Diada

Pinchazo independentista

Pinchazo independentista
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El independentismo pinchó ayer. Lo pudimos ver empíricamente con las mismas imágenes que facilitaba la ANC desde su helicóptero. Si los planos aéreos centrales que

ofrecía la realización de la ANC revelaban ya significativas zonas vacías, imaginemos aquellas zonas que la entidad organizadora no nos mostraba.

La anécdota del día fue la del himno español. Una anécdota con aire de categoría. Un Govern desgastado y triste cantaba a desgana ante el monumento mítico cuando

fue completamente superado por las notas del himno nacional. Buena síntesis del Procés: un proyecto decimonónico finalmente superado por los compases de nuestra democracia constitucional.

Agotado el proyecto, quebrado el relato, desmontado el teatro de la República, al independentismo ya solo le queda fiarlo todo a la carga emocional que acumula y

a las réplicas de la próxima sentencia. Por eso los constitucionalistas tenemos que conjurarnos a mantener una extrema lucidez y serenidad estas próximas semanas, para defender el Estado de Derecho y para ofrecer un proyecto alternativo al ocaso del Procés.

Si acertamos en el tono, si hablamos en clave de inclusividad y de futuro, podemos aprovechar el tsunami anarcoburgués que propone Torre en ocasión para lograr un giro definitivo de la opinión pública.

Ha llegado el momento de llevar a cabo una “segunda normalización” en nuestra tierra. Es hora de hacer normal en todas las instituciones catalanas -empezando por

la escuela- lo que es normal en las calles: nuestras dos lenguas vehiculares, nuestra identidad plural, nuestro compromiso histórico con nuestra tradición y con el proyecto común español.

Ayer vivimos la última Diada del Procés en un clima de despedida. Hay cambio de ciclo. Todo el mundo lo sabe. La clave es quién liderará la nueva etapa. Los constitucionalistas

tenemos la obligación de presentar un programa de futuro que pueda sumar a la mayoría de catalanes.