Premios Princesa de Asturias

Preservar nuestra democracia

El Rey apeló a la importancia de lo logrado por la nación española, en referencia a la democracia

Ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias 2023, presidida por SS.MM. los Reyes Felipe VI y Letizia, con la presencia de SS.AA.RR. la Princesa de Asturias Leonor y la Infanta doña Sofía en el teatro Campoamor de Oviedo. © Alberto R. Roldán / Diario La Razón. 20 10 2023
Ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias 2023, presidida por SS.MM. los Reyes Felipe VI y LetiAlberto R. RoldánFotógrafos

El discurso del Rey tuvo dos puntos políticos muy sólidos, ambos en clave interna, vinculados por el llamamiento a la unidad y a la responsabilidad. Por un lado, habló de la necesidad del consenso en política exterior, aunque sin referirse expresamente a las divergencias internas en el Gobierno de España. Esa unidad es especialmente obligada cuando tenemos dos guerras cercanas. Por otro lado, aludió a la conveniencia de preservar la democracia que proporciona la Constitución, de mantener el consenso entre constitucionalistas, y de no dejarse llevar por quienes quieren erosionar “lo mejor de nuestra historia”.

De fondo, y no menos importante, el Rey dejó clara la presencia de la propia Princesa de Asturias, garante de la continuidad nacional y democrática. Doña Leonor jurará la Constitución el próximo 31 de octubre, día de su 18 cumpleaños, en una sesión plenaria de Congreso y Senado. Veremos si a dicho pleno, y esto no lo dijo el Rey, acuden los socios de Sánchez. De no ser así dejaría en evidencia una investidura con sesgo rupturista.

En la primera cuestión, las guerras, Felipe VI hizo referencia a la “agresión rusa” a Ucrania, pero no mencionó el terrorismo de Hamás sobre Israel, ni el conflicto bélico al que ha dado lugar, quizá para no echar leña al fuego de las discordias gubernamentales. No obstante, recordó la tristeza y la preocupación que nos invade por los conflictos, así como el premio que concedió a Isaac Rabin y Yaser Arafat en 1994 por sus esfuerzos postreros por la paz. El Rey dejó un recado, además, cuando mencionó la necesidad del consenso de cara al orden internacional, aunque sin citar las desavenencias dentro del Gobierno en funciones de Sánchez. Esta delicadeza de Felipe VI es digna de valoración después de las declaraciones irresponsables de dos de las ministras de Podemos llamando “genocida” a Israel.

El Rey apeló también a la importancia de lo logrado por la nación española, en referencia a la democracia y, por tanto, al riesgo de perder lo conseguido. Esto tiene especial relevancia cuando Sánchez está negociando con los golpistas una amnistía de imposible constitucionalidad y un referéndum en Cataluña que negaría el artículo 2º de la Constitución, y, en consecuencia, sería la anulación de la soberanía nacional y de la propia legitimidad del texto constitucional.

La solución, recordó el Rey, está en la unidad, no en la división, lo que quizá era un llamamiento a la unión de los constitucionalistas, y una demostración por la inquietud que genera la alianza del PSOE con los rupturistas. Solo es posible edificar “algo sólido, duradero y permanente”, dijo, que “trascienda y tenga sentido”, con la “colaboración de todos”. Ese “todos” parece un recordatorio de que no se puede cambiar el orden constitucional sin contar con media España. Para mantener los éxitos de nuestra democracia, afirmó Felipe VI, es necesario el consenso, la unión, la solidaridad y el esfuerzo colectivo. De ahí se entiende que el exclusivismo y el repudio a los partidos constitucionalistas no señalan el buen camino.

Con este panorama tuvo palabras para hablar de la princesa Leonor, y del orgullo que a sus padres, y no solo a ellos, les produce su sentido del deber, su entrega y su ilusión por cumplir con su papel. El contraste entre la incertidumbre y el cambio constante de la política partidista, y de la crisis de estos tiempos, la institución de la Monarquía sigue los pasos previstos, mostrando la continuidad a la que está obligada.

El Rey ha aprovechado estos premios, además, para destacar la creación cultural como la esperanza de la Humanidad frente a la barbarie de la guerra. El gusto por la belleza, que es la seña de toda civilización que se precie, estuvo detrás de las palabras de Felipe VI. Ese interés por la cultura es el resultado de la indagación, como escribió Burke, acerca de lo sublime y de lo bello de la vida y del ser humano. Este fue el sentido de los premios fuera de la política.