañaron. Les condujeron a un callejón sin salida. Deben reconocer que han hecho retroceder económicamente a Cataluña; la han fracturado socialmente; y solo han producido desgracia y dolor dentro y fuera de sus propias filas. Mientras no se lo digan solo producirán más y más dolor. Y hasta pueden inducir a algunos seguidores incautos por caminos más peligrosos. Es decir: causar más dolor dentro y fuera de sus filas.

–¿Cabe dar marcha atrás?

–Su error ha sido gigantesco. Pero aún están a tiempo de evitar errores aún peores. Deben dejar de inflamar a los jóvenes más impulsivos a los que han engañado y creyeron en sus palabras. Deben distanciarse y condenar cualquier forma de violencia. Deben respetar la actuación de los jueces y de las fuerzas de seguridad. España es una democracia plena; en España no hay presos políticos. Hay ciudadanos procesados por tribunales independientes que aplican leyes aprobadas democráticamente. Y además están recluidos en cárceles administradas por la Generalitat y custodiados por funcionarios de la Generalitat.

–¿Cómo afrontará desde el Gobierno la reacción a la sentencia del «procés»?

–Sea cual sea su contenido, la sentencia demostrará que en España hay separación de poderes y que el juicio se ha desarrollado con todas las garantías. El Partido Socialista defenderá la Constitución democrática sin vacilaciones. Defenderemos sin titubeos la actuación independiente de los jueces. Defenderemos la actuación de las Fuerzas de Seguridad autonómicas y del Estado para asegurar la seguridad y las libertades de todos los catalanes y todos los españoles. Y, en particular, defenderemos la presencia y la actuación de la Guardia Civil.

Esa es una razón más por la que España necesita un gobierno progresista y estable. Progresista para no atizar el conflicto y superarlo mediante el diálogo. Y estable para garantizar con firmeza y sin aspavientos el imperio de las leyes democráticas.

–¿Aplicaría el 155 si la Generalitat vuelve a la desobediencia?

–Nuestro partido no alardea de constitucionalidad ni distribuye certificados de constitucionalidad; pero está identificado en lo más hondo con los valores democráticos de la Constitución. Amamos la Constitución y por eso no queremos apropiárnosla y deseamos compartirla con todos. Defenderemos la Constitución democrática sin vacilaciones, como he dicho.

–¿Es partidario de elecciones en Cataluña?

–Cataluña lleva en una situación de parálisis absoluta durante demasiado tiempo. Se está gobernando con la prórroga de los presupuestos aprobados en 2017, lo que es un verdadero disparate. El Gobierno de la Generalitat está ensimismado en los mismos delirios que nos llevaron al conflicto. Y Ciudadanos, el partido que ganó las elecciones allí, no ha hecho nada, salvo quejarse y pedir la aplicación perpetua del 155.

–¿El eje de la discusión electoral será izquierda-derecha o será la constitucionalidad?

–El eje de la discusión electoral en Cataluña lo deben decidir los partidos catalanes, y en lo que a los socialistas respecta, el PSC. Pero yo creo que hay pocas dudas de lo que Cataluña precisa en este momento: convivencia y un gobierno progresista y estable que se preocupe por las necesidades de los ciudadanos. Hay que hablar de empleo, sanidad, educación, vivienda, transporte... En torno a esto debería discutirse.

–¿Ya tiene un nuevo gobierno en la cabeza?

–El Gobierno que formé en junio de 2018, además de ser el Ejecutivo con más mujeres de toda Europa, está compuesto por profesionales de reconocido prestigio del partido y de la sociedad civil que han realizado una magnífica gestión durante sólo quince meses. Todo a su tiempo. Primero hay que escuchar a los españoles.